Desde su aparición en 2009, este compacto vehículo de carácter ultra-urbano convenció al público con sus argumentos a favor de una movilidad lógica: precio al alcance de todos los bolsillos, comportamiento resolutivo en ciudad y un consumo extremadamente bajo en el que colaboraba el sistema del motor de arranque y parada, denominado start&stop.

Todo eso se mantiene a día de hoy -en su quinta generación- pero las mejoras han sido tantas que el PCX continúa su exitosa vida desde una perspectiva cada vez más eficiente, en todos los sentidos. Más seguridad y tecnología, más sentido práctico y un motor más capaz, reformulan la receta de la inteligencia urbana que propone el PCX 2021.

Muchas novedades en 2021  

Aparte de un nuevo diseño que evoluciona sin salirse de los cánones marcados por sus predecesores, el PCX evoluciona gracias a un rearme general en el que el motor adaptado por decreto a la normativa Euro5 ha sido la excusa perfecta para todo lo demás.

Para no aburrirte, te hago un breve resumen: nuevo control de tracción desconectable, modificación en chasis, mejora de la suspensión trasera y neumáticos más anchos. En el apartado tecnológico destaca la ya casi imprescindible llave de proximidad, una toma USB en la guantera y la luz de día DRL que nos asegura una mejor visibilidad por parte de los otros vehículos. Y algo muy importante en el plano útil es un mayor espacio para el hueco del casco que ahora llega hasta los 30,4 litros; esto hace que podamos alojar cualquier casco integral y tengamos bastante más espacio para nuestros enseres diarios.

La instrumentación también ha variado un poco su puesta en escena, incorporando de paso el testigo del control de tracción que puede desactivarse dejando pulsado uno de los botones del cuadro. La pantalla LCD digital se ve con mucha claridad y en ella hay un gran protagonismo del velocímetro y el nivel de combustible. El ordenador de a bordo es un buen aporte, sobre todo en lo que al consumo medio se refiere.

Otro detalle pequeño pero importante es que el tapón del depósito de la gasolina cuenta ahora con un soporte donde dejarlo para evitar que se pierda.

Así que con todo esto sumado a todo las buenas cualidades que tenía el PCX, como la facilidad de conducción derivada de su ligereza y tamaño compacto o la eficiencia de su motor, tenemos un producto que pretende alcanzar la perfección dentro de su concepto. Vamos a ver hasta dónde llega esta generación 2021.  

Maxima suavidad y eficiencia

Lo primero que percibo al arrancar es la tremenda suavidad del motor y su discreción, algo heredado del modelo anterior y que cada vez es más destacable gracias a la sofisticada tecnología de baja fricción que Honda aplica a estos pequeños motores denominados eSP+. Apenas suena y apenas vibra.

Por cierto, para ponerlo en marcha se usa una ruleta -con retroiluminación azul- que se activa mediante la llave de proximidad o smart key que llevamos en el bolsillo. Desde ella se enciende y se apaga, además de contar con una función de encontrar en el scooter gracias a que parpadean los cuatro intermitentes.

Se nota que es un motor muy afinado y al acelerar refrenda ese carácter con una respuesta suave y muy progresiva. Es delicioso en ese sentido y además no tiene fisuras en la entrega de potencia, pues es constante y destaca el medio régimen que es el más útil para usar en ciudad.

Desde parado la respuesta ya es buena, con una salida que tiene cierto brío para poner terreno con los coches y mantener una aceleración decidida con un tacto siempre preciso y sedoso al gas.

Y lo mejor es que durante la prueba el consumo se mantuvo en un margen constante realmente bajo y en uso mixto, ya que abordamos algún trayecto periférico: 2,4 l/100 km. Esto hace que con 8 litros de depósito de combustible dispongamos de una gran autonomía.

Un elemento a destacar es lo bien que funciona el sistema de parada y arranque del motor. Al parar el scooter, se detiene pasados unos dos o tres segundos, es decir, casi de forma instantánea, y a la más mínima insinuación del acelerador vuelve a encenderse para reanudar la marcha como si el motor nunca hubiese estado detenido. Si todo esto no te va, tienes la opción de desconectarlo pero siendo conscientes de lo poco que consume el PCX, yo no lo haría porque seguro que tiene su buena parte de culpa.  

Versatilidad urbana

Una de las cosas que me sorprende es que a pesar de ser un vehículo de ciudad al 100%, puedes hace alguna breve escapada por autovía y el motor cuenta con la capacidad suficiente para hacerlo con seguridad en cuanto a las prestaciones que es capaz de ofrecer. Eso sí, olvídate de todo tipo de protección dada la compacta carrocería que tiene y la ausencia de pantalla parabrisas, ya que tiene un pequeño deflector negro. Y mido 1,66 m. y cuanto mayor sea tu envergadura, menos protección tienes. Y lo bueno es que chasis y suspensiones colaboran en ofrecer una agradable sensación de estabilidad a máximo régimen.

Y hablando de tamaño, llama la atención que su puesto de conducción puede dar acomodo a personas tanto de tallas bajas como altas. El asiento está situado a 765 mm del suelo por lo que es muy sencillo alcanzarlo y cuenta con prolongación de la plataforma para poder estirar las piernas. Dibuja un respaldo -no muy marcado- y cuenta con un tapizado anti deslizante de otro color en el puesto del pasajero y en la misma punta del asiento. Dispone de unas buenas asideras para la persona que acompaña detrás. 

Su bajo peso (130 kg) y pequeño tamaño lo convierten en un auténtico especialista del zigzagueo. Además, ofrece un radio de giro tan bueno que cuesta hacer tope con el manillar incluso en los giros a baja velocidad más cerrados. Es perfecto en este sentido ya que el discurrir entre coches se efectúa con una gran naturalidad, pues las llantas de 14 pulgadas son apropiadas para este concepto de vehículo escurridizo. Destacar sus neumáticos Michelin Citygrip que siempre dan buenas sensaciones y han pasado a tener medida 110 y 130 para generar más sensación de estabilidad.

Los espejos retrovisores están perfectamente integrados en el ancho del manillar, no reciben vibraciones y además ofrecen muy buena visibilidad.

En cuanto a la frenada, un disco se encarga de la retención delantera y está asistido por un sistema antibloqueo. Detrás hay un tambor y esto hace que no sea posible tener ABS. Lo cierto es que un tambor en un scooter tan avanzado es un detalle a mejorar porque además podemos bloquear la rueda en las frenadas más apuradas con el consiguiente deslizamiento. Eso sí, el PCX proporciona una frenada muy segura usando las dos manetas a la vez. Probando el ABS delantero, las reacciones no son muy finas y si apuramos mucho para hacer una frenada fuerte, se alarga la la distancia de retención y percibimos claramente las trepidaciones a la maneta.

El hecho de haber ganado recorrido en los amortiguadores traseros hace que las sensaciones sean confortables al atravesar baches o badenes. En este sentido no resulta un scooter con tacto demasiado seco o por el contrario blando en exceso, por lo que se ha encontrado un buen compromiso en este aspecto.

Si hay algo en lo que destaca, como decía antes, es el el fluido dinamismo que propone, ya que la maniobrabilidad es total, resultando ideal para gente con poca experiencia, ya que se sentirán muy a gusto con un scooter extremadamente manejable.  

Valoración final

El nuevo PCX mejora en muchos apartados incrementando su precio en 50 € respecto a la versión precedente y esto es una buena noticia porque los 3.150 € que cuesta siguen siendo muy competitivos. De hecho, son 150 € menos que su máximo rival, el Yamaha NMAX, aunque este ofrece todo lo que tiene el PCX -salvo la luz diurna- y suma ABS de doble canal y conectividad con el teléfono móvil, algo de lo que carece el PCX.

La calidad general es unos aspectos que destacan, tanto a la vista como al tacto. Los materiales y su ensamblaje gozan de buena presencia y ajustes. Y el equipamiento está a un buen nivel, destacando la llave de proximidad. 

El motor es otro de los puntos clave, no solo por su carácter ahorrador que es muy importante sino por el excelente tacto y las prestaciones que es capaz de ofrecer, en perfecta armonía con el planteamiento del scooter. Quizás un poco más de velocidad punta se agradecería para circular con mayor desahogo fuera del corazón de la ciudad, pero posiblemente esto perjudicaría todo lo bueno que nos proporciona desde parado y, especialmente, a medio régimen que es a lo que más partido vamos a sacar.

La faceta práctica está cubierta de forma excelente gracias a su gran hueco bajo el asiento y ahora gana al poder conectar el móvil con una conexión USB que hoy en día ya es una obligación.

Lo que sí podría ser una mejora obligada en la próxima generación es la sustitución del freno de tambor trasero, un elemento totalmente en desuso y que desentona en un vehículo tan vanguardista y con un alto estándar de calidad a pesar de su precio.

Un buen destello es la iluminación totalmente LED -tanto frontal como trasera- pues está muy bien armado en este importante sentido, no solo para que veamos bien por la noche sino para que nos vean lo mejor posible, potenciando la seguridad en este aspecto.

En definitiva, tenemos un Honda PCX que va a seguir siendo uno de los favoritos del público en 125 cc con ganas de escapar de los atascos en un medio de transporte tan eficaz en todos los sentidos que incluso resta sentido a cualquiera de los pujantes vehículos eléctricos equivalentes.