Aunque ya había podido probar la V85 TT en la presentación a la prensa por parte de Moto Guzzi, tenía muchas ganas de realizar una prueba a fondo, de varios días y en distintos entornos, para comprobar si realmente es una moto para “todo uso”, tal y como la presenta su marca.

Diseño original

Lo de si es tan versátil como se nos dice habrá que verificarlo con el uso, pero lo que sí se aprecia de inmediato es su logrado y evocador diseño. La V85 TT es una moto que no te cansas de mirar, con una línea neoclásica que no tiene rival en estos momentos. Aunar belleza y originalidad en un mismo producto no es fácil, pero los italianos son consumados expertos en eso.

Moto Guzzi la define como una viajera clásica que evoca a los años dorados del París-Dakar, y aunque creo que puede ser un poco exagerado, sí que es cierto que la simplicidad de sus líneas, el guardabarros alto y el doble faro redondo nos acercan al pasado. Es difícil de valorar por ser un criterio subjetivo, pero de lo que no hay duda es que han planteado un diseño diferente a lo que existe actuamente, algo que le ha granjeado no pocos simpatizantes. Y lo es, para empezar, porque no hay otra moto trail en el mercado con un motor de dos cilindros en V que forma también parte de su imagen.

Clásica con tecnología actual

Ese clasicismo “desaparece” cuando empezamos a analizar su equipamiento al detalle, pues está repleta de componentes modernos y de aspecto lujoso que obviamente no eran propios en las monturas dakarianas.

Exhibe iluminación full-LED con luz DRL diurna con la forma del águila de Moto Guzzi y unas botoneras en el manillar que no sólo son un alarde de diseño sino que además tienen un buen funcionamiento, aunque los intermitentes son tan suaves en su accionamiento que con guantes de invierno a veces no se sienten al pulsarlos. La instrumentación es igualmente atractiva y actual, con una pantalla TFT a todo color y que ofrece muy buena visibilidad a pesar de que su tamaño es algo pequeño -incluye conectividad bluetooth con el smartphone-. Es una pena que no se haya aprovechado todo el hueco disponible, en el que se han colocado los testigos luminosos y unas luces que indican del corte de encendido y que a mí particularmente no me han terminado de convencer. Tampoco ha quedado bien rematada la ubicación del clausor de la llave, tan encajonada que incluso es laborioso bloquear la dirección.

Las manetas son regulables en cuatro posiciones, aunque incluso en la posición más cercana sigue siendo insuficiente para los que tenemos las manos pequeñas. El manillar está situado a una buena altura aunque es ancho y obliga a estirar bastante los brazos.

Un apartado que me ha encantado es el de la altura del asiento, incluso con mis 165 cm de altura llego con los dos pies en el suelo. Me parece realmente importante este detalle de encontrar una trail de media cilindrada que no te haga sufrir al subir y bajar de ella, y que te permita echar el pie al suelo con total seguridad.

Destaco igualmente que para rebajar su altura no se ha escatimado en el mullido del asiento, que es bastante amplio y confortable. Las estriberas quedan situadas a buena altura y las rodillas aprovechan el rebaje de un gran depósito de 23 litros de capacidad sin que los cilindros lleguen a molestar lo más mínimo salvo por el calor que desprenden.

Motor y electrónica

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Esa disposición en V de los cilindros es innegociable para Moto Guzzi, que en este caso, además de su componente estético, tiene su importancia desde el punto de vista mecánico. La V85 TT está equipada con un sencillo motor de 853 cc con dos válvulas por cilindro que rinde una potencia de 80 CV a 7.750 rpm, aunque existe un kit de limitación a 47 CV para los usuarios del carnet A2.

Al contar con tres modos de conducción -Carretera, Lluvia y Off-Road- se puede jugar con la forma en la que el motor responde al abrir el acelerador, afectando el modo seleccionado también al control de tracción y al ABS, los cuales quedan deshabilitados en el modo de fuera de carretera.

Para cambiar de modo se hace con el motor en marcha y pulsando el botón de arranque, lo que da un cierto reparo la primera vez. Pero todo lo contrario, funciona a la perfección, es rápido incluso en marcha, y se han “ahorrado” un botón más para la piña.

Otro detalle impropio en su segmento es el del empleo de un sistema de transmisión secundaria por cardán, más limpio y fácil de mantener que la cadena y que me ha sorprendido por sus buenas sensaciones, como ya detallaré más adelante.

La V85 TT en ciudad

La disposición de los cilindros hace que al ponerla en marcha se produzca ese bailoteo tan característico de las “Guzzi”, dando paso al ronroneo que emite su escape, un sonido bronco y muy atrayente. También son evidentes entonces las vibraciones que no nos abandonarán en todo momento. El cambio es suave y preciso, salvo en contadas ocasiones en las que me ha costado encontrar el punto muerto; el embrague me ha parecido tener un tacto duro, algo que no había sentido en la presentación la primera vez que la probé.

El motor empuja muy bien desde abajo con una transición hacia la zona alta del cuentarrevoluciones muy lineal y suave, incluso con el modo carretera activado. Es una moto muy fácil de conducir que sólo muestra cierto titubeo al acelerar bruscamente en la zona de medios con una marcha larga engranada. Pero siendo constante con el acelerador se consigue una conducción muy placentera incluso en el ritmo pesado de la ciudad.

Con tráfico denso su motor te permite que te olvides de él y te centres en el resto de vehículos, en donde saca a relucir igualmente su facilidad para zigzaguear a pesar de su elevado peso. Se comporta como una moto ágil que pasa muy bien entre los coches gracias a la posición elevada del manillar y de los retrovisores.  Donde más incómoda se siente es a la hora de aparcarla, que es cuando más se nota su peso y también el escaso radio de giro, que obliga a prestar atención especialmente a los que somos más bajos.

V85 TT en carretera

Estos dos aspectos no tienen ningún tipo de influencia cuando salimos a la carretera, no así las vibraciones, que se mantienen independientemente del ritmo al que ruedes y que se transfieren a manillar, estriberas y asiento. Los que hayan tenido otras Moto Guzzi apreciarán una mejora en este sentido, incluso los más puristas de la marca de Mandello di Lario se podrían hasta sentir molestos por cierta pérdida de identidad, pero es cierto que una moto diseñada para viajar debe ofrecer lo máximo en confortabilidad y en trayectos largos he apreciado cierto cansancio en el culo y en las manos por este motivo.

Y es una pena, porque el asiento es largo, lo que permite ir cambiando de postura. He echado en falta también una pantalla más alta, o mejor dicho, regulable. En ciudad se agradece esa posición para tener una mejor visión, pero en carretera es totalmente insuficiente incluso para un piloto de talla baja, sobre todo en autopista, que es donde más se aprecia lo expuesto que queda tronco y cabeza.

Una vez que asumimos estos detalles y nos metemos en faena las sensaciones son diferentes. Cómo le gustan las curvas a la V85 TT, qué fácil sale todo. Es tan noble en su funcionamiento que incluso con el asfalto mojado no resulta imprescindible hacer uso del modo Lluvia. Si acaso por contar con un poco más de apoyo electrónico por parte del ABS. Resulta tan amable que en cuanto te quieres dar cuenta tienes el panel de la instrumentación lleno de luces que avisan que te encuentras en la zona más alta del cuentavueltas.

En este sentido ayuda de manera notable su parte ciclo, compuesto por un chasis de tubos de acero junto a unas suspensiones con unos ajustes muy acertados, especialmente en la horquilla, que goza de una gran equilibrio entre firmeza y confortabilidad. En cambio, el tacto del amortiguador no me ha agradado tanto al resultarme un tanto seco. El paso de los kilómetros por carretera de asfalto roto acaba pasando factura porque todos esos baches e irregularidades acaban notándose en la espalda.

Lo que sí que me han gustado mucho son los frenos Brembo, con dos discos delanteros de 320 mm y pinzas de anclaje radial con cuatro pistones. Una combinación que brilla tanto por su mordiente como por su tacto. Transmiten mucha seguridad y no he apreciado sensación de fatiga incluso rodando a buen ritmo en carreteras muy reviradas . Unos trazados donde poner a prueba también su neumáticos Michelin Anakee que permiten bastante más de lo que pueda parecer por su dibujo mixto sin que el ABS tenga que echar horas extras para evitar su deslizamiento.

Pero sin duda, lo que más me ha sorprendido en esta trail es el comportamiento del cardán, el cual transmite unas sensaciones muy parecidas a las que tenemos con una cadena, sin que se produzcan tirones ni brusquedades por más que se lleven a cabo reducciones contundentes. Puedes bajar una, dos o tres marchas de golpe que entre el cardán y el embrague antirrebote la moto se mantendrá estable para afrontar las curvas con total seguridad.

La nota final la redondea al alza el consumo obtenido, con una media en carretera de 5,2 litros por cada 100 km que ha arrojado en el tiempo que la he tenido, lo que supone una autonomía superior a los 400 kilómetros. En ciudad, el consumo ha rondado los 7,5 litros por cada 100 km.

V85 TT en off-road

Como puedes apreciar, en asfalto la V85 TT se maneja como pez en el agua, pero Moto Guzzi la define como moto aventurera y, literalmente, como una “enduro clásica de viaje”, lo que me obligaba a ver qué tal fuera de él. Tenía claro que una enduro no es, ni siquiera es una trail de enfoque campero a pesar de sus ruedas de radios con llanta delantera de 19", el manillar ancho, el guardabarros delantero alto o el generoso protector del motor. Pero sí que tenía interés por conocer un poco hasta dónde se puede llegar con ella por caminos.

La ubicación de las estriberas y del manillar permite ir de pie con una posición muy natural para conducir en campo, con las rodillas fijadas al depósito y sólo hay que tener en cuenta que las gomas de las estriberas, necesarias para minimizar las vibraciones en asfalto, son muy poco adherentes en cuanto se manchan un poco de barro. La pantalla baja, en esta ocasión, supone un plus en cuanto a obtener un campo de visión bastante amplio.

Una vez más, la suvidad en la entrega de potencia se convierte en un aliado, especialmente en terreno con poca tracción, mientras que los frenos dejan jugar con más o menos seguridad. En las suspensiones, cal y arena de nuevo, la horquilla mantiene su eficacia siempre que no intentemos mantener un ritmo muy alto con baches, mientras que el amortiguador conservar ese tacto rígido a la hora de absorber los agujeros.

El límite en off-road, como en todas las trail de sus características, son los neumáticos y, sobre todo, el peso. El primer componente tiene más o menos solución, depende sólo del agarre que quieras tener luego en asfalto si optas por más taco, pero el del peso no tiene arreglo.

Opinión y conclusión

El lanzamiento de una trail era una necesidad para la marca italiana por aquello de hacerse un hueco en el segmento de moda, una tarea complicada con tanto competidor y con el añadido de tener que mantener el ADN Moto Guzzi en el producto final. Lo de la parte del pastel que le quede a la V85 TT está por ver pero lo de haber desarrollado una moto fiel a la filosofía de Guzzi se ha conseguido de sobra. Estamos ante una montura que entra muy bien por los ojos y está dotada de unos componentes y acabados de buena calidad que además se pueden completar con una serie de accesorios originales para complementar el confort y sus cualidades ruteras. 

El peculiar diseño neoclásico de la V85 TT no encuentra rival en el mercado, pues de líneas más vintage lo único que hay es la Royal Enfield Himalayan, que está muy lejos en cuanto a mecánica y acabados, y la BMW R nineT Urban G/S, que realmente es una naked de carretera con ligera estética dakariana sin que pueda definirse como trail.

Si dejamos a un lado la imagen y nos centramos en el fin al que va destinada la moto, el de los viajes de más o menos aventura, la V85TT sí que amplía su listado de rivales. La BMW F 750 GS, la Kawasaki Versys 650, la versión estándar de la KTM 790 Adventure, la Suzuki V-Strom 650 XT, o incluso la Yamaha Tracer 700 podrían ser opciones alternativas a supuestos clientes, que además, salvo en el caso de la KTM, ofrecen un precio de salida más competitivo. Es el coste a pagar por ser diferente.

Equipo piloto

Fotos