La Vulcan S cuenta con una gran ventaja: es casi única en su especie, es decir, no hay apenas motos limitables para el carnet A2 de su estilo. Huye de la clásica receta norteamericana para formular un concepto que rescata rasgos de ella pero impone su propio criterio. Un detalle que evidencia esto es que en la parte trasera no recurre a los clásicos dos amortiguadores sino que emplea uno lateral inclinado hacia adelante con sistema progresivo. Por contra, ahí están los típicos mandos avanzados junto a un depósito en forma de lágrima. Y por supuesto estamos ante una moto larga y muy baja que nos va a plantear una conducción relajada y muy fácil gracias a ese centro de gravedad rebajado.
Con 61 CV de potencia ofrece un uso perfecto para ciudad y carretera, por lo que va a resultar ideal para esas persona que buscan el estilo que proyecta y además tienen aspiraciones fuera de la urbe. Este motor tiene la potencia rebajaba frente a los otros modelos de Kawasaki que lo emplean como la Versys 650, la Z650 o la Ninja 650, pues todos ellos anuncian casi 70 CV. Sin embargo, Kawasaki ha sacrificado un poco potencia para lograr una entrega más temprana que acentúa la sensación de vigor en la respuesta, apoyando a la vez ese espíritu calmado que invita a no buscar la parte alta del cuentavueltas.
Es una moto que condiciona ergonómicamente ya que tanto los brazos como las piernas tienen una posición adelantada. Por cierto, permite variar tanto una extremidad como otra para que cada cual encuentre acomodo según su estatura. El programa Ergo-Fit de Kawasaki hará que cada persona encuentre su postura ideal.
Más accesible no puede ser con un asiento situado a tan solo 705 mm del suelo, por lo que con mi 1,66 llego con las dos plantas completas al piso. El asiento es amplio y confortable, perfecto para rodar sin descanso aunque la postura no la veo muy rutera, si no más bien de paseos no muy largos y siempre luciendo un estilo muy llamativo.
La elección de llantas es de 18 delante y 17 detrás; singular sin duda. Esto no plantea ningún tipo de pega en el plano dinámico, más bien al contrario; se mueve con soltura, a pesar de los 229 kg declarados, de forma muy controlable por nuestra parte y siempre con una gran sensación de aplomo cuando circulamos a ritmos un poco altos.
Las suspensiones son sencillas, igual que los frenos pero todo responde de forma eficaz y armoniosa, especialmente teniendo en cuenta que aunque los 61 CV de su propulsor no parezcan muchos, rinden con absoluta resolución en cuanto a prestaciones. No echarás de menos más potencia porque es ideal para un tipo de moto así. Es un motor con buen tacto, pocas vibraciones y que además no tiende a dar tirones aunque lo dejes caer de vueltas y vayas con una marcha larga. Y lo mejor es que siempre está dispuesto a subir de revoluciones con rapidez. Kawasaki anuncia un consumo de 4,5 litros, un poco optimista, lo que combinado con un depósito de 14 litros arroja una buena autonomía.
La pantalla de la instrumentación está dividida en dos, en la parte superior hay un tacómetro analógico y en la inferior una pantalla digital con el resto de la información que no es poca, ya que aparte de la velocidad, la marcha engranada, la hora, el nivel de combustible, etc, también ofrece ordenador de a bordo. Lo malo es que no hay un conmutador en la piña para moverse por los diferentes parámetros.
En general es una moto algo desfasada a nivel de tecnología porque no tiene iluminación LED, ni tampoco recurre a ninguna ayuda a la conducción más allá del ABS, como podrían ser el embrague antirrebote o el control de tracción. Tampoco es que necesite ninguna de estas dos ayudas que comentamos pero en los tiempos que corren son muy valoradas por los potenciales compradores. Prescindir de eso también permite ofrece un precio muy interesante.
Os dejamos con el vídeo completo para que disfrutéis a fondo de la Kawasaki Vulcan S en movimiento, y de nuestras sensaciones a los mandos.