El desembarco de QJ Motor en España se ha realizado a lo grande, con una amplia gama que comprende diversos segmentos y cilindradas: motos trail, naked y hasta custom. Aunque las más golosas, o al manos las más llamativas, son sus trail de medio alta cilindrada, las SRT 800 y SRT 800 X, lo cierto es que para su primera presentación a la prensa se han decantado por la SRK 400, una naked enfocada al carnet A2.
Y tiene sentido, pues este segmento de motos naked para el A2 es uno de los más competidos, así como uno de los más atractivos para los usuarios más jóvenes que no tienen tantos miramientos a la hora de adquirir una moto que no sea de una marca con solera. Efectivamente, en QJ Motor son conscientes de que convencer al cliente de mayor edad con una compañía “desconocida” es más complicado que el de hacerlo con un público más joven, más acostumbrado a utilizar marcas menos asentadas en cualquier ámbito de su vida. Por eso, para QJ Motor es tan importante este segmento, pues supone la puerta de entrada a un buen número de usuarios procedentes del 125 que buscan su primera moto grande, sin olvidarnos de esos usuarios más experimentados que necesitan una moto más amable, más fácil de llevar.
Llama igualmente la atención la elección de un motor de 399 cc y 41 CV en un segmento que cada vez se orienta más a las motos de 500 cc y 47 CV -límite del carnet A2-, pero todo esto no haría más que encarecer el producto final y perder el reclamo del precio, factor más determinante para muchos usuarios que el de los datos que aparecen en la ficha técnica.
Digitalizada
Está claro que en QJ Motor han estudiado a conciencia las preferencias de sus potenciales clientes. De ahí, el montaje de una instrumentación con pantalla digital TFT, un lujo para una moto de este rango de precio que supone todo un reclamo que puede decidir una compra. Es cierto que le falta un ordenador de a bordo o una conectividad más completa a través de una app específica, pero ofrece vistosidad y aunque la presentación tan futurista no me agradó del todo, sí que garantiza una óptima lectura durante la conducción, que es un apartado más importante.
En un primer vistazo, las sensaciones que se obtienen son positivas. Los plásticos de la carrocería y el asiento parecen de buena calidad, aunque también hay otros componentes que podrían ser mejorados, como la palanca del cambio, que queda en una posición un poco adelantada y se no se acciona con comodidad, o la maneta del freno delantero, de tacto duro y con poco recorrido.
Por otro lado, la altura del asiento es ideal para personas de baja estatura ya que con mi 1,65 m de altura llego al suelo apoyando por completo los dos pies, lo que permite maniobrar con facilidad a pesar de que el radio de giro es reducido. La moto es pequeña, pero otros compañeros de prensa de mayor tamaño me comentaron que es igualmente cómoda incluso midiendo alrededor de 1,80 m de altura.
Sonido de moto deportiva
Tras colocar los espejos a mi gusto, arranco el motor y me encuentro un sonido muy deportivo, muy acorde con esa estética manga de esta SRK 400. Es un rugido de moto “grande”, que acompaña en todo momento, que no se diluye cuando se rueda a mayor velocidad.
La ruta comenzaba en ciudad, en donde se agradece esa suavidad del motor en el medio régimen, aunque muestra cierta pereza al salir desde parado en los semáforos. De hecho, en las arrancadas en pendiente la moto te obliga a acelerar con decisión para alcanzar un régimen de motor apto apto para mover el conjunto con solvencia. Una vez coges algo de inercia la SRK 400 se muestra más amable, más fácil de llevar, pero siempre pendiente del cambio para no dejar caer el motor de vueltas.
Ahora bien, su propulsor estira sin titubeos y se encarama a la zona alta del tacómetro en un periquete. El empuje que echaba de menos en la zona baja se ha reservado para aprovecharlo arriba. En ciudad no se disfruta tanto de este carácter, pero cuando sales a carretera se agradece esa facilidad para subir de vueltas.
Precisamente, los responsables de QJ Motor nos tenían preparada una ruta por carreteras muy reviradas en las que disfrutar de esta naked. El frío y un asfalto con poco agarre no iban a chafarme un día como éste. La SRK 400 es una moto muy fácil de llevar siempre que la muevas a partir de la zona media del cuentarrevoluciones. El cambio está muy bien escalonado y su accionamiento es muy preciso, en ningún momento recibí una sola queja a pesar de que no paré de abusar de él. El embrague es igualmente suave y aunque no tiene ningún asistente ni es antirrebote, no es algo que echase en falta. Teniendo en cuenta lo comentado, no hace falta decir que como más se aprovecha esta naked es dejándola correr sin perder velocidad en las curvas o bien bajando dos marchas y apretando a fondo a la salida de los virajes más cerrados.
También tuvimos ocasión de ponerla a prueba en autopista, en donde nos encontramos un desarrollo adecuado para que gire desahogada a velocidades legales. Nos indicaron los responsables que la SRK 400 puede alcanzar los 175 km/h de marcador.
Lo mejor, por llegar
Mantener un ritmo alto en carretera no es posible si no cuentas con una parte ciclo competente. En este sentido, el bastidor y las suspensiones de la SRK 400 cumplen con buena nota, mejor que los frenos, que se muestran algo débiles cuando se les exige más de la cuenta. Es cierto que monta un doble disco delantero que debería ser más que suficiente, pero lo cierto es que se aprecia falta de mordiente delante, además de tener poco tacto en la maneta, mientras que el trasero tiene demasiado recorrido y no he terminado de acostumbrarme a él. Es una pena, pues como indicaba, el resto de componentes sí ofrecen un buen nivel.
Empiezo por delante, por la horquilla invertida, que garantiza un buen aplomo al apoyar en las curvas, sin hundirse en exceso pero manteniendo una correcta absorción de los baches. No es regulable como el amortiguador, pero los ajustes con los que viene de fábrica me parecen más que acertados. El monoamortiguador trasero, colocado en una posición lateral, es igualmente efectivo cuando se le exige contando además con la posibilidad de regularlo al gusto de cada uno. De hecho, al principio encontré un poco seca su respuesta y tras jugar un rato con él logré encontrar una posición más confortable para mi rodar tranquilo.
Con estos ingredientes, la SRK 400 se convierte en una moto ágil y precisa en el paso por curva, con lo que se afrontan los giros con mucha confianza y rozando las estriberas de forma constante. Incluso en las apuradas de frenada, la moto mantiene la compostura, sin que esa rigidez derive en una falta de confort. Todo lo contrario, yo, al menos, terminé la ruta muy descansado, tanto de la espalda como de las muñecas, lo que dice mucho de una naked que sin ser excesivamente deportiva, tampoco es una moto de paseo.
Conclusión y valoración
La SRK 400 no es una moto que vaya a revolucionar el segmento de las naked para el carnet A2, pero sí que ofrece todo lo que se le puede exigir a una moto de este corte, sobre todo si tenemos en cuenta su precio razonable -5.699 euros- que incluye seis años de garantía.
Cuenta con un motor con carácter y divertido, muy capaz de moverse a altas velocidades a poco que enrosques el acelerador. Se apoya, además, en un bastidor muy noble y que permite moverse con agilidad tanto en el tráfico urbano como en carretera. Las suspensiones responden con eficacia y sólo se le puede exigir un poco más de mordiente a su equipo de frenada.
La iluminación LED y, sobre todo, su pantalla TFT, se convierten en otros importantes reclamos de cara convencer a ese público que busca su primera naked. A esto hay que sumar las dos llamativas decoraciones disponibles: una negra con llantas doradas y otra gris con el bastidor en un verde fluor. En directo, ambas son impactantes y resulta decidirse por una una de ellas.
