Realmente, la Streetfighter V4 deberíamos de haberla probado en circuito, en el de Ascari en Ronda, para ser más concreto. Pero la pandemia provocada por el Covid-19 obligó a la cancelación de su presentación internacional a primeros de abril, lo que como te imaginarás, supuso un golpe bajo. Lo bueno es que la prueba seguía pendiente y Ducati nos brindó hace unos días la posibilidad de subirnos a ella por unas horas para sacar unas primeras conclusiones. Es decir, cambiábamos el circuito y los pianos por la carretera y sus arcenes, lo que suponía un cambio drástico de escenario y de mentalidad, pero ninguna merma en la ilusión y las ganas de ponerse a lo mandos de semejante máquina.

Y este es el fruto de esas intensas horas que he podido disfrutar sobre la naked más explosiva que jamás he probado. Hasta ahora, tenía como referencia en este tipo de motos la Aprilia Tuono que también cuenta en sus entrañas con un motor V4, pero Ducati ha ido mucho más allá al dotarla de 208 CV, una cifra descomunal para una moto de calle que deriva directamente de la Panigale V4, una de las deportivas más radicales cuya potencia es de 214 CV.

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Un desafío  

Lo primero que llama la atención es lo alta que resulta, especialmente para un tipo bajo y menudo como yo que no paso del 1,66 m. Así que con algún esfuerzo extra me acomodé al puesto de conducción (845 mm) y pulsé el botón de arranque: primer aviso. Un estruendo te pone en guardia cuando el Desmosedici Stradale V4 a 90º cobra vida, latiendo con fuerza en cada pistonada de esta soberbia mecánica que es la protagonista indiscutible de la moto. Y es que acapara la vista y los sentidos, ya que todo el conjunto está planteado en torno a ella, marcando territorio junto al profundo sonido del doble escape con salida a cada lado ubicado en la panza. Otros detalles imprescindibles son los alerones dobles en los laterales de la parte delantera, así como el espectacular diseño del faro y de la óptica, dándole un carácter muy fuerte y original que tiene un gran magnetismo.

Por cierto, mi versión de pruebas era la S, todavía más exquisita en cuanto a suspensiones ya que equipa un sofisticadísimo equipo electrónico Öhlins al que acompañan unas llantas de aluminio forjado. Lo que sí comparte con la versión normal es que la decoración roja con chasis gris y llantas negras.

No te voy a aburrir relatándote todo el arsenal tecnológico y ciclístico de una moto que tiene herencia de MotoGP y WSBK, con eso queda todo dicho y a lo más curiosos os animo a consultar la ficha técnica de nuestro catálogo que es la más completa que vais a encontrar en castellano; ahí se repasa hasta el más mínimo detalle todo lo que ofrece esta superlativa naked, cuya misión es darle a nuestra vida una ingente carga de adrenalina cada vez que salgamos por la puerta del garaje, porque uno de sus encantos es su capacidad para usarse a diario. De hecho, me ha llamado mucho la atención el tema del calor que en ciudad una moto así suele ser abrasadora para el culo y especialmente para las piernas. ¿Y como se ha conseguido? Básicamente, mediante una ingeniosa solución consistente en desconectar los cilindros traseros cuando la moto está al ralentí y la temperatura supera los 75º, pero no ha sido la única...

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Pero volvamos al estrepitoso momento del arranque del motor que dio paso a mis primeros metros con la Streetfighter V4, una moto que en las calles de una ciudad sufre algo de claustrofobia, pero al menos aporta buena movilidad gracias a sus ágiles geometrías de dirección. Y el motor también colabora ya que tiene muy buen rodar a bajas vueltas, incluso dejando caer la aguja del cuentavueltas, no tiende a dar tirones, lo cual es casi mágico hablando de un motor de estas características, evidenciando que Ducati ha mejorado muchísimo en este aspecto durante los últimos años.

Comenzar en el modo street de los tres disponibles (sport y race) es lo más recomendable, no solo para situaciones de baja adherencia sino también porque muestra su lado más dulce, por llamarlo de alguna forma, ya que aún así tiene 155 CV por mucho que la respuesta al gas también sea más suave. Obviamente, la moto no goza de un gran ángulo de giro en parado y a muy baja velocidad pero es algo totalmente excusable en una montura de este tipo.

Tambores de guerra  

Así que puse rumbo a carretera con cierta prisa porque además tenía solo unas cuantas horas, pero te aseguro que fueron de gran calidad; horas de pura pasión a los mandos de una moto que persigue tus más bajos instintos y toda tu pericia para intentar mostrarte en carretera una mínima parte de su verdadero potencial.

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En cuanto conecté el modo road y se activaron los 208 CV, la Streetfighter ya comenzó a poner de manifiesto que el acelerador efectivo tiene mucho menos recorrido que el real, al menos en carretera; el empuje es tan impetuoso que conviene ir en marchas largas porque cuando el motor supera las 8.000 rpm los demonios comienzan a desatarse en su interior. Y es capaz de estirar hasta casi las 13.000...Puede parecer que tiene muchas ayudas electrónicas pero te puedo asegurar que desde el primer momento tomas conciencia de que prácticamente todas son muy necesarias. Qué forma de empujar cuando por primera vez intentamos estirar bien una marcha. Parece querer volar con esos alerones. La respuesta es tan furibunda como inmediata, algo que te catapulta hacia delante mientras liberas un sonido de verdadera locura por lo intenso y rabioso que resulta.

Tan precisa y rápida como una bala, hace difícil respetar los límites de velocidad, así que en cuanto pude desviarme huí literalmente de la autovía. La paliza del viento y la fuerza con la que debes agarrarte al manillar ya hacían presagiar que es una moto física. Y no precisamente porque cueste moverla en los cambios de dirección ya que se siente muy ligera del tren delantero. Eso parece magia viendo el tremendo porte de la moto pero lo cierto es que se ha hecho un gran trabajo para que resulte compacta, ágil y manejable. Lo que sucede es que las continuas aceleraciones y frenadas de alto voltaje hacen mella en tu físico, pero era todavía una ligera sensación camuflada por la enorme cantidad de adrenalina que comencé a descargar cuando encontré las primeras curvas.

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Como era un tramo bastante virado, la moto va sobradísima porque no podía aplicarme a fondo con el gas y también porque quería primero ir tanteando a esta intrigantemente fácil Streetfighter V4. Poco a poco, fui intimando para ir forzando un poco más la entrada en curva, aprovechando un conjunto de frenos muy por encima de lo que uno necesita para ir fuerte y seguro en carretera. Es tremendo el buen tacto del delantero y ante tanta eficacia en su respuesta, es raro que entre el sofisticado sistema ABS en curva con el que contamos por si las cosas se complican.

Todas las ayudas electrónicas se configuran según el modo elegido y aunque podemos personalizarlo preferí dejar todos los ajustes por defecto. Creo que es la mejor solución cuando hay poco tiempo y la dotación es tan completa que tiene un punto de complejidad. Esto no quiere decir que sea difícil la navegación por los menús, ni mucho menos. Por cierto, un aspecto que eché en falta con tanta abundancia de información en su vistosa pantalla TFT a color es el hecho de que no tengamos un indicador de nivel de combustible.

Y más cuando tienes un motor que no ha sido concebido pensando en el bolsillo del cliente sino en su disfrute y eso hace que los 16 litros de capacidad parezcan menos ya que podemos disparar el consumo con facilidad; ¿pero a quién le importa mientras haya una gasolinera cerca?

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Inquietantemente fácil y efectiva  

Curva tras curva, me fui haciendo más y más a este juguete con alma de satanás, al menos parece que está por ahí metido, en la estructura front frame de aluminio que acoge el motor como parte portante, dando alaridos cuando la aguja comenzaba a merodear en la parte alta del tacómetro. Es difícil describir con palabras lo que supone con un manillar ancho y plano tener el control de un motor que se quiere desbocar a cada momento. Por un lado todo es relativamente fácil ya que entra en las curvas con la precisión de un bisturí pero, por otro, hay que pensar muy bien hasta donde vamos a apurar la frenada porque en un santiamén estás a una velocidad indecente. Pero sentir a la vez rigidez, máximo aplomo y movimientos felinos te da mucha confianza, especialmente en el tren delantero. El trabajo de las suspensiones es brillante y la tracción que ofrece este motor V4 apuntalan unas sensaciones de gran calidad, tanto en la entrada, como en plena trazada como a la salida de la curva, cuando el antiwheelie tiene bastante tajo que solventa con total eficacia ayudado por el amortiguador de dirección Öhlins.

Creo que le faltan unas gomas todavía más específicas en el terreno deportivo, y no es que las Pirelli Diablo Rosso Corsa II no estén a la altura, ya que no tengo queja, pero los Diablo Supercorsa SP hubiesen sido la guinda a una moto de semejante nivel de prestaciones y electrónica.

Una vez ya confiado con la moto que continuamente daba muestra de tener más y mejor, conecté el modo Race. Esta modalidad del motor está dirigida a un uso en circuito pero era demasiada tentación probarlo para ver la respuesta de la moto. La respuesta a los movimientos del gas se volvió demoledora al instante, obligándome a tener todavía más dulzura y tacto con el acelerador. Los controles se liberan por defecto pero al estar en carretera esto es más difícil de apreciar, al menos para mi, imponiendo a la vez unos diferentes ajustes de la suspensión.

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La conclusión al conducir el modo Race es que es para lo que es y en carretera no tiene mucho sentido porque la moto necesita espacio y una superficie con mucho agarre para ser todo lo efectiva que puede. Pero fue un rato de bendita locura tratando de domar y a la vez disfrutar a esta irreverente naked.

Pude disfrutar constantemente de su excelente capacidad de inclinación sin escuchar los avisadores en ningún momento, sacándole cada vez más partido a un conjunto tremendamente reactivo, con unas geometrías de dirección totalmente neutras que permiten dirigirla con facilidad al punto exacto de entrada en curva elegido, incluso pudiendo corregir sin problema en plena inclinada. Ni el más mínimo rastro de sobre o subviraje hacen que la sensación de dominio y facilidad de conducción sean absolutas. 24,5 º de ángulo de lanzamiento y 100 mm de avance han obrado una ecuación perfecta para el uso que se le va a dar y que junto con un peso de 199 kg con todos los líquidos, conforman una moto extremadamente ágil y estable.

El cambio rápido de marchas de serie es indispensable para disfrutar al máximo, ya que funciona bastante bien, salvo por algunos tirones si no tienes muy claro que no puedes tocar el gas en las reducciones, ni cortar por instinto en las escaladas. Por otro lado, el engranaje de las relaciones es preciso y no requiere mucho esfuerzo desde la maneta, colaborando en todo momento a las agradables sensaciones a los mandos.

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Eso sí, los espejos retrovisores no han sido uno de los aspectos que mejor se han resuelto en este brillante paquete, ya que vibran y también se ven los brazos, restando visión panorámica de lo que sucede detrás, pero es un mal menor. Lo que de verdad vibra con la Streetfighter es tu cuerpo y tu alma en cada aceleración, por lo que según iban transcurriendo los kilómetros el cuello se iba resintiendo, así que cuando llené por segunda vez el depósito, inicié mi vertiginoso descenso de la sierra madrileña hasta el corazón de la ciudad: la moto me había dado una auténtica paliza y yo tampoco estoy en la mejor forma tras el confinamiento. Incluso tienes que estar preparado para el ensordecedor ruido que te acompaña en todo momento, una cautivadora melodía que te sigue resonando en tu cabeza aunque ya no estés subido a la moto por lo intensa que resulta. Por cierto, es de justicia mencionar el asiento duro y deportivo pero muy cómodo, evidenciando la calidad de su mullido.

Conclusión y valoración  

La conclusión es que necesito volver a subirme a esta moto con más tiempo y mejor preparación física. Esta Streetfighter V4 es una moto sublime que estoy convencido de que quedará para siempre en el recuerdo de quien la pruebe y, seguramente también, de quien no la haya podido probar jamás pero se haya visto seducido por su inquietante aspecto de potente bicho alado.

El motor es sencillamente un volcán en erupción en la parte media y alta pero también es muy aprovechable en la zona baja de cuentavuletas. Y lo mejor es que tiene un tacto exquisito, con un nivel de vibraciones muy controlado y mucha sensibilidad al gas, algo que hace de los 208 CV sencillos de gestionar, si tienes cabeza para saber todo el potencial que hay preparado en el acelerador. 

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Por cierto, los alerones tienen muchos beneficios en cuanto a carga aerodinámica a altas velocidades y ayudando en el efecto anticaballito, pero además tienen también efectos en algo tan práctico como la refrigeración, tanto del agua como del aceite (2% y 10% respectivamente), contribuyendo a que la moto sea amable con el piloto en la transferencia del calor a las piernas. Por tanto, tenemos una bestia civilizada al máximo para ser una naked totalmente estratosférica pero con encaje en el mundo real, y eso me parece que tiene mucho mérito por parte de todo el equipo de ingenieros y diseñadores.

¿Y el precio? Son 25.490 € pero lo que obtienes a cambio seguro que no te va a defraudar porque la calidad, el equipamiento y la dotación electrónica son difícilmente superables, y las sensaciones van en la misma línea, exclusivas a más no poder.