El Beverly es de largo el modelo más veterano de la gama italiana ya que fue introducido 2001, hace ahora 20 años, y por esa razón es uno de los más mimados por parte de Piaggio. Su actualización y adaptación ha sido constante sin perder nunca su especial originalidad, tanto estética como conceptual.

Siempre se ha caracterizado por sus ruedas grandes y el bastidor central, alejándose del típico concepto canónico de los scooters de rueda alta y plataforma plana. Eso le torga unas interesantes capacidades tanto dentro como, sobre todo, fuera de la ciudad, donde siempre ha tratado de evocar el comportamiento de moto desde un cómodo puesto de conducción. Y en ese sentido todo sigue igual salvo por todo el arsenal de novedades que presenta esta nueva generación, evolucionada prácticamente por completo, ya que del modelo precedente casi solo queda el nombre y el bastidor.

En cuanto a estética, equipamiento y ciclística, los Beverly 300 y 400 son almas casi gemelas pero la diferente motorización de cada uno hacen que tengan diferencias palpables en cuanto a dimensiones y peso que además marcan su carácter y orientación.  

Más deportivo, igual de elegante

El diseño se ha actualizado sin renunciar a una clara continuidad en el estilo, presentándose más sobrio por la parte delantera que por la trasera, donde adquiere un matiz más atrevido y deportivo que recuerda al Medley 125, del que ha adoptado importantes rasgos de su diseño. No hay más que ver las ópticas delantera y trasera que por cierto cuentan con iluminación LED, al igual que los indicadores de dirección. Llaman la atención los intermitentes delanteros integrados a ambos lados del escudo en disposición alargada, de boomerang, que garantizan una buena visibilidad por parte del resto de vehículos.

El nuevo soporte de la matrícula es otro de los interesantes destellos que proceden del mundo de la moto, ya que emerge de la parte lateral izquierda para liberar la vista de la zona trasera del scooter.

También es nuevo el asiento para transmitir más confort y más sensación de calidad gracias a las dobles costuras. Cuenta con dos alturas bien diferenciadas y eso hace que la persona que conduce disponga de respaldo.  

Más tecnología

La nueva instrumentación es una pantalla LCD que ofrece ordenador de a bordo pero lo más importante es que integra el sistema de conectividad MIA de Piaggio. Esto permite emparejar nuestro teléfono desde un conmutador que hay muy accesible en la piña derecha con el icono de un móvil y nos va a permitir la gestión de llamadas, la notificación de los mensajes, la visualización de la última llamada perdida, la gestión de la música, así como un tracking continuo y una amplificada información de conducción. Es un gran adelanto de esta generación que también integra otras dos interesantes funcionalidades: la búsqueda del scooter o “find me” y el sígueme a casa o “follow me”. La primera de ellas enciende los intermitentes en aparcamientos muy concurridos y la segunda mantiene la luz encendida durante un tiempo preestablecido para lugares con poca luz o garajes con baja iluminación.

Otro detalle nuevo que ya no puede faltar en un vehículo de calidad es la llave de proximidad que nos permite encender y apagar el Beverly sin necesidad de sacarla del bolsillo.  

Rueda alta práctico

Bajo el asiento encontramos un espacio muy aprovechable para el concepto de scooter ante el que estamos, ya que detrás se monta una llanta de 14 pulgadas en lugar de 16 para favorecer esto. Si hablamos de cascos, contamos con capacidad para un casco integral más uno jet, lo cual está muy bien. Pero lo mejor es que el diseño ancho y alargado nos permiten meter mochilas, bolsas o el ordenador portátil de forma holgada. Cuentan con luz de cortesía y sistema de retención mecánico para facilitar las labores de carga y descarga.

En el plano práctico cuenta con otros dos elementos: una guantera con toma USB que además tiene cierre y un gancho portabolsas justo en la parte central superior para amplificar las opciones de carga.

También presenta unos nuevos mandos en las piñas que transmiten calidad y claridad. En la parte derecha encontramos el acceso a los diferentes parámetros de la instrumentación mediante el botón “mode” así como las luces de emergencia y el comentado pulsador para acceder a todo el sistema de conetividad. En la parte izquierda está ubicada la desconexión del control de tracción, los mandos de las luces así como la apertura del asiento y el tapón de gasolina.  

Más potencia y eficacia

Las motorizaciones han sido renovadas, especialmente la de 400 que sustituye a la brillante mecánica de 350 que equipaba el modelo precedente. Se trata de un propulsor muy evolucionado a nivel termodinámico y mecánico que ofrece más potencia y par gracias a numerosos nuevos elementos que elevan la eficacia: nueva biela más larga para reducir las inercias, nuevo pistón, nuevo árbol de levas, nuevo sistema de inyección y nuevo sistema de escape. Precisamente el escape es uno de los elementos más llamativos por su aspecto deportivo con una doble salida superpuesta integrada en el silenciador, dándole mucho empaque a la vista trasera del Beverly 400. Las cifras anunciadas por Piaggio son las siguientes: 35 CV a 7.500 rpm, 37,7 Nm a 5.500 rpm y un consumo de 3,7 l/100 km.

El propulsor de 300 cc es una evolución de menor calado porque ya era un motor muy competente y lo principal ha sido la adaptación a la normativa Euro5, para lo que no obstante se ha tenido que hacer un buen número de modificaciones interiores. Aún así cuenta con nueva culata y pistón, nuevo conducto de admisión y nuevo sistema de inyección entre las novedades más significativas. Esto ha incrementado notablemente su eficacia ya que estamos ante un propulsor de menor consumo, con los niveles de ruido y vibraciones más controlados y que además ofrece un 23% más de potencia y un 16% más de par. También cuenta con un nuevo sistema de escape que en este caso es más discreto al ser de una salida única. Estas son sus cifras: 25,8 CV a 8.000 rpm, 26 Nm a 6.250 rpm y un consumo oficial de 3,3 l/100 km.   

Prueba Beverly 400

Piaggio nos citó en pleno corazón de Madrid para poder probar ambos modelos por la ciudad y sus alrededores. El primer scooter al que me subí fue el Beverly 400 que cuenta con un amplio y confortable puesto de conducción que se disfruta desde los primeros metros.

El motor es el protagonista indiscutible de esta generación y cuenta con un tacto muy bien afinado desde el acelerador, con una respuesta enérgica desde bajas vueltas gracias a esa entrega de par máxima que encontramos a solo 5.500 vueltas. Esto hace que para circular por ciudad tengamos a nuestra disposición un rendimiento alto para lidiar con el tráfico a nuestro antojo.

La movilidad es buena pero me costó un poco hacerme a una rueda delantera poco neutra, debido probablemente a los neumáticos que montaba, unos Mitas. Es una elección poco habitual para un modelo de estas características que suelen contar con material más reconocido en el mundo del scooter. La duda es saber si lo montarán todas las unidades que se distribuyan o era algo puntual de estas unidades de prueba.

Pronto salimos de la ciudad para poder disfrutar de las capacidades que tiene este Beverly 400, ya que a nivel de chasis y suspensiones, va francamente bien. La nueva horquilla Showa con barras de 35 mm y el amortiguador trasero de la misma marca, regulable en cinco posiciones, transmiten progresividad y eficacia en todo momento. Por eso el Beverly se nota muy bien asentado en todo momento y el motor podía mostrar como esa alta cifra de potencia es muy solvente cuando abandonamos el corazón metropolitano.

En el importante apartado de los frenos contamos con un único disco delantero mordido que podría parecer justo para detener con la máxima eficacia posible los 195 kg de peso (con todos los líquidos) anunciados por Piaggio pero me pareció suficiente. Además contamos con ABS unido a un control de tracción que aumenta significativamente la seguridad activa del scooter.

A falta de probar más a fondo este Beverly 400, me dio la sensación de que la instrumentación estaba ubicada de tal forma que requería bajar demasiado la cabeza para visualizar bien la información y esto resulta algo molesto. Los espejos retrovisores están en una ubicación correcta para ofrecer una buena panorámica de lo que sucede detrás, un detalle importante.  

Prueba Beverly 300

Fuera de la ciudad hicimos el cambio de scooter y según comencé a rodar con el Beverly 300 me proporcionó unas sensaciones todavía mejores, especialmente en lo que a manejabilidad se refiere. Es importante tener en cuenta que estamos ante un scooter más corto y ligero que declara 10 kg menos que su hermano: 185 kg con todos los líquidos.

Las reacciones a baja velocidad eran mucho más rápidas y aquí debo hablar de los neumáticos pues las unidades llevaban tanto Pirelli como Michelin. Se siente un scooter más compacto con un dinamismo más adaptado a moverse con soltura en el caos urbano.

El motor tiene un tacto sedoso y potente que transmite unas sensaciones al mando del gas de mucha calidad. Apenas vibra y el sonido mecánico está muy controlado, haciendo que la conducción sea muy placentera y contemos en todo momento con un empuje progresivo y vigoroso.

Las sensaciones de los frenos y las suspensiones son casi calcadas al compartir los elementos con el Beverly 400. Así que contamos con un conjunto estable y en el que la seguridad de la frenada está garantizada por la eficacia del sistema y las ayudas que pone a nuestra disposición. Se echan en falta unas manetas regulables para poder ajustar mejor este elemento al tamaño de cada mano.

En este caso la posición de conducción es igualmente cómoda, sin forzar las extremidades, y además permite una mejor visualización de la instrumentación ya que el cuerpo está algo más retrasado. También contamos con una buena disposición de los espejos retrovisores.  

Conclusión y valoración

La toma de contacto fue bastante breve pero pudimos comprobar como Piaggio quiere mantener el Beverly como la punta de lanza de sus scooters de dos ruedas, preservando sus buenas cualidades que le han hecho permanacer 20 años de forma ininterrumpida en su catálogo.

Sigue siendo distinguido en su diseño pero ahora más deportivo y vanguardista, y cada vez más práctico, habiéndose subido al carro de la tecnología gracias a un completo sistema de conectividad.

Ambos motores tienen el sello de Piaggio en cuanto a finura y potencia, sirviendo cada uno a su manera para manejarnos en las distancias cortas y medias que nos impone la vida la ciudad. Lógicamente, cuanto más alejados estemos, más vamos a necesitar la potencia del 400 pero si no tenemos que cubrir mucha distancia el 300 se revela como un motor brillante y suficiente para colmar nuestras necesidades de la vida en la ciudad que con cualquiera de ellos va a ser más llevadera y agradable.