Tras unos años de parón la firma Italjet vuelve a la actividad. Son los hijos del fundador, Leopoldo Tartarini, los que han tomado las riendas y como tarjeta de presentación han decidido volver a lanzar uno de sus modelos más icónicos: el Dragster. Lo vimos por primera vez en EICMA 2018 pero es ahora cuando definitivamente va a ver la luz. Ya era uno de los scooters más espectaculares en los años que estuvo en el mercado (del ’95 al ‘03) y en este “renacimiento” se ha intentado seguir esa línea basada en la deportividad, exclusividad, espectacularidad…
Miradas
Un aspecto absolutamente fundamental del modelo es la estética, es un scooter que no pasa desapercibido. Para verlo en detalle y en todo su esplendor lo mejor es sin duda que veas las fotos y sobre todo la vídeoprueba, pero me gustaría hace hincapié en ciertos aspectos. El chasis multitubular de acero al cromo-molibdeno está casi completamente a la vista, integra piezas de aluminio y a él se le une un basculante monobrazo delantero, también de aluminio, que funciona con un amortiguador regulable en precarga y compresión (al igual que el trasero) en lo que han llamado sistema ISS. El diseño de las llantas, el manillar, el frontal, las ópticas led, el minimalista colín y en general la vista trasera del scooter son otras de las señas de identidad del Dragster. Un detalle curioso son los protectores que lleva en los extremos del manillar ya que vienen con los intermitentes led integrados. Todo un ejercicio de estilo que sin subirte te puede llevar a pensar que se trata de un engendro de dudosa conducta en cuanto a comportamiento dinámico, pero no.
Dragster pero scooter
Es momento de pulsar el botón de encendido y comprobar cómo va este Dragster ya que de dragster solo tiene la denominación comercial, por si alguien lo dudaba. Al contrario de lo que puede parecer se trata de un scooter cómodo, la postura es muy natural y poco forzada. Los elementos del triángulo ergonómico -asiento, manillar y plataformas- están situados estratégicamente para que sea agradable en marcha. Aspectos a mejorar el mullido del asiento, algo duro, aunque tampoco es algo grave ya que su uso es para cortos desplazamientos; y se echa en falta algo más de espacio para los pies en las plataformas.
Seguro que te estás preguntando cómo va el tren delantero, para mí era la gran incógnita de su comportamiento. Pues bien, estuvimos probándolo en el circuito DR7 de Tarancón, es un circuito pequeño para karts, pit bikes y Supermotard, y fue una sorpresa porque funciona muy bien. Las reacciones al frenar y acelerar son diferentes a las de un scooter con horquilla, de hecho al frenar fuerte con el freno delantero la sensación que da es que tiende a levantarse en lugar de hundirse. Pero una vez dadas un par de vueltas te acostumbras, aprietas el ritmo y va por el sitio con una estabilidad sorprendente. Haces los cambios de dirección de forma ágil y puedes tumbar lo que quieras, eso sí, al inclinar te encuentras enseguida con que el caballete roza con el asfalto por ambos lados, ahí está el límite. Viene de serie con los neumáticos Pirelli Angel que a este modelo le “sientan” francamente bien en cuanto a agarre, no hubo ningún susto ni extraño, también hay que decir que las velocidades no fueron demasiado altas. Como detalle curioso y como buen dragster el neumático trasero es una pulgada mayor que el delantero, 13’’ y 12’’ respectivamente.
El resto de la parte ciclo se completa con unos frenos con pinzas Brembo que aportan una frenada potente y plenamente dosificable y un sistema ABS firmado Bosch de funcionamiento preciso además de poco intrusivo.
Ciudadano
Salimos del circuito para hacer un recorrido urbano y claramente es aquí donde se desenvuelve mejor. El Dragster monta un propulsor de procedencia Piaggio que luego pasa a montase en la fábrica Jincheng de China. Se ofrece en dos cilindradas, 125 y 200, el primero nos destaca por velocidad, llaneando corta a unos 105 km/h de marcador, pero sí por tener una enérgica arrancada, algo que se agradece en ciudad. El 200 por su parte mejora en salida y aceleración desde parado y el corte hasta los 125 km/h. Como puedes ver, son cifras que están bien para desenvolverse en terreno urbano, pero escasas para salir al interurbano.
Si atendemos a su vertiente práctica penaliza el hueco de debajo del asiento, es muy pequeño, apenas cabe la documentación, la cartera y el móvil. Llevar pasajero tampoco es uno de sus fuertes, la posibilidad existe, de hecho viene con unos estribos reclinables perfectamente integrados en la carrocería, pero el asiento es mínimo y las asideras son más para decorar que para sujetarse. Son las cosas del minimalismo.
Conclusión
El Italjet Dragster vuelve por sus fueros con el mismo propósito con el que nació a finales del siglo pasado: atraer miradas. Con la gran diferencia de que las motorizaciones de la antigua versión eran de dos tiempos, y ahí sí transmitía más sensaciones, sobre todo la versión 180. El de ahora es postureo máximo para, o bien aquel que lo quiso en su día y no pudo tenerlo, o bien quien quiera un scooter espectacular y además bien hecho. Es un scooter cómodo y con una parte ciclo muy bien desarrollada y un comportamiento impecable. Pero discretas prestaciones. Para solventar esto e ir un poco “más allá” Italjet ofrece accesorios opcionales tales como un variador Malossi, escape Akrapovic, manetas y bomba Brembo y dos amortiguadores Öhlins.
Como todo producto exclusivo y de calidad: se paga. Concretamente 5.589 euros el 125 y 5.989 el 200. Es un precio elevado pero justificado sobre todo en componentes y calidad de acabados. Y ahora que no nos oye nadie te diré que ya tienen preparada una versión con motor eléctrico y otra con motor de 300 cc.