El nacimiento del Honda Integra supuso un punto de inicio de un nuevo segmento, el de los híbridos entre motos y scooters con la intención de aprovechar lo mejor de cada mundo: el dinamismo y la sensaciones de las primeras, y el confort y sentido práctico de los segundos. Una idea en principio brillante pero que no terminó de cuajar hasta la aparición del X-ADV, de imagen impactante y con un equipamiento muy completo con el que capaz de pelear de tú a tú frente maxiscooters de reconocido prestigio, así como convertirse en una alternativa a algunas trail ruteras de media cilindrada.
Las buenas cifras de ventas del X-ADV son fiel reflejo de que el camino tomado por Honda era acertado, incluso teniendo en cuenta su precio elevado. No obstante, su particular estética y orientación "crossover" sigue siendo una pequeña barrera para algunos usuarios, de ahí que Honda haya decidido dar un giro más a la tuerca a su concepto con el lanzamiento del Forza 750, el miembro más grande dentro de esta familia que se completa con el Forza 125 y el también novedad Forza 350.
Utilizar el apellido Forza es una clara declaración de intenciones por parte de Honda, cuya imagen ya sí que es propia de la de un maxiscooter GT aunque, como veremos, conserva la mayor parte de las características técnicas del X-ADV, del que toma la base.
GT con alma deportiva
Es en el apartado estético donde los dos modelos de Honda más se separan, pues el Forza 750 adquiere una imagen elegante con ciertos guiños deportivos. Para ello se ha trabajado en una carrocería de líneas angulosas, especialmente en su parte frontal, en donde además encontramos una doble óptica afilada, con los intermitentes incrustados en cada uno de sus perfiles y con una pieza cromada que une ambos elementos simulando una tira luminosa. Su pantalla de generosas proporciones se integra perfectamente, mientras que los retrovisores quedan en una posición muy adelantada.
Como se intuye perfectamente en las fotos, no es un scooter pequeño, pero se accede bien a su asiento, situado a 790 mm, a pesar del gran puente central. Se llega bien al suelo, apoyando los dos pies aunque de puntillas con mis 165 cm de altura, lo que no está nada mal. El tacto de sus mandos es excelente, y con una gran sensación de calidad en todos sus componentes. El asiento es muy cómodo, con mucha superficie de apoyo para el piloto y el acompañante, quien disfruta de unas buenas asideras traseras donde agarrarse y de unas estriberas de aluminio donde apoyar los pies. El piloto, por su parte, cuenta con una buena superficie de apoyo quedando las piernas en una posición bastante confortable. La distancia hasta el manillar es correcta y con la instrumentación perfectamente encajada tras el parabrisas.
Pantalla TFT y smartkey
Este cuadro de mandos está formado por una pantalla TFT de 5” a todo color que ofrece una información clara y bastante completa. El tacómetro y el velocímetro protagonizan el contenido al ocupar la parte central, mientras que a la derecha encontramos el modo de conducción seleccionado, los niveles en cada una de las ayudas electrónicas de las que se lucra el Forza 750 y la marcha engranada. En la parte inferior obtenemos los datos del odómetro y distintos parciales, así como los datos recabados por el ordenador de a bordo que se pueden visualizar de cuatro maneras distintas con sólo usar un botón de la piña izquierda. El manejo de esta instrumentación es bastante sencilla e intuitiva de forma remota por los controladores de las piñas, tanto en parado como en marcha.
Motor suave y fácil de usar
Una vez colocadas todas nuestras pertenencias en sus respectivos habitáculos y con la smartkey en el bolsillo, llega la hora de ponerse en marcha, y con muchas ganas a pesar del día lluvioso. Al apretar el botón de encendido me encuentro con un sonido ronco y contenido, me gusta. Tengo tantas ganas de probarla que abro ¡y la moto no se mueve! Y es que aunque la mentalidad -y la posición de conducción- es de scooter, el Forza 750 cuenta con el sistema de transmisión de doble embrague DCT con marchas y de primeras está en neutral, en punto muerto. Para que comience a rodar no hay más que pulsar la letra D de su botonera derecha. Ah, y no debemos pasar por alto quitar el freno de estacionamiento situado al lado del botón de arranque y pare, un dispositivo esencial para dejarla aparcada sin que se mueva.
Lo que no conviene hacer en marcha es regular los espejos, pues quedan muy adelantados y te obliga forzar la postura para alcanzarlos. Eso sí, una vez bien orientados ofrecen una visión muy buena y además te permiten mantener la mirada al frente.
Ya desde el principio, lo más destacado es la sensación de suavidad, no se aprecian vibraciones y los cambios de marcha son prácticamente imperceptibles, incluso las reducciones. Es cierto que voy manteniendo una velocidad constante y que el modo Rain es muy suave en cuanto a su entrega de potencia. Es increíble cómo ha evolucionado el sistema DCT desde su nacimiento hace ya diez años, tanto que incluso no he sentido apenas curiosidad por probar el cambio manual mediante las levas situadas en el manillar izquierdo. Es más, teniendo en cuenta la filosofía del Forza 750 igual hasta se podía haber evitado esa opción y dejar que sea la propia moto la encargada del cambio.
Según ganamos confianza y a pesar de que la incesante lluvia, decido a probar el modo Standard, el cual ya muestra algo más de alegría al realizar los cambios pero siempre manteniendo un alto grado de confort. El control de tracción se sigue mostrando implacable a las aceleraciones en situaciones de riesgo, como pinturas de pasos de peatones, lo que da mucha tranquilidad.
Suspensiones y frenos
En cuanto al confort, no se nota demasiado el viento, evidenciando que la protección aerodinámica está bien conseguida y, por eso, a pesar de la lluvia llego con las piernas y los pies secos, también el pecho, mientras que el agua sólo me ha llegado a los brazos. No se notan las turbulencias en el casco, aunque habría que ver cómo le afecta a pilotos de mayor altura.
La frenada tampoco deja lugar a la duda, contundente pero muy fácil de dosificar, siendo un aspecto crucial con el suelo mojado. El ABS trasero rechista a la mínima en el modo lluvia, siendo más permisivo en los otros. El delantero no lo he llegado a sentir, lo que no significa que no haya realizado su labor, sino que su puesta a punto es eficaz.
Conclusión y valoración
El Honda Forza 750 irrumpe con fuerza en un segmento con dos claros contendientes, el Yamaha TMax y el Kymco AK 550, a los que va a tratar de arrebatar cuota de mercado, una tarea complicada que sin duda es posible por sus buenas aptitudes generales. Los argumentos para convertirse en protagonista están bien definidos: un producto de calidad, con mucha tecnología y una estética con gran magnetismo e identidad de familia.
En su contra, juega el hecho de no contar con un espacio bajo el asiento tan grande como el de sus rivales o el utilizar un sistema de transmisión secundaria por cadena que obligue a su mantenimiento y engrasado, aunque por otro lado más económico cuando toca sustituirlo.
Su equipamiento, igualmente, se sitúa al mejor nivel y todo ello por un precio acorde a lo que ofrece: 11.350 €, situándose en el punto medio entre sus dos principales contendientes y por debajo del que ostenta el X-ADV.
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