El catálogo de la marca española MITT va ganando importancia de forma rápida, con un goteo constante de nuevos modelos que incluye incluso una deportiva para el A2, como es la 400 GPR, aunque es la cilindrada de 125 la que recoge un mayor número de elementos. En este grupo nos encontramos la protagonista de hoy, la TK 125, una trail recién renovada que brilla por una estética muy conseguida.
MITT ha apostado por una única variedad cromática para su trail, proponiendo un acertado gris mate que hace brillar el amarillo empleado en el chasis tubular. Un toque fluor que también se aprecia en las pinzas de freno, aunque no es la única combinación peculiar, pues los tornillos superiores e inferiores de las horquillas son rojas y de tonalidad bronce las propias botellas de la horquilla. Un amalgama de variedades cromáticas que otorgan un aspecto fresco, deportivo y juvenil.
Asiento cómodo para piloto y pasajero
Sí me han gustado los pespuntes del asiento, así como su superficie rugosa para conseguir un óptimo agarre. Se trata de un sillín ancho aunque el piloto queda un poco encajonado en él entre el depósito y el asiento del pasajero, que cuenta con muy buena superficie y con una posición privilegiada para visualizar por encima del casco del piloto. Se llega muy bien a la moto, incluso para los pilotos bajos como yo -165 cm de altura-, con prácticamente los dos pies apoyados en el suelo por completo. También se maniobra bien en parado porque además su peso es más bien contenido.
Sencillez mecánica
MITT ha recurrido al gigante chino Loncin para equipar su TK 125, eligiendo su probado propulsor de refrigeración forzosa que desarrolla una potencia de 9 CV y que brilla por su escaso mantenimiento y sus consumos reducidos.
Un cambio, por cierto, preciso en todo momento aunque algo ruidoso y al que le hubiera venido bien una sexta marcha para desahogar el motor en los terrenos más favorables.
Buenas suspensiones
A lo que no se le puede poner pega alguna es a sus suspensiones. En especial, a su horquilla, lo mejor de la moto con diferencia. Es una horquila invertida Showa que ofrece buen tacto tanto en asfalto como en tierra. Absorbe muy bien las irregularidades y sólo si se realiza algún pequeño salto se la nota protestar en forma de tope. En ciudad va más que sobrada comiéndose los baches del maltratado asfalto de la urbe con total solvencia.
Es igualmente difícil poner en aprietos los frenos, con un comportamiento correcto en cuanto a potencia y con buen tacto, ideal para aprender a dosificar a esos usuarios con menos pericia sobre las dos ruedas. MITT ha apostado por un sistema combinado, perfecto para ayudar al manejo y que no resulta nada intrusivo.
El resultado de este conjunto tan correctamente armado en la parte ciclo es el de un vehículo bastante noble, que permite moverse con seguridad entre los coches, apoyado además por un ángulo de giro amplio y con un conjunto bastante estrecho.
Valoración y conclusión
La MITT TK 125 es una moto de carácter tranquilo enfocada a usuarios sin grandes pretensiones dinámicas, tanto en la ciudad como en áreas rurales, en donde se defiende bien en pistas de tierra sin demasiadas irregularidades. Se trata una montura idónea para usuarios que valoran más la sencillez mecánica y el estilo que las prestaciones puras y duras.
Su ajustado precio y su estética atrevida son otros de los puntos a tener en cuenta, sobre todo si pensamos en un público joven que quiera inciarse en el segmento del trail.
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