Acudimos hasta Cascais (Portugal) para subirnos en el nuevo Yamaha TMax 560, un modelo que llega con el motor más grande y potente conocido desde que naciese en 2001 la primera versión. A pesar de ello la subida ha sido muy comedida porque en Yamaha siempre han pensado más en el equilibrio del conjunto y en las sensaciones que es capaz de transmitir que en las prestaciones puras.
Más motor, más potencia y más par
Por eso estamos ante un incremento de la potencia de solo un 3,5 % para dejarla en 47,6 CV, una cifra que lo hace directamente apto para el carnet A2. Recordemos que este tipo de licencia solo existe en Europa pero lo cierto es que el TMax se vende casi exclusivamente en tres países del mundo a nivel relevante: España, Italia y Francia. De hecho, nuestro mercado es uno de sus grandes pilares, representando el 20% del total de las ventas de este modelo en Europa.
Pero quizás es más interesante haber ganado un 6% de par en toda la gama de revoluciones, algo que beneficia la capacidad de aceleración en cualquier circunstancia. Y para apoyar esto se ha hecho necesario trabajar sobre la transmisión, montando una nueva correa y acortando la relación de la transmisión. Además, el embrague entra antes en acción ya que si en el modelo precedente “enganchaba” a 4.300 rpm, ahora lo hace a las 4.000 rpm.
Estas modificaciones permiten al propulsor tener un margen aprovechable más amplio, pues no solo se ha ganado por abajo; en la generación precedente la potencia máxima de 46 CV la entregaba a 6.750 rpm pero ahora se entregan los 47,5 CV de potencia a 7.500 rpm, logrando así un motor más elástico.
Y hablando de rendimiento, la velocidad punta anunciada es ahora 5 km/h superior, algo que está relacionado con esta pequeña ganancia de potencia, pero quizás más con ese mayor régimen de giro del motor que le permite estirar su rendimiento y que se ha conseguido gracias al incremento de cubicaje de los 530 cc a 560 cc, logrado con los 2 mm más de carrera del motor.
Todo esto se acompaña por una rebaja del consumo medio notable que pasa de 5,3 l/100 km a 4,8 l/100 km, evidenciando el buen trabajo hecho por los ingenieros en la adaptación a la normativa Euro 5. Nuevos pistones forjados, cigüeñal y árbol de levas, biela rediseñada o nuevos inyectores, son algunas de las importantes modificaciones introducidas junto a un radiador con mayor capacidad y una caja de admisión rediseñada.
Yamaha sigue manteniendo los dos modos de motor (S) y (T). El S es el más dinámico y el T tiene una entrega de potencia más progresiva. Además se han revisado ambos mapas para una mejor definición del carácter de cada uno.
El escape es también otro ingrediente importante en cuestiones de prestaciones y consumo, y aunque no parezca muy distinto al anterior, es totalmente nuevo. Para poder limitar el sonido, pero sin perder esa nota característica que lo hace reconocible sin necesidad de verlo, los ingenieros han tenido una importante tarea que incluye el montaje de un doble catalizador y una construcción un 20% más fina de las paredes gracias el empleo de materiales más resistentes. Esto también contribuye a que el TMax siga siendo el más ligero de su categoría con sus 218 kg en seco anunciados.
Otro de los factores destacables ha sido el reajuste de la suspensión en busca de un comportamiento todavía más eficaz en toda circunstancia. Ha sido una labor más importante de lo que parece porque cuenta con nuevos muelles, tanto delante como detrás, y se ha revisado toda la amortiguación. Es lo único que se ha retocado en una parte ciclo que siempre ha sido una de las claves del TMax, al proponer un dinamismo fuera del alcance de otros modelos similares.
La posición de conducción es prácticamente calcada a la de su predecesor pero Yamaha ha hecho pequeños retoques con un doble objetivo: por un lado facilitar el acceso al asiento rebajando un poco la altura del túnel central, y por otro, plantear un puesto para el pasajero más amplio.
Versiones, equipamiento y diseño
Otro de los cambios importantes reside en el hecho de contar ahora con solo dos versiones, la estándar y la tope de gama que ha pasado a denominarse Tech Max. Aparte de la llave de proximidad, el interesante bloqueo del caballete, los dos modos de motor y el control de tracción (revisado) que comparten las dos variantes, esta versión suma un equipamiento de lo más completo: pantalla regulable, control de velocidad de crucero, puños calefactables, asiento calefactable, suspensión trasera regulable, bloqueo de la guantera y sistema de conectividad con geolocalización. Por ello también tiene una tarifa 1.900 € superior.
Y para los que quieren aún mas, Yamaha ha dispuesto tres paquetes de accesorios diferentes según el uso y la personalidad de su propietario: Urban (top case, respaldo integrado, soporte, parrilla trasera, separador en el hueco del asiento y soporte GPS), Sport (respaldo, soporte, pantalla corta negra, portamatrícula y Winter (puños calefactables, manta cubrepiernas y deflactor para manos).
Y el accesorio estrella que es el sistema de escape Akrapovic, por cierto el escape más vendido en el mundo de la fábrica eslovena, se ofrece en dos diferentes acabados.
En cuanto al diseño, Yamaha ha hecho un trabajo sutil muy continuista en la parte frontal, donde los cambios más evidentes se localizan en las nuevas intermitencias LED encastradas en la parte inferior.
En la parte trasera es donde se concentra la mayor novedad en este aspecto, rompiendo totalmente con el diseño anterior al plantear una óptica en forma de “T” que integra las luces de posición con la de freno en el centro y que al activarse dibuja la “T” completa. Queda claro que Yamaha quería deshacerse del anterior diseño de la zaga que no había calado bien entre el público objetivo del TMax.
En acción
Tras examinar de arriba a abajo en parado una y otra versión, llegó el momento de subirnos a la que estaba destinada para Motofichas: Yamaha TMax 560 Tech Max. Es la variante más cara y equipada y Yamaha sabe que es el modelo clave pues al final muchas ventas -56%- recayeron en la versión DX, la más cara de las tres que había en la generación anterior y que tiene su continuidad en el nuevo Tech Max que cuenta con idéntica dotación.
Iba a ser una ruta larga por Cascais, Sintra, Lisboa, Setúbal y el -precioso y repleto de curvas- Parque Natural de Arrábida.
Desde el primer momento, ya nos sentimos algo más cómodos con esos pequeños retoques para facilitar el acceso al asiento, especialmente pensado para los de talla baja como yo que mido 1,66 m. Sigo llegando de puntillas con ambos pies pero al pasar la pierna no doy con el contraescudo, dejando continuamente la marca de las botas, como sucedía antes. El asiento está a 800 mm del suelo, una cifra que no es alta, pero al tener un puente central más bien voluminoso, obliga a abrir las piernas, por eso parece elevado si no las tienes muy largas.
Rápidamente comenzamos a rodar bien acoplados a una ergonomía confortable y a sentir esa sensación de control gracias a que el manillar es más bien estrecho y a que los movimientos en marcha fluyen con mucha facilidad. La manejabilidad continúa siendo proverbial, apuntalando un dinamismo que enamora ya en los primeros metros por lo reactivo que resulta.
Más prestaciones
El renovado motor apoya gracias a que mantiene ese tacto súper suave y progresivo, perfectamente dosificable debido a la precisión del gas. Las vibraciones apenas son perceptibles y el sonido es muy discreto mientras no enganchemos el acelerador a fondo, ya que al hacerlo y subir de revoluciones, su característico sonido se identifica mientras que ganamos velocidad en un abrir y cerrar de ojos.
La transmisión es clave en esta rápida subida de vueltas que proporciona una aceleración muy vigorosa en cuanto el tacómetro supera las 4.000 rpm, tal y como marca la nueva configuración del embrague. Este margen más amplio de aceleración se nota, aunque obviamente hay que estar muy familiarizado para poder sentirlo; por suerte había tenido en mis manos dos veces a su antecesor en el último mes antes de acudir a la prueba.
Por eso puedo afirmar que el nuevo TMax acelera con mayor decisión y además es capaz de mantener esa aceleración durante más tiempo, ya que pudimos llegar a ver en el marcador 180 km/h. De ahí no pasa porque justo a 7.500 rpm que es la cifra de entrega de potencia máxima, el motor dice basta, y sobra. Creo que para un vehículo de estas características y peso es una velocidad muy respetable. Y más si tenemos en cuenta que un maxiscooter de este tipo no tiene ningún tipo de retención al cortar gas y todo se confía a los frenos.
Por eso es un buen momento para comentar, una vez más -porque son los mismos que el modelo anterior- que tienen un rendimiento sobresaliente, por potencia y tacto gracias las pinzas de anclaje radial. Aportan una seguridad muy alta al piloto porque se muestran muy eficaces y son capaces de detener el vehículo en un suspiro. Y el sistema ABS es un aliado discreto, perfecto, ya que entra en acción solo al límite, y lo encontramos pocas veces gracias a la excelente dosificación que podemos hacer tanto con el freno delantero como con el trasero.
De hecho, tuvimos un tramo de la ruta con el suelo mojado y con pinta de estar muy resbaladizo y no hice entrar el ABS ni una sola vez. Pero lo mejor es que la capacidad de tracción de este motor con el cigüeñal calado a 360º y el buen agarre de los Bridgestone Battlax SC, nos permitieron disfrutar mucho con el TMax sin llevarnos un solo susto a pesar del ritmo alto que imponía en todo momento el guía.
Con el asfalto seco camino de Setúbal, las sensaciones dinámicas de corte deportivo se multiplicaron, ya que gracias el medio régimen tan poderoso que tenemos, tendemos a ir deprisa, pero siempre con una gran sensación de seguridad. Las suspensiones con nuevos ajustes también tienen parte de culpa en todo esto...
Y es que con una geometrías de dirección tan “juguetonas”, necesitamos un bastidor y unas suspensiones que aportan rigidez y solidez al paso, a pesar de proporcionar una agilidad casi extrema; una ecuación compleja que Yamaha tiene con el TMax despejada y controlada hace tiempo. Por eso el nuevo tarado me parece acertado, ya que lo noté más durito, dando más información de lo sucede bajo las ruedas y aportando mucha firmeza pero resultando progresivo cuando vamos en zonas con irregularidades.
Otro de los beneficios del renovado motor es que siempre tenemos una reserva de par en el puño para salir rápido de los virajes más cerrados o para hacer cualquier adelantamiento. Incluso a máximo régimen, donde antes el TMax no estaba a gusto, ahora va con más desahogo. Esto además tiene una buena consecuencia, y es que podemos ir a medio gas disfrutando de buenas prestaciones sin incurrir en consumos de gasolina elevados. Al final de la prueba y con un ritmo verdaderamente alto, el consumo medio me salió de 5 l/100 km, lo que quiere decir que es conducción más normal, debe estar en torno a los 4,5 l/100 km. Esto hace que la autonomía alcance casi los 300 km con su depósito de 15 litros.
Tras todo el día con el culo plantado en su vistoso asiento, solo comentar que resulta muy cómodo porque no dejó ningún rastro de dolor. Sí me percaté durante la ruta que el TMax parece haber sacrificado un poco de espacio en el ancho de la plataforma reposapiés y efectivamente me confirmaron que así ha sido, por lo que me costaba tenerlos dentro de los márgenes de dicha plataforma.
Conclusión
Dinámicamente, la precisión y agilidad con la que se mueve en cualquier circunstancia, especialmente cuando nos ponemos en modo deportivo, le hace muy interesante para los que ya no quieren una moto pero tampoco un scooter anodino por muy práctico que sea. Y aquí sigue siendo para mi la referencia absoluta gracias a su planteamiento, con un motor que ahora encandila todavía más a los mandos y una parte ciclo que le otorga una manejabilidad única, con un descarado componente deportivo para disfrutar cada vez que nos ponemos a los mandos, ya sea para ir a trabajar o para salir a dar un paseo por carretera el fin de semana.
Además, la calidad de acabados es indiscutible, con buen ajuste de todo y una agradable sensación general gracias a los materiales empleados. En este aspecto se ha corregido el detalle de los dos botones que están en la punta del asiento y que sirven el depósito de gasolina y el propio asiento. Antes presentaban una especie de cromado de plástico que desentonaba pero los han resuelto con un acabado mate oscuro mucho más apropiado. Se agradece la presencia del siempre útil bloqueo de freno trasero.
El hueco bajo el asiento no ha ganado nada de espacio pero es bastante generoso en cuanto a todo lo aprovechable que resulta: casco integral más muchos objetos, mochila, dos cascos jet...permite diferentes configuraciones que lo hacen bastante útil. Tiene luz de cortesía y forro interior.
Y es el único maxiscooter del mercado que cuenta con un ingenioso bloqueo del caballete central que refuerza la seguridad frente a un intento de robo. También cuenta con el sistema de conectividad que te avisa en caso de que lo están moviendo y un GPS que activa el seguimiento en caso de sustracción. Esto se activa con el sistema My TMax Connect que requiere una suscripción a Vodafone con el primer año gratuito.
La instrumentación me parece un poco desfasada ya que mantiene el mismo esquema de dos relojes analógicos (velocímetro y cuentarrevoluciones) y una pequeña pantalla digital central con toda la información en formarto digital de las generaciones precedentes. Y la guantera derecha también podría mejorar, siendo un poco más robusta y precisa en el cierre.
Precio, colores y disponibilidad
Una de las buenas noticia de esta nueva generación reside en el precio, pues Yamaha ha sido bastante conservadora con la tarifa:
- Yamaha TMax 560: 12.499 €
- Yamaha TMax 560 Tech Max: 14.399 €
Es cierto que la evolución del modelo no ha sido un paso de gigante pero como he contado, hay muchas sutiles mejoras que marcan la diferencia. Esta elección del precio me parece acertada porque los propietarios de un TMax de la generación precedente no van a tener la sensación de que se les haya quedado “desfasado” (ni por diseño ni por prestaciones), y los nuevos tienen la oportunidad de tener ese extra que te da este nuevo TMax 560 por un incremento de precio testimonial.
La elección de colores ha sido la siguiente:
Yamaha TMax 560: Icon grey (gris y negro con llantas azules) y Sword grey (Negro)
Yamaha TMax Tech Max 560: Tech Kamo que es una especia de gris claro que dependiendo de la luz se ve verde caqui claro y Sword Grey. Como punto diferencial, las vainas de la horquilla son doradas.
El nuevo Yamaha TMax 560 se comercializará en diciembre de 2019.
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