PRECIO, DATOS TÉCNICOS Y EQUIPAMIENTO >

En positivo

  • Motor y frenos
  • Capacidad de carga
  • Confort de marcha

 

En negativo

  • Precio
  • Acceso hueco
  • Respaldo pasajero

 


Los años no han hecho más que sofisticar y mejorar cada vez más un modelo que llegó al mercado en el año 2004 como una excelente opción entre los caros bicilíndricos de mayor cubicaje como el Suzuki Burgman 650, Honda Silver Wing 600 o el propio Yamaha T-Max 500, y los 250 que tuvieron un fuerte tirón hasta la llegada de los 300. En ése momento la única competencia para el Majesty 400 era el Burgman 400, y esto desataría una batalla entre estos dos monocilíndricos japoneses, con argumentos muy similares pero cada uno con su propia personalidad.

Todo un señor

La última entrega del Majesty 400 propone un scooter muy completo, pues no le falta de nada y destaca por su buena frenada gracias al doble disco delantero (se puede comprar con ABS), y sobre todo, por un diseño de la carrocería muy vanguardista, sin perder el buen gusto de su predecesor.

La comodidad y el volumen de carga son otras dos señas de identidad de indudable valor. Al confort contribuye el enorme asiento del piloto (a tan sólo 760 mm del suelo), la pantalla parabrisas y la posibilidad de estirar las piernas, así como unas suspensiones que filtran muy bien las irregularidades. Frente a la versión anterior a 2007, los dos amortiguadores sufrieron una modificación; se les dio la vuelta y ahora permiten su regulación en precarga.

En cuando a la carga, dos cascos integrales bajo el asiento es ya un espacio más que válido para meter un montón de cosas. En acceso al hueco se hace a la altura del respaldo del asiento del piloto; no es lo más cómodo y aprovechable, pero cuenta con el piso forrado para no rayar nuestros enseres. El hueco es una herencia del modelo anterior, como también lo es el chasis de aluminio que aporta ligereza y manejabilidad.

En este sentido, el Majesty se defiende muy bien porque se mueve con mucha soltura en ciudad aun siendo de unas dimensiones respetables y no una pluma precisamente. Las geometrías de dirección juegan a su favor porque están muy logradas, ya que a altas velocidades también se muestra muy estable, a no ser que forcemos el ritmo al máximo, momento en el que podemos percibir algunas oscilaciones si lo hacemos en plena curva.

Buen viajero, ciudadano ejemplar

Con todos estos ingredientes, el motor es la guinda porque responde bien en todo momento. Y a pesar de ser un monocilíndrico de gran cubicaje, las vibraciones están bastante controladas y el tacto resulta fino. La aceleración es enérgica desde los primeros metros y no decae en ningún momento, mostrando un rendimiento muy logrado, sin fisuras. Permite mantener ritmos alegres en carretera y autovía, donde puede llegar a superar los 150 km/h reales. Y es que sus 32 CV dan para mucho, incluso para cubrir viajes de larga distancia, donde podemos aprovechar la comodidad, protección y capacidad de carga de su “majestad”.

La instrumentación combina dos esferas con el velocímetro y el cuentarrevoluciones con una pequeña pantalla digital procedente del antiguo T-Max. La información no es muy abundante pero dispone de la hora, el nivel de combustible, la temperatura o los kilómetros recorridos con la reserva. El freno de estacionamiento o bloqueo de freno trasero, es un útil detalle para un scooter de estas dimensiones. Tampoco debemos obviar las dos guantera que pone a nuestro servicio, una bastante grande con llave, y otra en plan vacía bolsillos, sin cerradura, en la parte derecha que completa la oferta en materia de almacenamiento y transporte de pequeños objetos. Otro buen detalle son las manetas regulables para poder adaptarlas completamente a nuestro gusto.

El puesto del pasajero es amplio, cuenta con asideras y los reposapiés están integrados en la carrocería, aunque no tiene respaldo para pasajero, cosa que sí tenía el modelo anterior. También los espejos retrovisores están integrados porque sobresalen del ancho del scooter para poder circular con soltura entre coches, además ofrecen buena visibilidad.

El precio del Majesty 400 es de 6.899 €, una cifra acorde con la calidad de todo el conjunto, el buen equipamiento y el logrado comportamiento en todos los sentidos, aunque es una cifra ciertamente elevada que puede echar para atrás a más de uno. Es un scooter que te pueda dar tanto juego como le pidas porque no sólo es capaz de hacer de todo, sino de hacerlo bien, de servirte tanto para tu vida diaria como para el fin de semana. Y si te atreves, viaja, porque te llevará todo lo lejos que te decidas llevarlo. Se ofrece en blanco, negro y gris.