{articleadvertisement}Mucho se habla de que los scooters eléctricos son el futuro en las ciudades, no lo dudo, pero vivimos en el presente y a día de hoy la oferta de motos electrificadas, con una autonomía y unas prestaciones notables, y con un precio ajustado, todavía no existe. En este momento, me parecen mucho más reales y oportunos los scooters como el nuevo Scoopy 125, un vehículo de última generación dotado de un motor muy capaz y, sobre todo, muy eficiente en cuanto emisiones de todo tipo que defiende la validez de los motores de combustión, gracias a una de las mejores mecánicas de 125 4T jamás fabricadas. Y tras disfrutar con él durante una semana, te aseguro que de momento no me imagino un scooter eléctrico que me pueda convencer más que este nuevo SH125. Te cuento por qué.
El mismo estilo
A estas alturas no voy a ser yo quien descubra las virtudes del Scoopy, del que se han vendido más de un millón de ejemplares desde su nacimiento y que estableció en los años 80' una nueva categoría de scooter 125 de rueda alta y plataforma plana. Un concepto que ha sido imitado por numerosos modelos a lo largo de décadas siempre con el objetivo de desbancar al SH125i como producto de referencia.
Honda puede presumir de que su SH125i es prácticamente el único de su categoría al que la etiqueta de “premium” no le viene grande, tanto por calidad de fabricación, como por prestaciones y por equipamiento. Eso sí, esto obliga a los japoneses a mantenerlo al día de manera constante y si bien en 2017 ya recibió numerosas mejoras, en 2020 se renueva por completo, cambiando su motor y parte ciclo, además de sumar más tecnología y equipamiento.
Es cierto que externamente no ha habido una gran revolución respecto a la versión precedente, pues mantiene su imagen elegante aunque sí que se aprecian unas líneas más marcadas y un profundo trabajo de diseño. El cambio más notable se encuentra en su frontal, en donde desaparece el faro principal de la carcasa del manillar, dejando únicamente una pequeña luz de posición que ofrece una estética mucho más actual y estilizada. La iluminación principal se sitúa ahora en la parte inferior del escudo frontal, que sigue contando con tecnología LED, la misma tecnología que ahora se estrena en los intermitentes y que cambian de posición. La tira de LED del modelo 2017 se sustituye por un cromado, material que también vemos en el cerco que rodea el faro trasero que también modifica totalmente su diseño en favor de un concepto más vanguardista y que a su vez integra una moldura cromada que lo divide en dos y abraza todo el colín.
Todo esto busca que el SH125 proyecte una iluminación más eficiente a todos los niveles, potenciando así la seguridad pasiva gracias a la mejor visibilidad que tenemos y tienen de nosotros.
Calidad palpable
Ese cariño que Honda ha puesto en su Scoopy se aprecia incluso antes de arrancarlo, basta con apretar sus botoneras y puños, o echar un vistazo a la textura del asiento. Hasta el plástico de la carrocería se aprecia robusto y de buena calidad.
Y ya que hemos citado el asiento, destacar el majestuoso hueco que se encuentra bajo él, o mejor dicho, los dos huecos. Y es que Honda ha cambiado de ubicación el depósito de gasolina -ahora va colocado en la plataforma bajo los pies del conductor- liberando diez litros para llevar objetos personales. De esta manera, nos encontramos con un habitáculo principal para el casco integral, y otro en la parte superior -bajo el lugar donde se sienta el pasajero- donde guardar numerosos objetos personales, como la documentación, la cartera, el móvil o un chubasquero, y todo ello de manera organizada y separada. Una toma USB en su interior facilita la carga de esos dispositivos móviles que custodiemos en su interior. Sólo he echado de menos un amortiguador que impida el cierre del asiento de manera involuntaria. También hay que decir que en 2020 no tenemos la pequeña guantera frontal que disfrutábamos en el modelo anterior, aunque era más pequeña que el nuevo “maletero” de 10 litros y no tenía cerradura. Está claro que el cambio es a mejor.
Otro elemento completamente nuevo es la instrumentación, compuesta ahora por una pantalla LCD a color que resulta muy vistosa y que ofrece bastante información. Incluye los distintos testigos luminosos -intermitencias, luces largas, control de tracción...- así como los “obligados” velocímetro, nivel de combustible, cuentakilómetros, parciales y reloj, entre otros. La navegación se realiza de manera sencilla mediante control remoto gracias a dos botones situados en el manillar izquierdo. Todos los datos se leen bien salvo cuando la luz del sol incide directamente sobre la carcasa de plástico que cubre esta instrumentación, pues se producen algunos reflejos que dificultan la correcta visualización.
No es novedad la “smart key”, el sistema de puesta en marcha mediante llave de proximidad que se mantiene en esta versión 2020. Una ruleta situada en el puente principal habilita la puesta en marcha del motor, el bloqueo de la dirección, la posibilidad de acceder al hueco bajo el asiento y la apertura del acceso al depósito de gasolina. Éste ya no se encuentra bajo el asiento, ahora se encuentra en una trampilla de apertura lateral en la parte inferior, y cuenta con un tapón de rosca sin bisagra, un pequeño desliz en un scooter con los detalles tan cuidados.
Asiento cómodo y alto
{articleadvertisement2}Llega el momento de subirse en el Scoopy y aprovechar al máximo su asiento de dos alturas con una amplia superficie tanto para el piloto como para el pasajero. Su mullido mantiene una excelente relación entre firmeza y comodidad, y su superficie ofrece un gran agarre sin resultar áspero en su tacto. Eso sí, para los pilotos más bajos queda situado algo elevado, con mis 165 cm de altura llego al suelo con las dos puntillas, pero como ocurre con todos los scooter de plataforma plana es muy fácil posicionarse en la parte más adelantada para realizar las maniobras más complejas con suma facilidad. En este sentido también ayuda la ligereza del conjunto. También resulta sencilla la tarea de elevarla sobre su caballete central para aparcarla.
La posición de conducción es bastante cómoda, con mucha superficie de apoyo para los pies y con bastante espacio para las rodillas. El pasajero goza de unas estriberas escamoteables que pueden ser útiles para el piloto en el caso de llevar carga en la plataforma plana. Los espejos permiten una visualización perfecta de todo lo que ocurre a nuestras espaldas, mientras que los conmutadores son muy accesibles, especialmente los más importantes en ciudad: intermitentes y claxon.
Más potencia, menos vibraciones
El mayor salto de calidad del SH125i se encuentra en su motor, el nuevo eSP+. Se trata de un moderno propulsor Euro5 cuyo rendimiento y eficiencia es superior al anterior. El motor no tiene nada que ver con el anterior, pero no te quiero entretener con datos técnicos que puedes ver de manera más detallada en la ficha técnica del Scoopy 125. Pero sí que te quiero comentar cómo va, porque me atrevería a decir que es el mejor motor de su categoría, por prestaciones y por suavidad.
Lo más llamativo es la ausencia total de vibraciones independientemente del régimen al que circules. No exagero si digo que las sensaciones que transmite en este sentido son semejantes a las de una moto eléctrica. Lógicamente, no ofrece la misma arrancada que una electrificada, pero garantiza un empuje suficiente como para disputar la posición a vehículos de mayor cilindrada al arrancar en los semáforos. Disfruta de una entrega muy lineal que se mantiene hasta alcanzar los regímenes más altos de giro del motor, además de que este año estrena un control de tracción -desconectable- que no he sido capaz de poner a prueba al no haber caído una sola gota de agua en los días que he tenido el scooter en mis manos.
Tengo la sensación de que este SH125 corre algo más que el modelo anterior, he llegado a ver los 120 km/h de marcador en terreno favorable, aunque en llano no creo que supere los 110 km/h reales, eso sí, más que suficientes para circular en ciudad y vías de conexión siempre que no contengan grandes desniveles o se circule con pasajero.
En ciudad, con constantes aceleraciones y frenadas, el Scoopy garantiza una conducción fluida con el mando del gas ofreciendo una respuesta bastante directa. No hay escalones en su curva de potencia y siempre, y perdonad si soy pesado, con una suavidad difícilmente igualable a cualquier otro scooter. Tampoco es sencillo de encontrar en otro modelo de 125 cc que al terminar una semana de pruebas obtengas un consumo récord: 2 litros consumidos a los 100 kilómetros. Es clave en este sentido el sistema de apagado y encendido automático Idle Stop con el que ya contaba la versión anterior. Con él accionado el motor se apaga cuando nos detenemos y se enciende de manera inmediata con un ligero movimiento del acelerador.
Mayor ligereza y agilidad
Las bondades de su motor tienen continuidad en la parte ciclo, también renovada en esta generación 2020, con un nuevo bastidor más ligero y con mayor rigidez que el anterior. La nueva ubicación del depósito de gasolina ha servido para mejorar el centrado de masas, aunque también ha obligado a reducir en medio litro su capacidad hasta alcanzar los 7 litros. Una cifra que puede parecer escasa pero que asociada a un consumo frugal nos brinda una autonomía por encima de los 300 km, y eso en ciudad cunde mucho.
Es un scooter muy estable y ágil, en donde sus ruedas de 16” ayudan a gobernar con mano firme en el ajetreo de la ciudad y con una gran sensación de seguridad y control en todo momento. Las ruedas de mayor diámetro ayudan a mitigar los baches, aunque en realidad son las suspensiones las que se encargan de absorber todas esas irregularidades que nos encontramos en nuestro día a día.
A priori, el SH125i cuenta con un equipo de amortiguación bastante básico, pero su funcionamiento está por encima de lo que suele exigir a un scooter de esta categoría. Las suspensiones de la versión anterior ya funcionaban de manera óptima, sobresaliendo por su suavidad, pero Honda ha trabajado para mejorarla más todavía. Lo que ha hecho es reposicionar los amortiguadores traseros, regulables en precarga, en una posición más vertical, mejorando la absorción incluso llevando pasajero.
Termino mi repaso de la parte ciclo hablando del equipo de frenada, compuesto por un disco por rueda y apoyado por un sistema ABS de doble canal. Su funcionamiento se puede calificar de impecable, tanto por potencia como por tacto en su manipulación. Si bien no he podido poner a prueba el antibloqueo, sí que he tenido ocasión de realizar alguna “frenada de emergencia” en donde comprobar que el Scoopy se detiene manteniendo siempre la verticalidad y sin requerir muchos metros para detener el conjunto por completo. Destacar el empleo de neumáticos sin cámara Michelin City Grip, que ofrecen un buen agarre.
Conclusión y valoración Honda SH125i Scoopy
Yo tenía una visión un tanto pesimista respecto al futuro de los scooters 125 con la entrada en vigor de la Euro5, no tenía claro que las marcas pudieran ofrecer modelos realmente competitivos en cuanto a prestaciones y pensaba que los eléctricos le comerían terreno rápidamente. Pero estaba equivocado y no sabéis cuánto me alegro de ello.
El SH125i es un modelo que deja sin argumentos a los “talibanes” de la electricidad pues resulta realmente eficiente en cuanto a consumos y emisiones, además de contar de un unas prestaciones y una suavidad de funcionamiento similares. Y sí, es un modelo cuyo precio es elevado, el más alto de su segmento, pero es el coste a pagar por ser el mejor de su categoría y creo que está justificado.
Pero la sociedad no sólo demanda prestaciones y eficiencia, también es determinante la seguridad, apostando el SH125i por un sistema ABS de doble canal y por el control de tracción; el equipamiento, completo y de calidad en esta versión 2020; y la practicidad, de ahí el notable incremento de la superficie de carga, el mayor de su categoría.
En definitiva, creo que Honda muestra el camino a seguir en cuanto a movilidad sostenible y que tendremos Scoopy para mucho tiempo.
Equipo piloto:
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