El catálogo de scooters 125 de SYM es realmente amplio, con una gran variedad de modelos con los que abarcar todos los segmentos y llegar así a un mayor número de posibles clientes. Es tal la diversificación que incluso en el segmento GT cuenta con dos renovados scooters que comparten motor y parte ciclo, el Cruisym Alpha 125 y el Joymax Z+ 125, los cuales se diferencian por la carrocería, el nivel de acabados y, lógicamente, por el precio.

El Crusym Alpha es el más sofisticado de la familia, quedando el Joymax Z+ 125 como el modelo más accesible y que además es el que hemos tenido de ocasión de probar en la presentación a la prensa que la marca ha realizado en la ciudad de Bilbao.

Aparente y espacioso

Aunque se trata del modelo económico, la primera impresión que causa el nuevo Joymax 125 es buena, disfruta de un buen empaque y su apariencia es resultona. Lo más llamativo es el frontal, con esa doble óptica en donde se han incrustado las dos tiras luminosas que forman la luz de conducción diurna mediante diodos de LED.

Sigue una línea más elegante que deportiva, pero siempre con un aspecto moderno en donde sólo deslucen los intermitentes con bombilla convencional y que ocupan demasiado espacio para lo que se estila hoy en día. De hecho, la parte trasera se me hace un poco extraña con las intermitencias de mayor tamaño que el propio foco, también de LED. Por el contrario, la variedad cromática me parece todo un acierto pues hay para todos los gustos. El blanco y el negro, que nunca pueden faltar al ser los más solicitados, a los que se unen un distinguido azul metalizado y un gris “aviador” que tan de moda están en la industria del automóvil.

Los contrastes son la tónica cuando te subes a él. Por un lado, nos encontramos con un asiento bien mullido, con mucha superficie de apoyo y que permite llegar al suelo con facilidad, incluso para pilotos de talla baja como yo -165 cm-. La colocación más baja del asiento hace que la distancia a la plataforma para los pies quede un tanto cercana, obligando a los pilotos de mayor talla a llevar las rodillas flexionada. Eso sí, su superficie es suficientemente amplia como para poder colocar los pies en distintas posiciones.

Las botoneras son bastante simples, al igual que la instrumentación, compuesta por un par de relojes analógicos con un diseño algo desfasado y separados por una pantalla digital que le da un cierto aire actual. Los plásticos en donde queda encastrado este tablero de mandos es lo que ofrece un aspecto más espartano, más plasticoso. Todo lo contrario de lo que ocurre con los espejos retrovisores, muy bien situados y dejando ver todo lo que ocurre por detrás y a los lados. Además, mantienen siempre la nitidez en todo su campo de visión pues no se altera con las vibraciones.

Por último, resaltar el enorme hueco bajo el asiento, con capacidad para dos cascos integrales -verificado- y con una forma rectangular que permite colocar otro tipo de objetos, como mochilas, portátiles, bolsos… En la parte delantera hay una guantera -sin cerradura- que esconde una toma USB y también con un tamaño considerable, pues tiene bastante fondo.

Gas a fondo

Llega la hora de la verdad, la de poner a prueba esos 14 CV de potencia que SYM anuncia para el nuevo propulsor Euro5 que equipa su Joymax Z+ 125. Es un propulsor que estrena un sistema de inyección desarrollado por Keihin y que apenas emite vibraciones una vez se pone en marcha. También resulta bastante contenido el ruido que emana de él, lo que resulta fundamental hoy día para un vehículo de estas características.

Esta suavidad de funcionamiento se mantiene conforme vamos recorriendo los primeros metros por el centro urbano de Bilbao, en donde nos encontramos con un motor muy lineal en su entrega de la potencia, tan uniforme que puede dar la sensación de faltarle algo de empuje inicial. Tiene sentido esta configuración, pues si diera todo de sí al principio el motor moriría pronto y perdería todas sus capacidades a velocidades más altas. Y no nos olvidemos de que estamos ante un GT, un vehículo diseñado para esos usuarios que bien por necesidad o por gusto no limitan su uso a un ambiente urbano, sino que también salen a carretera. No obstante, la potencia de que disponemos es más que suficiente como para arrancar más rápido que los coches en los semáforos, y mantiene esa estirada hasta superar con creces los límites impuestos en las ciudades.

Pero como decía, una de las razones de adquirir un Joymax se encuentra en la versatilidad de poder disfrutar de él en vías más rápidas. Y enseguida podemos comprobar que su propulsor permite rodar a buen ritmo en cuanto encontramos vía libre por delante. SYM, de hecho, había planeado una ruta combinando autopista y carretera costera para acercarnos al bonito pueblo pesquero de Bermeo.

Llegué a ver los 120 km/h de marcador en algún tramo sin desnivel, lo que no está nada mal para un scooter de esta cilindrada, aunque las recuperaciones por encima de los 90 km/h son más bien discretas. Eso sí, mantener velocidades por encima de 100 km/h supone llevar la aguja del cuentarrevoluciones en la zona roja casi de manera permanente, por lo que es recomendable ser cauto si se pretende conservarlo muchos años.

A este ritmo más alto sigue sin haber presencia de vibraciones y de ruido del motor, y sólo se aprecia levemente el viento golpeando en la parte superior del casco. El Joymax Z+ 125 ofrece una buena protección y quien requiera algo más siempre puede elevar su pantalla parabrisas, aunque para ello es necesario el uso de herramientas.

Frenada ABS de Bosch

Rodar a un ritmo más o menos alto requiere de una parte ciclo que ayude a afrontar los giros con total confianza. Para poner a prueba sus aptitudes afrontamos las curvas de la ruta costera con decisión, disfrutando de un día soleado y con buen agarre del asfalto. Una atmósfera favorable que poco a poco nos iba animando a ir buscando cada vez más los límites de un scooter que ni mucho menos está pensado para rodar a un ritmo deportivo. Pero se puede hacer.

Para empezar, cuenta con un buen equipo de frenos en donde brilla la pinza delantera con cuatro pistones. Además de garantizar un buen mordiente, el tacto es impecable y resulta muy fácil dosificar la frenada. El trasero también resulta muy válido en estos menesteres, sirviendo de gran ayuda a la hora de gestionar el paso por curva de la manera más solvente. Además, el Joymax Z+ 125 está dotado de un sistema ABS desarrollado por Bosch y que actúa de manera independiente en cada rueda. No noté su entrada en funcionamiento en ningún momento, lo que dice mucho y bien sobre su buena puesta a punto, aunque me hubiera gustado probar sensaciones en un suelo más húmedo. Me ha gustado también el “feeling” que transmiten sus neumáticos Maxxis, con muy buena sujeción en los apoyos y transmitiendo mucha información.

En cuanto a las suspensiones, destacar el comportamiento equilibrado de la horquilla, lo suficientemente blanda como para absorber con solvencia todos los baches, pero con cierta rigidez para mantener el tren delantero firme en las frenadas. En cambio, los dos amortiguadores traseros sí que tienen un tacto más seco, con lo que se transmiten más los baches a la espalda. Quizá esa descompensación hace que en curvas rápidas el Joymax 125 se “retorciese” un poco, quizá quejándose de que no está pensado para una conducción tan alegre.

Y tendría razón en hacerlo, pues lo cierto es que cuando se entra de nuevo en ciudad, desaparecen las dudas y volvemos a disfrutar de esa conducción amable y sencilla que se supone de un scooter de este calibre. Y que no te engañe su tamaño, entre los coches se mueve con agilidad, apoyado en un ángulo de giro bastante cerrado que permite zigzaguear con solvencia.

Conclusión y valoración

SYM pone en escena un scooter vistoso y versátil, buscando a ese usuario que quiere algo más de presencia o que no se limita a circular únicamente por ciudad. Tiene buenos argumentos para convencer al cliente final, como la gran capacidad de carga, el montaje de un sistema ABS de Bosch, toda una garantía de eficacia, o su sello “Made in Taiwan”, que de momento tiene más caché que lo producido en China.

Por otro lado, aunque su motor no libere grandes sensaciones, sí que desarrolla la potencia suficiente como para circular cómodamente por vías rápidas sin perder demasiado empuje en las distancias cortas.

Le faltan algunos detalles de acabados, como una instrumentación más moderna o unos intermitentes de LED, componentes que monta el Cruisym Alpha, de ahí también los 300 € de diferencia entre ambos modelos.

Y ya que hablamos de precio, decir que los 3.999 € le sitúan en un término medio entre los más baratos de su categoría, en donde podríamos englobar al Daelim XQ1 (3.295 €) y los más caros, entre los que se encuentran el Honda Forza 125 (5.175 €) y el Yamaha XMAX125 (4.999 €€). En este rango de los 4.000 hay una gran disputa, además del ya comentado Cruisym, estarían el Kymco Super Dink 125 (4.249 €) o el Peugeot Pulsion (desde 4.000 €), entre otros.