PRECIO, DATOS TÉCNICOS Y EQUIPAMIENTO >

En positivo

  • Carácter
  • Sentido práctico
  • Ligereza, agilidad

En negativo

  • Precio algo elevado
  • Freno delantero

 

 

Vuelve la Vespa PX para evitar que algo auténtico desaparezca definitivamente, tal y como pensamos cuando Piaggio la retiró del catálogo hace casi siete años. Fue una mala noticia pero el fabricante italiano ha recapacitado, muy probablemente al ver que la marca LML comenzaba a vender de forma exitosa sus PX bajo otro nombre, Star. Parece la única razón de peso para relanzar un modelo al que de paso le han dado algunos retoques como el nuevo asiento, la rejilla frontal en el mismo color de la carrocería, los puños y el logo Vespa en la goma del túnel central. Minucias que no cambian lo más mínimo el carácter de esta belleza clásica.

Eterna

Este modelo desafía a todos aquellos cuya máxima de "renovarse o morir" consideran un axioma inquebrantable. Es tan relativo que la Vespa lo ha hecho pedazos para imponer el suyo; no renovarse para seguir vivo, porque ahí reside la clave de este modelo. No hay ningún scooter o moto en el mercado con tanto tiempo a sus espaldas, y esto es algo de gran mérito que pone de relevancia el tremendo acierto de su concepción y la robustez mecánica de su corazón de 2T.

En efecto el motor es de los poco que queda en el mercado de ciclo dos tiempos. Y los que hay están condenados a morir, la cuestión en cuando. Con los catalizadores necesarios, la PX ha sido capaz de adecuarse a la normativa anticontaminación vigente, Euro3. Lo cierto es que se trata de un vehículo para ir “vespacito”, apropiándome del nombre del famoso motoclub granadino, y el nuevo modelo continúa con ése rollo de desplazarse con calma. Incluso me atrevería a decir que el rendimiento es un poco menor debido a la mordaza que supone para el motor un exceso de catalización.

Única

Con sus sólo cuatro marchas al puño, aún siendo el motor de 150 cc, las prestaciones son discretas pero quién quiere ir a toda pastilla con un vehículo cuya estabilidad es tan buena como la de la actual economía española. Con sus pequeñas ruedas de 10 pulgadas y una suspensión delantera descompensada por concepto debido al monobrazo con bieleta oscilante, es nerviosilla de delante como ha sido toda la vida. Pero ojo, no se vaya a pensar alguien que esto significa peligro, para nada. Todo está perfectamente compensado. Lo malo sería si fuésemos a 140 km/h de esta guisa, eso sí daría miedo. Con la PX 150 no llegamos ni a 100 km/ reales pero su velocidad es suficiente para movernos en ciudad y hacer algún desplazamiento a los alrededores. De hecho en el casco urbano su poco peso y movimientos ágiles, resultan simplemente perfectos. Por cierto, que al tener sólo cuatro marchas, lo cierto es que ofrece una respuesta alegre, con chispa si aprovechamos bien la capacidad del motor que no está preparado para ofrecer mucha punta.

...¡Y viva la chapa!

La ergonomía se supone mejorada gracias al nuevo asiento pero lo cierto es que parece que todo está igual, en su sitio, y te hace adoptar la clásica posición que te encorva un poco hacia delante. El pie derecho siempre tiene que ir pendiente del freno, porque mientras se pueda y aunque parezca raro decirlo, yo prefiero quitar velocidad a la moto con el trasero. El freno delantero es demasiado brusco y exige un tacto prudente para no bloquear, cosa complicada porque tocar la maneta significa casi un frenazo. De todos modos cuestión de ir cogiendo el aire porque tras unos días, ya sabes cómo tratar a esta criatura de chapa estampada tan especial.

Porque ésa es otra de las cosas únicas que hacen de la Vespa algo irrepetible; la carrocería es el chasis y está fabricada en chapa, como antaño. Tampoco le falta la rueda de repuesto en uno de los cófanos porque en el otro está el motor, y esto también influye en su especial estabilidad, y por supuesto el cambio de marchas en el puño que funciona de forma poco precisa, como debe ser.

Merecen una mención los espejos retrovisores porque se ve muy bien gracias a su ubicación elevada, a no ser que miremos al ralentí, cosa poco recomendable porque la vibración hace que todo sea vea borroso y maree un poco.

Servicial

En cuanto al sentido práctico, gracias a una enorme guantera y al gancho portabolsas en la punta del asiento, la Vespa PX hace muy buen servicio como compañera de fatigas en el día a día. Si sumamos a esto la rueda de repuesta para solucionar cualquier imprevisto nos damos cuenta ed eso, que ha sido concebida para durar y servir, algo que los vehículos modernos no aportan, pues sirven pero tienen una estudiada vida limitada.

No se puede decir que sea un vehículo precisamente barato pero los 3.199 € que cuesta están más bien justificados por su carácter único que por la tecnología que aportan a tu servicio; eso ya lo cubren prácticamente todos modelos del mercado, cuyos diseños, motorizaciones, equipos de frenos...etc, buscan el mejor rendimiento. En cambio la Vespa, con tu tirador de aire, la mezcla de aceite separada, la palanca de arranque, el cambio manual y esa estampa tan clásica como actual, se hace querer tanto como la mismísima Raffaella Carrá.