Dentro de la gama Adventure de KTM, la 1290 siempre se ha mostrado como la moto más desafiante, ya sea por tamaño, ya sea por su concepto radical. Esto alejaba a pilotos más tranquilos y por supuesto a aquellos de talla más menuda. Con el lanzamiento de la versión 2021, la marca austríaca anuncia que las cosas han cambiado, que ya es una moto para todos los públicos, y eso que las fotos oficiales promocionando su gran novedad invitan a pensar lo contrario, con un piloto enfundado en su mono de cuero circulando a todo trapo en el mítico circuito de Terramar, cerca de la localidad de Sitges.

Para demostrar las bondades de su nuevo producto, KTM nos ha invitado a la presentación para la prensa internacional, realizada en Fuerteventura. Un lugar ideal, con carreteras de curvas con buen agarre e incluso alguna pista de tierra y grava sin mayores dificultades.

Depósito dakariano

En un primer vistazo ya se vislumbran algunos cambios estéticos de importancia, aunque manteniendo siempre ese sello inconfundible que los austriacos imponen en sus monturas. Lo más característico, como siempre, ese doble faro delantero en forma vertical que nunca deja indiferente. Eso sí, en esta versión se ha modificado ligeramente para dar cabida al sensor radar que se encarga de gestionar una de las novedades más importantes, el control crucero adaptativo, del que os hablaré más adelante.

Pero lo más llamativo es nuevo depósito de gasolina de 23 litros de capacidad, inspirado en el que estrenó la 790 Adventure y que mantiene la 890 Adventure, aunque en mi opinión mucho mejor resuelto en la 1290 que en las otras desde el punto de vista estético. Para ello, KTM ha tenido que elaborar un complejo entramado con tres depósitos conectados entre sí pero que ofrecen una visión más aventurera que me recuerda al de las motos de rally, sin resultar excesivamente voluminoso. El depósito está confeccionado en plástico de distintos grosores, con la mayor espesura en las zonas más expuestas en caso de impacto o caída.

TFT de 7” y “keyless” antirrobo

En su parte superior encontramos una pequeña guantera con toma USB en donde podemos llevar un teléfono móvil, unas gafas, la tarjeta del peaje... Eso sí, sin cerradura, por lo que no es muy recomendable dejar algo de valor cuando no tengamos la moto a la vista. A continuación nos encontramos la nueva pantalla TFT de 7”, repleta de información pero con los datos esenciales presentados de forma clara. La navegación por los menús se realiza mediante una nueva botonera retroiluminada. La principal característica se encuentra en la facilidad de manejo, incluso en marcha, pues para la selección de la mayoría de los parámetros basta con usar una de sus cuatro flechas. Yo siempre recomiendo realizar todas estas tareas en parado, se evitan distracciones, pero lo cierto es que cambiar de modo motor, por ejemplo, se realiza de forma tan inmediata que tampoco es un problema hacerlo en movimiento.

También resulta bastante sencillo el manejo de la otra pantalla, la parabrisas, regulable en altura de forma manual mediante unas ruletas situadas a ambos lados. No hay que usar ambas ruletillas al mismo tiempo, cualquiera de ellas se puede utilizar de manera individual, permitiendo seis niveles y con una diferencia de 55 mm entre la posición más baja y la más alta.

Como no podía ser de otra manera, toda la iluminación es con tecnología LED, con luz diurna y luces cuneteras incorporadas. Además, dispone de llave inteligente de proximidad dotada de un sistema antirrobo -denominado ARA- que impide el arranque del motor salvo que se apriete un pulsador del mando a distancia.

Con los pies en el suelo

A simple vista se aprecia igualmente una diferencia sustancial respecto al modelo 2020: su asiento está situado a menor altura. Y vaya si se nota, subirse a la 1290 Super Adventure es sencillo incluso para alguien de mi estatura -165 cm-, apoyando los dos pies en el suelo aunque no con la totalidad de la planta. A esto hay que añadir que los bordes del asiento se han reducido a la altura por donde bajan las piernas, de manera que el arco que se forma tiene un ángulo inferior. Su altura se puede regular de manera sencilla y sin herramientas, con una diferencia de 20 mm entra las dos posiciones disponibles. El catálogo de accesorios recoge hasta once modelos distintos de asientos, por lo que es casi imposible no encontrar uno al gusto de cada uno.

La posición de conducción es muy cómoda, el manillar no obliga a abrir demasiado los brazos y queda a muy buena distancia. Las piernas van ligeramente flexionadas y relajadas, pero si mides más de 175 cm es necesario colocar el asiento en la posición alta para no llevar las rodillas tan dobladas. Los que superen el 1,80 m de altura creo que verán con buenos ojos un asiento más elevado todavía.

Una vez ajustados los espejos y reguladas las manetas de embrague y freno, toca ponerse en marcha en la ruta que KTM nos ha preparado por la isla, en un día en el que vamos a encontrar casi de todo: sol, lluvia y temperaturas de entre 15º y 22º.

Motor Euro5 y 160 CV

Comenzamos la ruta por la ciudad en donde ya se aprecia la suavidad de su motor. Mantiene las mismas cifras que su predecesor, es decir, 160 CV y 138 Nm. Eso sí, ahora es 1,6 kg más ligero y cumple la normativa Euro5 y, sobre todo, su funcionamiento se me antoja más suave, más amable circulando a bajas vueltas. Permite rodar a 50 km/h en cuarta sin que se noten vibraciones o tirones y sin ruidos procedentes de la cadena.

Abandonamos las calles para adentrarnos en las bien asfaltadas carreteras majoreras, repletas de curvas que suben hacia las zonas más montañosas y con apenas tráfico. Es el lugar ideal para ir jugando con los distintos modos de conducción que de serie ofrece la 1290 Super Adventure: Street, Sport, Rain y Off-road, aunque este último lo reservamos para el final de la jornada.

El carácter de la moto varía bastante utilizando uno u otro modo. Tanto el Sport como el Street garantizan los 160 CV, pero mientras que con el Street la potencia llega de manera lineal y fácilmente dosificable, con el Sport la moto se torna más directa en sus reacciones. No es ni mucho menos una moto radical, pero sí que aprecias que le llega más trabajo al control de tracción, encargado de domar la rueda trasera.

Justo cuando estábamos en las zonas más reviradas y altas de Fuerteventura hacía su aparición la lluvia. No es que disfrute demasiado en agua, lo reconozco, pero me servía para comprobar ese modo Rain que rebaja la potencia hasta los 100 CV. Si a ello le añades una curva más plana, entonces te encuentras una moto muy fácil de conducir y que te ofrece una alta sensación de seguridad a la hora de abrir el acelerador... y de cerrarlo. Y es que da lo mismo el ritmo que plantees, que la nueva KTM no transmite ni una sola queja en forma de pérdida de adherencia.

El cambio es suave y preciso aunque he echado en falta un cambio rápido de serie, ya que el Quickshifter + es opcional. Es una lástima porque una moto de este tipo aventurero deportivo demanda un cambio de esta naturaleza.

Electrónica y suspensiones semiactivas

La electrónica de la 1290 Super Adventure permite además modificar las distintas ayudas independientemente de los modos de motor. Es decir, se puede optar por un modo Sport, con la respuesta rápida del acelerador, pero con una respuesta rápida del control de tracción. O, al revés, un modo Street con la respuesta menos intrusiva del control de tracción. Los modos de motor no influyen el resto de ayudas, como el control de tracción, el ABS o las suspensiones. Cada uno de estos dispositivos se regulan de manera autónoma, con lo que las distintas configuraciones se multiplican. He echado en falta por este motivo una opción personalizable, con uno o dos perfiles, que agrupara todas estas ayudas con algún tipo de configuración favorita.

He jugado con los distintos niveles de intervención del MSTC y del ABS pero necesitaría más tiempo la moto conmigo para sacar diferencias entre ellos. Sentí alguna vez el control de tracción, mientras que el ABS de delante sólo lo noté una vez y encima con la moto inclinada, suficiente para darle la mejor nota posible y para agradecer la gran suerte que tenemos de contar hoy en día con este tipo de elementos.

Lo que no requiere de tanto tiempo para comprobar sus bondades son las suspensiones. La 1290 Super Adventure ofrece de serie un sisema electrónico semiactivo con material WP Apex con un recorrido de 200 mm tanto para su monoamortiguador como para su horquilla de 48 mm de diámetro.

Igualmente, me he dedicado a "trastear" con sus distintas opciones -Comfort, Street y Sport, al que hay que sumar un Off-road-. Nuestra unidad de pruebas contaba con el sistema opcional Pro, que incluye un modo Auto que se encarga de gestionar de modo automático tanto la horquilla como el amortiguador teniendo en cuenta el estado del asfalto y el estilo de conducción. Me ha sorprendido su funcionamiento, dando igual circular por encima de resaltos en semáforos que realizando una conducción deportiva en una carretera bacheada o lisa. Las sensaciones son las mismas, se tragan todo con mucha firmeza y manteniendo siempre un alto grado de confort. Este sistema Pro incluye también el Anti-Dive, un sistema que evita que el tren delantero se hunda en las frenadas más pronunciadas. No es que quede rígida la horquilla, se hunde levemente, pero se pierde esa sensación extraña que ocurre en las maxitrail con suspensiones de largo recorrido.

No hace falta decir que teniendo en cuenta las bondades del motor y con unas suspensiones que lo permiten todo, la 1290 Super Adventure invita a rodar alegre en carreteras de curvas. Claro está, su renovado chasis, más corto y con mayor apoyo en la rueda delantera, así como el depósito que traslada el centro de gravedad a un punto más bajo, hace que nos encontremos ante una moto muy ágil y fácil de meter en curva. Para lograr el mayor grado de estabilidad los ingenieros decidieron alargar el basculante, con lo que también se mejora en la tracción.

En la frenada no se han introducido cambios, se sigue contando con equipo Brembo, con doble disco de 320 mm y con pinzas de anclaje radial. Por mordiente y dosificabilidad no hay reproche alguno, y solamente he echado de menos algo más de contundencia en el freno trasero. Por otro lado, era la primera vez que probaba una moto con los Mitas Terra Force-R que trae de serie la KTM, sorprendiéndome por su buen comportamiento en seco y en mojado.

Control Crucero Adaptativo

Uno de los grandes reclamos en esta versión 2021 es el “Adaptative Cruise Control”, un sistema desarrollado de forma conjunta con Bosch que permite mantener la distancia con el vehículo que te precede utilizando para ello el radar situado en el frontal. Es un sistema que se ofrece de serie y que me ha resultado interesante teniendo en cuenta que, como con todos estos sistemas innovadores, requiere de una evolucion constante.

Se le coge el truco rápidamente, para ello sólo tienes que apretar el botón de puesta en funcionamiento del control crucero, como en cualquier otra moto dotada de este mecanismo, y tras colocarte detrás del coche que sirve de “guía” fijar la velocidad. El sistema permite hasta cinco niveles para mantener la distancia así como dos modos, Sport y Comfort, para facilitar los adelantamientos.

Me ha resultado muy útil al circular en una carretera con tráfico denso en la que hay que andar con cuidado por continuos frenazos. Sólo hay que encargarse de reducir de marcha, pues si se toca freno o acelerador el sistema se desconecta. Hay que tener cuidado en las rotondas pues si el vehículo guía se va por otro camino, el sistema pierde su referencia y es posible que acelere al tener vía libre. Pero en general me ha parecido un sistema bien conseguido que puede evitar accidentes por alcance cuando se circula de manera “despistada” viendo el paisaje, por ejemplo.

Conducción off-road

Aunque esta versión S no es la más enfocada a un uso fuera del asfalto, lo cierto es que el off-road se encuentra dentro del ADN de KTM. He tenido la suerte de poder usar la 1290 Super Adventure en unas pistas bastantes sencillas en donde los neumáticos Mitas, a pesar de su dibujo totalmente asfáltico, han respondido con mucha nobleza.

La moto cuenta con un modo Off-road que hace que la respuesta del acelerador sea más suave, permite bloquear el freno trasero y que deja deslizar la rueda trasera hasta cierto punto. Y digo “hasta cierto punto” pues hay que abrir con ganas el mando del gas para lograr hacer derrapar la rueda trasera, si se acelera de forma tibia el control de tracción siempre ganará la batalla. El problema es que acelerar sin contemplaciones implica correr mucho. Nuestra montura contaba con el modo de conducción Rally, opcional en esta versión, que transforma totalmente la moto. Para empezar, ofrece nueve niveles de deslizamiento de la rueda trasera y, para terminar, permite seleccionar el modo de rapidez de respuesta del acelerador. Vaya diferencia, a punto estuve de salir por las orejas el único momento que situé todos los parámetros en su posición más radical. Palabras mayores.

Conclusión y valoración

¡Cuánto ha cambiado la 1290 Super Adventure! Sin perder sus posibilidades deportivas se ha logrado domesticar la bestia para conseguir una montura mucho más fácil de conducir y bastante más asequible para pilotos de menor talla.

El motor muestra una doble cara, a bajo y medio régimen es todo suavidad y muy lineal en la entrega de la potencia, pero cuando se va escalando en el tacómetro te encuentras lo que ya conocíamos, una moto exigente que se acerca más al concepto deportivo que al aventurero. Eso sí, en esta ocasión apoyado todo en una electrónica muy desarrollada en donde brillan con luz propia las suspensiones. Es impresionante cómo filtran las irregularidades y lo bien que se acoplan al nuevo chasis.

El control crucero adaptativo aparece como la gran novedad por parte de KTM y de hecho me ha sorprendido para bien su funcionamiento. Eso sí, me parece más una herramienta de marketing pues creo que el resto de ayudas electrónicas son más útiles en el día a día e igualmente desarrolladas al mejor nivel. Pero claro, éstos son elementos con los que difícilmente KTM puede diferenciarse de su competencia porque ya son habituales y además son "obligatorios" en los rangos de precio en los que se mueve la 1290 Super Adventure: 19.199 €, sin contar opciones.

En definitiva, KTM ha desarrollado una moto para grandes travesías, principalmente por asfalto, sin renunciar al toque deportivo propio de los austriacos.