Brixton destaca por la cuidada estética de sus productos y nuestra revoltosa protagonista no es más que la confirmación de este esmero y del claro deseo de atraer al público con sus originales planteamientos. Y es que para causar un impacto donde ya hay otros modelos compitiendo, el diseño es seguramente la mejor baza que una moto puede poner en juego, aparte del precio, donde también sobresale esta Crossfire 125 XS por su carácter competitivo.
Y la Crossfire 125 XS tiene un buen espejo donde mirarse ya que ha adoptado las claves que definen la personalidad de la Crossfire 500, una moderna naked con rasgos scrambler y detalles muy personales. Por eso su hermana pequeña adopta ese depósito de formas marcadas que además dibuja una “X” en los volúmenes laterales, uno de los rasgos más llamativos y distintivos de la 500.
Pequeña scrambler urbana
Pero esta Crossfire 125 XS escenifica una propuesta más minimalista y divertida que encaja a la perfección con su espíritu de moto a escala XS, dotada de ruedas de 12 pulgadas y con un peso total de solo 111 kg: reducida a la mínima expresión.
Los neumáticos mixtos, el guardabarros delantero alto y prominente, el cubre cárter metálico o la salida de escape elevada son los elementos imprescindibles ese toque retro que tan bien le sienta. Y esto contrasta con la iluminación LED y en especial con el faro delantero redondo que transmite una mezcla de vanguardismo y cierto clasicismo que resume muy bien el espíritu estético de esta Crossfire 125 XS que además te puede proporcionar alguna pequeña alegría fuera del asfalto gracias a este planteamiento dual.
La instrumentación es otro ingrediente que incide en este patrón, pues es esférica y muy simple, como el resto de la moto, pero nos informa tanto de la marcha engranada como del nivel de combustible. Dos parámetros informativos siempre interesantes. No dispone de reloj horario pero así no vamos con prisas por la vida.
No solo estilazo
Pero si quieres moverte de forma veloz, su mejor activo es el motor que emplea, ya que gracias a sus 11 CV, contamos con una mecánica perfectamente adaptada al estilo rebelde de esta Brixton 125 XS. Se trata de un propulsor sencillo, refrigerado por aire y que va asociado a una caja de cambios de cinco velocidades. La marca presume de un consumo muy bajo de solo 2,4 l/100 y de una velocidad punta de 95 km/h. Esto hace que con su depósito de 11 litros, contemos con una autonomía muy extendida. Lo que sí me hubiese gustado es que el vistoso tapón de gasolina contase con bisagra.
En la parte ciclo lo que más destaca a simple vista es la horquilla invertida que le da un interesante aspecto deportivo, además de ser un elemento siempre más competente frente a una horquilla convencional. Para la frenada se emplean dos pequeños discos en ambas ruedas que están conectados gracias a un sistema integral que activa ambos discos al presionar la palanca del freno trasero.
Resulta básica y con las calidades justas para poder ofrecer un precio competitivo pero el trabajo de diseño ha sido tan brillante que transmite una imagen rompedora, y además cuenta con detalles tan actuales como una toma USB.
En marcha
Con todo este cóctel tan especial a la vista, tenía muchas ganas de subirme a esta Crossfire XS 125. Lo primero que me llamó la atención fue la altura del asiento, más alta de que lo que te imaginas al ver la moto: 760 mm. Con mi 1,66 metros llego perfectamente al suelo aunque no tan sobrado como me esperaba ya que el asiento no tiene mucho estrechamiento en la unión con el depósito. También me percaté de su dureza, al tener poco mullido, casi como si se tratase de una moto de enduro, salvando las distancias.
La posición alta y ancha del manillar refrendan esta interesante sensación de moto de campo para usar en ciudad, a la que acompañan los neumáticos de tacos que son de la marca CST y aportan un extra cuando decidamos cambiar el asfalto por la tierra. La postura es cómoda en cuanto a la posición de las estriberas que no fuerzan en absoluto las piernas gracias a que están relativamente bajas y centradas. Los brazos caen en el manillar con ese toque endurero y al ataque que eleva ligeramente los codos. Por cierto, el puesto para la persona que acompaña plantea una utilidad muy esporádica porque el espacio reservado es muy pequeño e incómodo, aunque sí ofrece unas agarraderas para tratar de fijar mejor la posición pero en la práctica no resultan de utilidad.
Buenas vibraciones
Al arrancar el motor transmite suavidad y buenas vibraciones. Y lo digo en serio porque la mecánica está afinada aunque sea básica en cuanto a concepto y libera por el escape un sonido agradable. Y también porque moverte en una moto así te hace sentirte quizás un poco más joven, y esto casi a los 50 años me transmite buen rollo.
Al ir el motor unido a una caja de cambios de cinco velocidades, cada una de las marchas resulta elástica, aunque la primera es más bien corta y rápidamente reclama que subamos a la segunda para seguir ganando velocidad respecto al ritmo general del tráfico. Y las prestaciones son suficientes para rodar siempre con seguridad en este sentido. Incluso sorprende que al acometer vías de circunvalación también contamos con el desarrollo suficiente para alcanzar unos 90-100 km/h.
La ligereza y la agilidad son las dos notas predominantes a los mandos. Se desenvuelve con total resolución entre coches, planteando una gran facilidad de conducción a los menos experimentados. Un buen radio de giro, es decir de manillar, junto a la corta distancia entre ejes y a las ruedas de 12 pulgadas, hacen del zigzagueo un entretenido juego en el que siempre vamos a ganar el espacio de paso, por pequeño que sea. Los atascos no existen para esta Brixton 125 XS. Y también se percibe como una moto estable a pesar de sus llantas de pequeño diámetro.
Los frenos aportan un funcionamiento muy potente, quizás incluso un poco excesivo, ya que el delantero permite clavar con facilidad la rueda y levantar la trasera. Y no tiene mucho tacto para dosificar desde la maneta ni desde el pie -donde accionamos ambos frenos- aunque es solo cuestión de acostumbrarse. En términos de seguridad es mejor ir sobrado que no lo contrario y esta Brixton ofrece más de lo necesario cuando necesitamos fuerza de retención.
El tacto del cambio es un poco rudimentario porque hay que trabajar bien con el selector desde el pie y con la mano desde la maneta pero está en perfecta sintonía con el resto de la moto, ya que cumple su función sin empañar las buenas sensaciones a los mandos.
Y desde luego es un "mechero" ya que el consumo se mantiene en unos márgenes bajos que rondan los tres litros a los 100 km. Efectivamente, te olvidas de la gasolinera durante unos días porque como hemos dicho, en el depósito no se han escatimado litros.
Las suspensiones son más bien duras, a pesar del recorrido un poco largo de la horquilla delantera, pero se nota especialmente en la parte trasera, cuyo amortiguador no dispone de regulación de ningún tipo y va anclado directamente al basculante.
Un detalle que se podría haber resuelto mejor son los espejos retrovisores, ya que están fijados en la parte interior del manillar y esto condiciona la panorámica que ofrecen apenas llegan a la altura de los contrapesos. Esto hace que me vea el brazo si no me acomodo un poco el cuerpo.
Valoración y precio
En líneas generales tenemos un tipo de moto de esas que te hacen especial el ir y venir diario, y responde en todos los apartados dinámicos con la seriedad suficiente aunque sin alardear en ningún aspecto. No podemos pedir milagros porque es una de las motos más baratas del segmento (2.099 €) y su apariencia es muy destacable. Incluso no anda mal de equipamiento con sus luces LED y la toma USB.
También el factor diversión me ha gustado y el tacto tosco general que recuerda a una moto apta para el campo, aunque no tuve la genial idea de buscar unas pistas o caminos. Seguro que el buen rato lo hubiese tenido garantizado sabiendo las limitaciones de una moto así pero aprovechando esos neumáticos de tacos que tan bien le sientan a la receta estética que propone esta Brixton Crossfire 125 XS. El tamaño sí importa, y en este caso es lo que la hace especial.
Mejorable sin duda es el tema de la persona que va detrás pero a la vez creo que es de justicia decir que cuando alguien se compra un tipo de moto así, no está pensando en ir acompañado a menudo. No es el tipo de moto para ello. En cambio es una sana práctica moverse por la ciudad con una máquina tan pequeña, ágil y juguetona porque te hace sentirte pequeño, ágil y juguetón.