DATOS TÉCNICOS Y EQUIPAMIENTO >

En positivo

  • Motor
  • Frenos
  • Diseño y acabados

En negativo

  • Regulación pantalla
  • Accionamiento pata de cabra

 

 

 

Con este modelo, la marca italiana entra en el selecto grupo de fábricas que tienen un modelo en la categoría Gran Turismo de gran cilindrada, donde sólo caben buenas motos. La calidad es un requisito indispensable, y se tiene que ver y tocar porque alguien se piensa muy bien cuando va a gastarse los, como mínimo, 15.000 € que suelen costar este tipo de motocicletas. Nos estamos refiriendo a motos como la BMW R1200 RT, Honda Pan European, Yamaha FJR 1300 o Kawasaki GTR, todas ellas de excelentes cualidades turísticas gracias a su buena preparación ergonómica, el volumen de carga que ofrecen, y por supuesto a motores capaces de sostener velocidades medias altas con mucho desahogo. Son auténticas berlinas “premiun” de dos ruedas.

Una buena alternativa

Y lo cierto es que Moto Guzzi ha dotado a la Norge 1200 GT 8V del carácter necesario y la calidad de acabados y equipamiento indispensables para plantar una seria duda al comprador que por inercia va a lo alemán o japonés. Antes debería echar un vistazo a esta moto que durante la prueba nos ha dejado buen sabor de boca por numerosas razones.

Llama la atención desde un primer momento lo bien que se desenvuelve a pesar de su tamaño porque tiene mucha soltura, se deja manejar muy fácilmente. En esto seguro que juegan un papel muy importante las geometrías de dirección así como el chasis y el centrado de las masas. El centro de gravedad, debido a la configuración de su motor en V a 90º transversal, no puede rebajarse como en otros tipos de motor pero no afecta negativamente a la lograda sensación de equilibrio y ligereza que tanto se agradece desde el primer momento. Tan sólo hay oscilaciones que se sienten cuando aceleramos en parado o a muy baja velocidad, pues los pistones se desplazan de forma lateral, y se nota. Es una de las particularidades de la Norge 1200 pero no la única porque la transmisión por cardan es otra. Ambos rasgos son compartidos por toda la familia, conformando una genética de la que pocas fábricas pueden presumir; adaptan su filosofía a rajatabla, en cualquier cilindrada y estilo de moto.

Grande y resuelta

Es evidente que la ciudad no es un escenario donde vayamos a estar más a gusto conduciendo la Norge pero si tenemos en cuenta que se mueve con cierta facilidad, tampoco la supone un gran problema en el día a día. Además, las maletas no suponen un gran inconveniente si tenemos bien controlado el ancho porque no sobresalen más allá de las puntas del manillar. La buena capacidad de carga de sus maletas nos será siempre de gran utilidad pues además cuentan con mecanismo de apertura y cierre sencillo. Bajo el asiento también encontramos un espacio muy aprovechable.
Esta nueva Norge es una evolución del modelo anterior pero cambian algunos detalles estéticos para mejorar en cosas puntuales aunque la gran novedad es el motor de cuatro válvulas por cilindro, llamado “Quattrovalvole”. En él reside el cambio fundamental porque aporta más potencia y par. Moto Guzzi lo cifra en 7CV más que dejan la potencia en 102 CV y 4 Nm extras para llegar a los 100 Nm. Interesantes números si tenemos en cuenta la respuesta de un bicilíndrico, dispuesto a servirnos el empuje desde abajo, como ocurre con nuestra protagonista y además con muy buen tacto al acelerador gracias a la afinada inyección electrónica y a las modificaciones del motor cuyas válvulas son empujadas por un nuevo árbol de levas. Además, los cilindros cuentan con un aleteado más fino con el objetivo de favorecer su refrigeración y el radiador está colocado al frente de un cárter más compacto. También el escape es nuevo, de mayor tamaño y con una placa de aluminio pulida que marca la diferencia con el modelo anterior.

Potencia y suavidad en V a 90º: único

En la práctica, el motor ofrece un empuje decidido pero suave y sin brusquedades, apoyado en una caja de cambios agradable aunque particular, debido la cardan que requiere un poco de adaptación para engranar con total limpieza cada una de sus seis marchas. Lógicamente cuando transitamos por carreteras o autovías, disfrutamos desahogadamente de cruceros muy por encima de las pírricas velocidades legales de nuestro país; es el terreno favorito de la Norge que se muestra rápida y bien asentada en cuanto a las suspensiones que sin ser especialmente sofisticadas cumplen con su trabajo a la perfección. La horquilla es regulable en precarga, y el monoamortiguador en precarga y extensión. Sin tocar el tarado en ningún momento las sensaciones fueron buenas en cuanto a comodidad, sin llegar a resultar blandas, aceptando todo tipo de asfalto sin transmitir incomodidades a ninguno de los dos ocupantes.

La pantalla, cara y cruz

Por cierto el pasajero viaja de forma confortable y goza de buen espacio, igual que el conductor, cuya posición es bastante natural, con el nuevo asiento a tan sólo 810 mm del suelo, altura un poco escasa para los más altos que se verán obligados a flexionar mucho las piernas. El rediseñado carenado contribuye a la comodidad gracias a su proteccíón así como la pantalla regulable de forma eléctrica, una novedad muy de agradecer aunque mejorable: personalmente prefería llevarla en la posición más baja porque soy más bien pequeño y me protegía correctamente. En la más alta, la visión no era perfecta porque llega justo al horizonte de los ojos, y a la mínima suciedad no permite ver con claridad. La regulación tampoco está bien resuelta debido a que cuenta con un botón en cada piña y bastante alejados de las manos, y esto obliga a retirar una de ellas para hacer la operación. No es grave pero sí un detalle un tanto molesto cada vez que deseamos variar la altura.

Buen ancla y mala pata

A la hora de frenar cuenta con un buen equipo (Brembo) asistido por un sistema ABS firmado por Continental, y lo mejor que podemos comentar del antibloqueo es su discreción; es decir, la Norge va muy bien de frenos por potencia y tacto, y el ABS sólo actúa en situación límite, dejando hacer hasta que llega su momento, cuando tiramos de la maneta más de la cuenta y bloqueamos, evitando que lo hagamos. Trabaja lo justo y necesario, como debe ser en un ABS, nunca antes de que llegue su hora.

La instrumentación es bastante completa, con ordenador de abordo, y se maneja desde la piña mediante un pulsador al que se llega sin problemas, no como en la regulación de la pantalla. La información es abundante aunque por ponerle una pega, la autonomía no se cifra y esta indicación resulta muy útil en una moto turística. Otro "pero" algo más importante reside en la pata de cabra, pues el accionamiento es peculiar y algo incómodo. Se despliega hacia adelante y no deja que la accionemos con facilidad porque prácticamente coincide con el vaballete central y para más "inri" recogerla es más difícil si no eres un "patas largas".
Salvo algunos detalles, se trata de una moto completa, con lo justo y necesario, sin grandes sofisticaciones como control de tracción o diferentes mapas de motor pero con buen equipamiento y remates de calidad que dinámicamente está lograda por su eficiente parte ciclo y un motor muy capaz y agradable.