PRECIO, EQUIPAMIENTO Y DATOS TÉCNICOS
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Si algo les sobra a las motos de Milwakee es carácter y aunque no seas un seguidor de esta “way of life”, cuidado porque tienen algo que engancha. Primero porque te cambia el concepto de todo en cuanto subes a la moto, y la novedad siempre despierta intriga. Está claro, soy de motos más “convencionales” pero un big twin de pura cepa da gusto sentirlo. Y eso que es el motor más pequeño de la familia pero goza un empuje digno de un pequeño bisonte. Refrigerado por aire y con inyección electrónica, conserva su estilo de siempre pero adaptado a los tiempos de ahora.
Diferente pero Harley
El color de esta versión denominada Super Low Pearl es muy llamativo, quizás poco Harley pero lo cierto es que combina muy bien con los cromados y el negro. La estampa está muy lograda miremos por donde miremos y se aprecia el mimo con que son fabricadas estas motos en cada detalle. Pero dejemos de mirar y bajemos un poco el culo para disfrutar del “acero de Milwakee” a solas porque con la Super Low tres son multitud y su asiento sólo dispone espacio para uno.
Es una moto que sirve para todo y para nada, como otras tantas de capricho. Y es que no es urbana, tampoco turística ni rutera pero no le hace ascos absolutamente a nada. Ya lo pude comprobar durante los días que cabalgué a esta bajita pero matona Harley. En ciudad la puedes mover con bastante soltura, siempre teniendo en cuenta lo larga que es, su especial geometría – para nada torpe- y la anchura que le otorgan las estriberas que marcan el ancho máximo. Con ellas se busca una postura nada forzada pero muy concreta y a la hora de la verdad esos centímetros extra que te posicionan como un machote, son un poco incordio cuando los espacios se estrechan. También tienen otro inconveniente, y es que si la moto ya es baja (asiento a 695 mm) y tiene tendencia a que nuestros pies vayan muy cerca del suelo, con esta longitud hace que los avisadores estén todo el día dando la nota; uno ya había desparecido y el otro también iba camino de la defunción. Lo cierto es que no me gusta eso de ir arrastrando nada porque resta confianza si queremos un ir poco alegres cuando la carretera empieza a serpentear. Pero esta Harley no es para eso, es mucho más amiga de las rectas y le gusta que la lleves muy suave, balanceándola de curva en curva como si llevases a una mujer de la cintura mientras la música suena – Suspicious Minds del Rey sería muy apropiada-. Esto hace que ella sonría y muestre su mejor cara con un motor que responde muy bien y una comodidad de marcha que tan sólo perturba algún inoportuno bache que las suspensiones digieren con cierta sequedad, ya que el hidráulico no proporciona una buena absorción. Pero es un aspecto que va un poco en consonancia con el recio carácter de la moto. Tampoco los frenos son especialmente potentes y esto obliga a tirar bien fuerte de las manetas si necesitamos detenernos con cierta urgencia.
"Li ttle big twin"
Aunque en parado es una moto pesada con sus 255,4 kg declarados, en marcha es una moto agradecida porque tiene unas geometrías custom pero nada radicales, lo que permite moverse con cierta agilidad. Volviendo al motor, es lo que me más me ha gustado de la moto por varios motivos: el primero es la polivalencia, el segundo es el sonido, y el tercero es el rendimiento cuando se le exige. Por eso este pequeño “big twin” no es sólo el alma, sino también el corazón que late con fuerza, emitiendo un agradable pero nada escandaloso sonido en connivencia con sus dos preciosas salidas de escape, marca de la casa. Y sería perfecto si contase con un cambio más preciso a la hora de buscar el punto muerto, porque se resiste mucho a entrar y es un poco fastidioso. En su favor, decir que el escalonamiento de las cinco marchas parece ideal por la combinación que ofrece de par y potencia. No necesitamos ir siempre en un régimen de giro óptimo, sino que las marchas son lo suficientemente elásticas para sacar lo mejor del motor en cada momento. Además la inyección electrónica hace que no sea una moto muy tragona y esto combinado con sus 17 litros de capacidad le dan una autonomía que supera con facilidad los 250 km.
Los bonitos espejos retrovisores merecen un comentario; son realmente muy apropiados para el estética de la moto pero tienen el defecto de no ofrecer una visión perfecta de lo que sucede detrás de nosotros. Nos vemos mucho las manos y esto resta campo de visión. También hay otro detalle que me sorprendió más que nada porque no suelo montar en Harley y seguramente pequé de pardillo: al estar separado el bloqueo del bombín de contacto, iba con prisa y olvidé desbloquear, así que me llevé un pequeño susto porque te permite arrancar con la moto bloqueada.
Lo cierto es que la Super Low sorprende para bien en casi todo, sobre todo en el concepto y en el carácter, evidenciando en cada detalle el cuidado con el que se fabrican estas motos. El tapón del aceite, por ejemplo, con el logo Harley o la instrumentación súper sencilla pero con una pequeña pantalla digital que te informa de que tienes la pata puesta, son guiños a lo genuino pero también nos recuerdan que en Harley no pierden el paso a la innovación pero con cautela. Además esta Sportster tan especial es de lo más barato que se puede encontrar en la gama, siendo accesible a todo el mundo no sólo por su altura sino también por los 8.990 € que cuesta.
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