Es la primera vez que me pongo a los mandos de una montura de UM Motorcycles, una marca que lleva poco tiempo en España pero que poco a poco se va abriendo un hueco con un catálogo amplio y diversificado: scooters, trail, naked y custom. Sobre todo de estas últimas, de hecho la marca americana ha copado el segmento de las custom 125 con cinco modelos de la familia Renegade, cuatro de los cuales comparten la misma base. El quinto en discordia es el más sencillo de todos en cuanto a mecánica y es el que he tenido ocasión de probar.

Mini “Harley”

Esa simplicidad no tiene su reflejo en el apartado estético, muy cuidado en esta Renegade. La pintura empleada en el depósito y guardabarros resulta bastante atractiva, con un contraste muy logrado con el negro del motor, bastidor, horquilla y otros elementos. El asiento, en imitación cuero marrón da otra nota de color y además está terminado con los pliegues a modo de acolchado que acompañan al aspecto clásico de la moto.

Aunque se trata de una montura de corte económico esconde algunos detalles interesantes, como la luz trasera de LED o la toma USB situada en un lateral de su instrumentación. Un componente, éste, formado por un reloj analógico con el velocímetro que incorpora una pequeña pantalla digital LCD con alguna información interesante, como la marcha engranda o el nivel de combustible. Su diseño es bastante vistoso, con el fondo metálico, pero que al mostrar los dígitos en millas y en kilómetros dificulta en parte su lectura.

Los conmutadores son bastante accesibles aunque su tacto es algo duro, especialmente el de los intermitentes. Las manetas no son regulables pero ofrecen un suave y preciso accionamiento, mientras que los espejos brindan una buena visión trasera. El tapón del depósito de gasolina es bonito en cuanto a su diseño, pero carece de bisagra y obliga a quedarte con él en la mano al repostar.

¡Qué comodidad!

Subirse a la Renegade Sport es sencillo, aunque las dos primeras veces que lo hice golpeé con mi pie el respaldo para el pasajero, otro detalle de su equipamiento de serie. Una vez interiorizado, ya es cuestión de pasar la pierna por su bajo y amplio asiento para poder poner el culo sobre él. Su mullido blando resulta muy acogedor en un primer instante, aunque cuando llevas un buen rato seguido encima de él echas de menos algo más de firmeza.

La forma del manillar y las plataformas para los pies adelantadas me hacían presagiar una ergonomía poco natural, pero estaba equivocado. Es una moto muy cómoda incluso para alguien corta estatura como yo, sin que obligue a alargar demasiado piernas y brazos. No he tenido ocasión de llevar pasajero, pero su superficie y su respaldo invitan a pensar que un segundo sería bienvenido. Su peso contenido favorece las maniobras, pues además se llega muy bien con los dos pies al suelo.

¿Sólo 10 CV?

Toca ahora lo más entretenido, que es ponerse en acción. Basta quitar la pata de cabra -cuenta también con caballete central- y apretar su botón de arranque para que su pequeño monocilíndrico refrigerado por aire se ponga en marcha. Es un propulsor que suena poco y apenas vibra, lo que siempre se agradece. La segunda noticia agradable se encuentra en que no es necesario revolucionar demasiado el motor para tener empuje suficiente para moverse entre el tráfico de la ciudad, no es que sea un prodigio a bajo régimen, pero sí lo bastante enérgico para andar con cierta suavidad aprovechando la inercia una vez que la moto está lanzada.

Las marchas entran de forma correcta, con suavidad y precisión, y lo mismo puedo decir del puento muerto, fácil de encontrar cuando lo buscas. El embrague tiene un buen tacto y es sencillo de dosificar. El único punto un tanto discordante es el excesivo recorrido del acelerador, que obliga a girar demasiado la muñeca si se quiere exprimir al máximo su motor.

Pero en líneas generales, esta Renegade cuenta con un rodar suave y con sensación de tener algo más de potencia de lo que indica su ficha técnica. Arranca bien desde parado en los semáforos y no pierde fácilmente el rebufo de otras motos a poco que andes rápido jugando con el cambio. Aunque también te digo que es una moto que no invite a ir a con prisas por la viva: el ritmo tranquilo es lo que más le gusta.

Eso sí, en autopista se transforma, pues he logrado ver 120 km/h en su marcador. Justo es decir que aprovechando un falso llano en bajada. En condiciones normales, la Renegade Sport mantiene los 100-110 km/h con facilidad y sólo en repechos más pronunciados se queda sin fuerza y se pierde algo de velocidad. Aunque sea una moto enfocada a su uso en ciudad, lo cierto es que salir a la carretera no plantea excesivos problemas, sobre todo si se realiza de manera ocasional.

Cara y cruz en la parte ciclo

Debemos estar atentos cuando se circula a cierta velocidad, pues con la Renegade Sport es obligatorio anticiparse bien en las maniobras de retención porque las frenadas de emergencia no le gustan. El freno delantero no tiene excesivo mordiente y eso que su disco delantero de 280 mm debería ser suficiente. Pero el caso es que hay que apretar con demasiada fuerza de su maneta para obtener el resultado deseado. Al menos, el freno trasero ofrece un buen tacto y ayuda bastante pues además al accionar el pedal el sistema combinado envía fuerza delante y supone una gran ayuda.

Tampoco me ha convencido el agarre de los neumáticos de la marca Yuansing, sobre todo en los días fríos y húmedos en los que he estado probando la moto. He llegado a hacer derrapar la rueda trasera al abrir gas al salir de alguna curva y tampoco es que sea una moto que requiera un control de tracción con la potencia que tiene. Y también he sentido la rueda delantera deslizar al realizar alguna parada de emergencia.

Lo que sí me ha dejado un buen sabor de boca han sido las suspensiones, con un tarado más bien blando para resultar cómoda y absorber bien los baches. La horquilla absorbe filtra bien las irregularidades, mientras que el doble amortiguador trasero sí que responde de manera algo más seca cuando afronta las irregularidades.

Conclusión y valoración

Poco más se le puede pedir a una moto de 2.390 € de lo que ofrece esta UM Renegade Sport. Se ha cuidado la estética, algo que valora especialmente el público al que va dirigida, y además con algunos detalles en los acabados que no esperaba encontrar en una moto de este corte.

Responde bien en el apartado mecánico, con una respuesta solvente para el uso urbano que se le supone, e incluso con cierta solvencia a la hora de rodar por vías más rápidas. Lógicamente, no cuenta con unas prestaciones de asustar, pero su respuesta suave y poco exigente se convierte en un gran atractivo.

Su punto más negativo, el agarre de los neumáticos, tiene una solución muy sencilla: lo que cuesta cambiar sus neumáticos. Una operación que se puede realizar incluso antes de sacar la moto del concesionario y que no creo que suponga un coste de más de 150 €. El precio de todo el conjunto seguiría siendo realmente atractivo y además incidiría no sólo en el agarre al afrontar las curvas sino también a la hora de frenar, que como comentaba antes tampoco es el fuerte de la Renegade Sport.