{articleadvertisement}La marca Malaguti ha resucitado de la mano del Grupo KSR, el entramado austriaco que engloba otras varias compañías, como Lambretta y Brixton, y ha puesto en el mercado una gama muy variada de motos de 125 y un scooter de 300, el que protagoniza nuestro test de hoy, el Madison 300.

Las motos de Malaguti cuentan con un punto en común, que no es otro que el que toman de base algún modelo del Grupo Piaggio, que en el caso del Madison 300 se trata de la plataforma que fue utilizada en su día por el Gilera Nexus 300 y el Aprilia SR Max 300. Hablamos por tanto de un una novedad de la que ya conocemos muchas de sus características. Nos obstante, el tiempo transcurrido entre la aparición del Madison y los otros dos scooters no ha caído en saco roto pues el Malaguti se ha modernizado con un completo equipamiento que le permite para ponerse al día y poder así pelear con la dura competencia que reina en este segmento de scooters para el A2.

Sport GT

{articleadvertisement2}Externamente, el Madison 300 mantiene toda la esencia del modelo original, con unas líneas deportivas, inherentes a la filosofía de Malaguti, y en donde el doble grupo óptico toma el protagonismo del conjunto. La iluminación es totalmente de LED, incluidas las dos luces de posición en forma de boomerang que tan buena visibilidad ofrecen. La luz trasera también se encuentra dividida en dos partes, mientras que los intermitentes delanteros van incrustados en los laterales del carenado sobresaliendo lo justo para ofrecer una correcta visualización.

Me resulta muy atractiva la colocación elevada del escape, que pone al descubierto el lado derecho de la llanta trasera, lo que le da un toque más rácing al scooter. También ayuda a incrementar su aspecto deportivo la pantalla regulable, especialmente cuando se encuentra en su posición más baja. El manejo del parabrisas es bastante sencillo gracias a su rueda situada en el lado derecho, pudiéndose manipular incluso con el vehículo en marcha, aunque recomiendo hacerlo en parado al obligar a soltar la mano del manillar.

prueba malaguti madison 300 2019 perfilUna vez que nos subimos a él, las sensaciones se alejan un poco del lado deportivo y se acercan más a lo que se le pide a un GT. Nos encontramos entonces con un scooter con mucho espacio para sus ocupantes, con un asiento amplio y de tacto firme sin que resulte incómodo. El puente que separa ambas piernas no impide contar con una gran superficie de apoyo para los pies, con igualmente, mucha distancia libre desde las rodillas hasta el panel central. Un puente en el que se encuentran unas branquias regulables que hacen las funciones de calefacción al permitir la salida del calor del motor y que se agradecen en invierno.

En definitiva, se disfruta de una cómoda posición de conducción encima del Madison, con la espalda erguida y las piernas con mucho espacio para encontrar la posición ideal para cada uno. El manillar queda a buena altura y es bastante estrecho, lo que se agradece al circular entre coches. Sí que he echado de menos unas manetas regulables y también un asiento algo más bajo porque los pilotos de baja estatura, como yo, apenas llegamos de puntillas.

Equipamiento y acabados

Para la puesta al día del Madison 300, Malaguti ha añadido algunos elementos muy modernos, como la pantalla TFT a todo color, pero ha dejado en el olvido otros interesantes, como la ausencia de una bisagra para el tapón de combustible. También he echado de menos una cerradura en, al menos, una de las dos pequeñas guanteras situadas en la parte superior del panel frontal y un pulsador para levantar el asiento sin necesidad de tener que girar la llave de puesta en marcha.

prueba malaguti madison 300 2019 instrumentacionUnas ausencias que no ensombrecen en absoluto el despliegue realizado para la instrumentación, compuesta, como decía anteriormente, por una enorme pantalla TFT que cobra vida de manera efectista según ponemos el contacto y que pasa a mostrar toda la información en cuanto arrancamos. Su gran tamaño permite leer muy bien los datos, aunque se me antojan escasos para lo que se espera de un componente tan novedoso. También hubiera deseado poder contar con un tener disponible el consumo medio pues sólo muestra el instantáneo y en el formato de kilómetros recorrido por litro, como suele ser habitual en Italia. Por el contrario, la visualización de la pantalla varía dependiendo del modo de motor seleccionado, un guiño simpático a los que aprecian estos detalles tecnológicos.

prueba malaguti madison 300 2019 modos motorY sí, estás leyendo bien, el Madison 300 ofrece dos modos de conducción, Sport y ECO, que determinan el comportamiento de su propulsor. Y no sólo eso, el piloto disfruta igualmente de un control de tracción que evita que la rueda trasera derrape al abrir gas de manera brusca en situaciones de poca adherencia. El cambio de un modo a otro se realiza mediante un botón situado en el manillar el cual va siempre iluminado, al igual que el de desconexión del control de tracción. Creo que su iluminación es excesiva pues refleja demasiado en la pantalla cuando se circula de noche.

prueba malaguti madison 300 2019 hueco cascoTermino el apartado del equipamiento hablando del hueco disponible bajo el asiento, un apartado ensencial en los scooter y que el Madison 300 cumple ofreciendo un espacio para un casco integral y para uno abierto. En mi caso, el AGV modular que utilizo en la prueba cabe pero el cierre queda algo forzado, algo que no me gusta porque podría dar problemás a la cerradura y porque no me es agradable apretar tanto la toma de aire superior. Aquellos que deis mucha importancia a este tema os recomiendo probar antes con vuestro propio casco.

Doble personalidad

Comienzo la prueba en ciudad, y lo hago con el modo motor ECO como refleja el tono azulado de la instrumentación. Se aprecia la falta de pegada a la hora de abrir gas y aunque la respuesta es suficiente para rodar cómodamente por ciudad, realmente parece que vamos en un scooter de 200. Es complicado hacer saltar el control de tracción en estas circunstancias, mientras que la respuesta suave hacen de él un scooter muy fácil de conducir para pilotos de cualquier nivel.

prueba malaguti madison 300 2019 curvaNo hace falta decir que la tentación de apretar ese luminoso y llamativo botón de cambio de modo es grande, y bastan un par de semáforos para buscar qué ofrece el Sport. El cambio es totalmente perceptible, pero siempre controlable y mantenienodo la suavidad como nota destacada. De hecho, echo en falta un poco más de fuerza en las arrancadas, que aunque sean muy superiores a las de un 125 y más que suficientes en ciudad, esperaba más teniendo en cuenta su cilindrada.

Es cierto que estamos hablando de un scooter con motor de 278cc, no es propiamente un 300, e igual por eso se espera más de él, pero su comportamiento me hace sentir como si fuera sentado encima de un 250. Estas impresiones cobran sentido cuando reviso su ficha técnica y encuentro que su potencia se sitúa en los 21,5 CV a 7.250 rpm, algo inferior a los de otros scooter de su cilindrada. De todas formas, para conducción en ciudad va más que sobrado pues enseguida alcanza velocidades superiores a las permitidas.

Agilidad

Y este ritmo desahogado en ambiente urbano es posible alcanzarlo también por su agilidad. Cuenta con un chasis muy noble que permite aprovechar la estrechez de su conjunto para circular entre los coches con total fluidez, con los espejos mostrando todo lo que ocurre detrás sin que aparezcan ángulos muertos. Su amplio radio de giro facilita el zigzagueo en el tráfico más denso en busca de los pequeños huecos que quedan entre los vehículos de cuatro ruedas.

prueba malaguti madison 300 2019 accion calleNo me ha convencido tanto su frenada, le falta algo de mordiente en el tren delantero a pesar de tener buen tacto en un primer recorrido. Lo que pasa es que cuando se le requiere algo más, el tacto ya es más duro y obliga a apretar con contundecia si queremos transmitir toda la fuerza a su único disco delantero. De hecho, hay que ayudarse sin compasión del freno trasero, en donde el ABS, al no ser demasiado intrusivo, deja bastante margen para apurar.

Por contra, lo que más me ha gustado del Madison son las suspensiones, en donde se ha logrado un buen equilibrio entre la firmeza que se le presume a un scooter deportivo con el confort de un GT. La horquilla responde con consistencia en los pasos por curva y en las frenadas, en donde no he sentido debilidad en ningún momento. Su tacto es progresivo, algo se agradece porque transmite mucha información al piloto.

prueba malaguti madison 300 2019 rotondaEl doble amortiguador trasero, por su parte, mitiga con solvencia las irregularidades y sólo resulta algo rebotona en los sobresaltos de control de velocidad, pero todavía no conozco ninguna moto con la que sea agradable superar estos incómodos obstáculos.

En carretera

No quería terminar la prueba del Madison sin hablar de su comportamiento en vías rápidas, espacio donde más sentido cobra el decidirse por un 300 en vez de por un 125. Como os podéis imaginar por lo ya comentado de su motor, el Madison 300 no disfruta de una aceleración fulgurante aunque los 90/100 km/h los alcanza con facilidad, que ya es suficiente en vías interurbanas.

prueba malaguti madison 300 2019 accion curvaA partir de ahí se le nota más perezoso, pero el motor termina estirando pudiendo ver en su marcador velocidades superiores a los 130 km/h si te lo propones. Es decir, estamos antes un scooter que en esas carreteras de entrada y salida de la ciudad en las que la velocidad ronda los 100 km/h no encontrarás límite alguno por su propulsor, aunque hay que tener en cuenta sus carencias al efectuar adelantamientos.

Y ya que hablamos de velocidades altas, indicar que la pantalla regulable supone un plus de confort al impedir que el viento alcance la zona del pecho y del cuello, lo que se agradece en días de frío o de lluvia. Pero no evita las turbulencias en la zona superior del casco, incluso en pilotos de talla baja.

Conclusión y valoración

El hecho de haberse desarrollado sobre la base de otro scooter determina el la naturaleza del Madison 300, empezando por el apartado estético. Es un GT atractivo pero le falta algo de originalidad al apenas haber variado ningún elemento de la carrocería respecto al Nexus o al SR Max. Pero es un error pensar que se trata de un vehículo obsoleto, todo lo contrario, pues se ha actualizado con tecnología actual como la iluminación por LED o con su instrumentación digital. También ha recibido una importante modernización la electrónica, incorporando elementos tales como el control de tracción, los modos de motor o el obligado ABS para motos destinadas a usuarios del A2.

prueba malaguti madison 300 2019 opinionPrescisamente es ese posible cliente más exigente que el del 125 al que va destinada esta moto, un comprador que requiere más prestaciones para poder salir a carretera con total seguridad. En este sentido, el Madison ofrece ese plus al que no llega un scooter de pequeña cilindrada aunque le falta algo de pegada inicial. Por contra, se trata de un scooter muy agradable por su suavidad y por el ajuste de las suspensiones, muy eficientes tanto en ciudad como en vías más rápidas.

En cuanto al apartado económico, indicar que el Madison se encuentra en el término medio con sus 4.600 € de coste, al mismo nivel que el Kymco Super Dink 350 o el Kawasaki J300 (con oferta). Por encima de él encontramos los modelos premium, como el Yamaha X-Max 300 o el Honda Forza 300, de mayor calidad y mejores prestaciones pero también más de 1.200 € más caros. 

Equipamiento piloto