De ahí viene su nombre, Vitpilen, que significa flecha blanca en sueco. Y es que es ponerse a sus mandos y enseguida fluye un deseo irrefrenable de exprimir todo ese potencial que ofrece esta naked deportiva de estética tan peculiar. Y digo bien peculiar porque me es difícil englobarla en ningún segmento prestablecido. No es una café racer, tampoco es una streetfighter... se podría dejar como neo retro, este socorrido término que permite englobar algunos modelos actuales con algunos guiños al pasado.
Es una montura atractiva y diferente, de corte minimalista pero con todos los detalles muy cuidados. Destacable en este sentido el conjunto que forma la carrocería lateral, que sube hasta la parte delantera sirviendo de tapas de depósito de combustible, y al que se une un asiento de una pieza en doble altura. En su parte final encontramos el faro trasero de LED incrustado en su minúsculo colín, de donde salen también los intermitentes traseros. El portamatrículas inferior va anclado al basculante. Delante, se ha optado por un faro redondo de grandes dimensiones, igualmente en su totalidad con bombillas de LED.
Tanta simplicidad en cuanto a plásticos deja al descubierto todos los elementos que componen la parte ciclo así como su motor, incrustado en el entramado de tubos de acero que conforma el bastidor. Resaltar el empleo de unas llantas de radios en color bronce, a juego con otros elementos decorativos en esta Vitpilen 401.
Altura de asiento y posición de conducción
Basta subirse a su asiento, de mullido duro, para darte cuenta de lo exigente que es esta naked. Está situado a 835 mm del suelo, con lo que me obliga a estar de puntillas para llegar al suelo con mis 165 cm de altura. A esto hay que añadir una pata de cabra lateral que mantiene la moto en un posición bastante vertical, por lo que la tarea de subir y bajar de ella no es la ideal para pilotos de baja estatura. También es un pequeño hándicap su reducido ángulo de giro, aunque a su favor hay que decir que la moto es muy ligera, lo que supone una cierta ayuda a la hora de maniobrar en parado.
Ese minimalismo en el diseño no está para nada reñido con los detalles de equipamiento y acabados. Encontramos algunos detalles interesantes, como la regulación de las manetas -freno y embrague-, las piñas retroiluminadas y una instrumentación digital de forma esférica, repleta de información.
Uno de esos botones del manillar es el de arranque, el que a vida a este motor, un viejo conocido por ser el que utiliza la KTM 390 Duke, con un sonido potente y agudo. Ajusto los espejos y me acomodo en asiento, apreciando que el espacio que queda para el pasajero es bastante reducido aún no siendo yo nada corpulento.
Como presuponía, en unos pocos metros confirmo esas sensaciones obtenidas en parado: la moto obliga a forzar la postura tanto de la espalda como de las muñecas, mientras que las piernas van bastante flexionadas al haberse ubicado las estriberas en una posición elevada. En estas circunstancias, sólo te quedan dos opciones, o bien lloriquear y vivir como un amargado, o bien desarrollar un espíritu más gamberro y disfrutar de todo lo bueno que ofrece esta Vitpilen 401.
Sus rabiosos 45 CV
Y es que la sueca, con residencia en Austria, te compensa con creces si decides pasar al lado oscuro. Para empezar, cuenta con un motor explosivo capaz de sacar los colores a monturas de mayor cilindrada. Sus casi 45 CV cunden una barbaridad y no hace falta llevar la moto todo el rato en su zona alta, aunque es cierto que llega tan pronto a ella que terminas por acostumbrarte conviviendo con la luz de sobrerrégimen llamando la atención de forma constante. Es un propulsor muy alegre y realmente eficaz, con potencia más que de sobra para disfrutar igualmente en carreteras de curvas.
Pero no pienses mal, a la hora de circular más tranquilo, la Vitpilen 401 permite rodar a bajas vueltas sin sentir apenas vibraciones, mostrando su cara más amable con generosidad. Y es que no nos podemos olvidar que es una moto cuyo principal uso va a ser en ciudad, en donde no se está todo el rato con el cuchillo entre los dientes. De hecho, el mayor inconveniente que nos encontramos en este tipo de escenarios no se encuentra en el motor, es en el ángulo de giro, que es bastante limitado y no facilita el zigzagueo para buscar los huecos por donde pasar cuando se detiene el tráfico. Y tampoco ayuda la visión trasera que se obtiened esde los retrovisores, que siempre dejan a la vista la parte interna del brazo.
Carretera y manta
Aunque es una moto destinada principalmente para un público urbanita, lo cierto es que va tan sobrada que invita a disfrutar de ella en carretera, en donde su ligereza y potencia hacen de la Vitpilen 401 una montura muy fácil de conducir sin perder un mínimo de diversión. Lógicamente, lo que más le gusta son los tramos revirados, especialmente los bien asfaltados.
En este terreno, la pequeña Husqvarna saca a relucir toda su personalidad, apoyándose en la facilidad de su propulsor para subir de vueltas, todo un torbellino cuando abres el acelerador. Tiene empuje de sobra para colmar los deseos más ocultos pero sin que te sobrepase por exceso de potencia. El cambio está muy bien escalonado, además de resultar bastante preciso y de contar con un cambio rápido bidireccional que funciona a la perfección cuando se gira alto de vueltas. Su tacto es algo más duro a la hora de reducir, pero gracias a su embrague antirrebote el control es total en todo momento.
La firmeza de las suspensiones se convierte en otra gran aliada, pues la moto va bien pegada al suelo tanto delante como detrás, aunque cuando encontramos una zona más bacheada el amortiguador, sin bieletas, transmite esas irregularidades a la espalda. La horquilla, una WP Apex con barras de 43 mm, siendo también firme en su tarado, no transmite las mismas sensaciones. No obstante, ambos componentes son de lo mejor que se puede encontrar en su categoría, con múltiples regulaciones para encontrar la más acorde al gusto de cada uno.
Para detener la Vitpilen nos encontramos con un equipo de frenos ByBre, con un sobredimensionado disco delantero de 300 mm, con pinza de anclaje radial y cuatro pistones, como elemento principal. Su tacto y potencia de frenada no admite peros, pues la moto se detiene en seco sin mostrar queja alguna. El sistema antibloqueo, desarrollado por Bosch, se ha configurado para permitir una conducción deportiva, por lo que no resulta nada intrusivo. Y os puedo asegurar que no he tenido compasión con ellos.
Conclusión y valoración
Husqvarna pone en liza una montura especial, diferente a lo que puedas encontrar en el mercado pero actuando sobre seguro, pues tomar como base la 390 Duke es toda una garantía. Una garantía y la certeza de encontrarnos con una montura rabiosa gracias a su explosivo motor al que no le ha afectado en absoluto su homologación Euro5. Es un propulsor muy divertido que parece mayor de lo que indica su ficha técnica.
Se muestra ágil y muy capaz en todo tipo de terrenos, siendo las curvas y la ciudad sus platos más apetecibles. Eso sí, hay que estar preparado para una posición de conducción implacable con las lumbares y con las muñecas.
Su imponente estética es otro de sus reclamos más evidentes, no tienes más que dejarla aparcada en la calle para verificar cómo atrae las miradas. Y cuando la observas más despacio además se aprecia sus buenos acabados y la notable calidad de su equipamiento.
Lo mejor de todo es que la Vitpilen 401, aun con todo su equipamiento y todo lo bueno que ofrece, se encuentra en un rango de precio similar al de su competencia: 5.549 €. El mismo que el de su hermana, la Svartpilen 401, una montura igualmente original y más cómoda en cuanto a su posición de conducción.