Si algo tiene claro Brixton, es que el estilo clásico es el “leitmotiv” de su gama de motos. Fiel a esta premisa, encontramos esa inspiración tanto en sus modelos más pequeños como en los de 500 o incluso 1200, aunque, eso sí, cada uno con su propia personalidad.
En el caso del modelo que hemos probado, la Brixton Crossfire 125, a esta estética clásica no le falta un fuerte toque de vanguardia, dando como resultado una moto de estilo café racer de aires muy modernos que bien nos pueden recordar a las reconocibles líneas de la Husqvarna Svartpilen. Brixton ha tomado como base la Crossfire 500 para la creación de esta hermana pequeña, compartiendo con ella ese depósito en forma de X que la marca ha bautizado como X-tank. También comparten ese característico faro redondo frontal con iluminación LED donde podemos leer Brixton en el centro y la inicial de los puntos cardinales en el inglés como si de una brújula se tratase, un toque muy original que le da atractivo. En general es una moto con un fuerte componente de diseño que incluso prima por delante de la ergonomía.
Si hablamos de dimensiones, el tamaño de la Brixton Crossfire 125 es compacto. Con un peso en orden de marcha de 149 kg, cuenta con una altura del asiento de 810 mm, un largo de 2077 mm, un alto de 1045 mm y ancho de 765 mm. A pesar de que a priori no son cifras que la hagan una moto grande o alta, lo cierto es que en la práctica sí que resulta una moto a la que, si tienes poca o media estatura, no llegarás bien con los dos pies al suelo. La anchura de su asiento y la posición arqueada de las piernas hacen perder unos milímetros a la hora de bajar los pies, y con mi 1'65 mm de altura me veo obligada a jugar con un pie u otro para llegar al suelo en parado. Eso sí, el bajo peso de la moto colabora para que solo sea cuestión de práctica el tenerlo dominado.
Y hablando de medidas, la Crossfire 125 cuenta con unas vistosas llantas de radios de 18'' delante y de 17'' detrás, algo que unido a esos neumáticos mixtos firmados por Maxxis le aportan un toque clásico y que es un guiño a un poco probable uso offroad. Además, esa llanta delantera de 18'' le aporta una buena manejabilidad en el entorno urbano. Siguiendo con la parte ciclo, encontramos freno de disco hidráulico de 300 mm con pinza de anclaje radial de dos pistones y ABS delante, y un disco de 218 mm con pinza monopistón y ABS detrás. En cuanto a suspensiones, lleva horquilla invertida delante y amortiguador detrás.
La mueve un motor monocilíndrico cuatro tiempos refrigerado por agua que supera en potencia al resto de modelos de 125 de la marca. Mientras que la Cromwell, la Felsberg, la Sunray y la Rayburn comparten una cifra de 11 CV, la Crossfire 125 aumenta su potencia hasta los 13'4 CV a 9.500 rpm, ofreciendo un par motor máximo de 11'4 Nm a 7.500 rpm. Aunque es cierto que actualmente están llegando modelos de 125cc que cuentan con la potencia máxima permitida, 15 CV, en la práctica la Crossfire nos demostró que sus 13'4 CV son más que suficientes para cumplir correctamente con su cometido en ciudad e incluso en algún trayecto interurbano, y que alcanzamos con ella los 100 km/h sin problema alguno.
En marcha
Al montarnos en ella, encontramos un asiento ancho y acolchado de doble altura que se estrecha en su parte final y que si bien ofrece al conjunto una imagen más dinámica, no podemos decir que invite mucho a llevar pasajero habitualmente. Como os comentaba al principio, a pesar de que 810 mm del suelo suelen indicar que es una moto para todas las alturas, lo cierto es que en el caso de la Crossfire 125 se debe contar con que pilotos de menos de 1'65 m no van a llegar con ambos pies al suelo. Una vez en marcha, la postura en ella es cómoda gracias también al manillar, que es ancho y bajo, por lo que la postura de conducción es bastante natural, algo inclinada hacia los mandos. Además, de los extremos de los puños salen los retrovisores, que son redondos, aportando un extra de estilo sin restar en visibilidad.
En la instrumentación encontramos una pantalla digital redonda que nos muestra información como la marcha engranada, velocidad, nivel de combustible o la hora de forma bastante sencilla y clara aún cuando el sol incide sobre ella. Eso sí, no dispone la Crossfire 125 un puerto de carga USB como sí podemos hacerlo habitualmente en otros nuevos modelos.
Una vez que llevamos sobre ella un buen rato, cierto es que notaba cierta incomodidad en la zona de los muslos y que se debe precisamente al ancho de su asiento, pero lo habitual en una moto de estas características será no pasar tantas horas sobre ella, ya que está enfocada a un uso urbano para trayectos habituales o desplazamientos que no supongan demasiados kilómetros, por lo que no es algo que el usuario de esta moto necesite tener muy en cuenta.
En ciudad, es una moto muy dinámica con un gran comportamiento debido a su agilidad, que le permite zafarse del tráfico con bastante ligereza, así como girar en calles estrechas sin problema. A la hora de maniobrar en parado, su bajo peso facilita mucho el movimiento, llegues al suelo con soltura o no. Responde bien al acelerador y ofrece una conducción suave, con una respuesta muy lineal y un correcto cambio de marchas, que entran sin problema alguno. Sus frenos, tanto delantero como trasero, también ofrecen una respuesta contundente y eficaz. Las suspensiones hacen su trabajo de forma aceptable y absorben adecuadamente las irregularidades que puedas encontrar en el asfalto manteniendo siempre la moto muy afianzada.
Antes de hablar de sus rivales, es necesario señalar que la Brixton Crossfire 125 comparte chasis con la Malaguti Drakon. Esto se debe a que ambas marcas se encuentran bajo el paraguas del gigante austríaco KSR Group, que fabrica sus modelos en China. Además de la Malaguti, que cuenta con un diseño bastante distinto, más futurista y minimalista a la vez, la Crossfire cuenta con rivales como la Husqvarna Svartpilen 125, Voge 125R, Fantic Caballero 125 Scrambler, Wottan Rebbe 125 o Kawasaki Z125.
La Brixton Crossfire 125 es una moto con una personalidad bastante marcada, con un buen equilibrio entre el clásico estilo café racer y líneas más modernas que además ofrece un gran comportamiento en ciudad para los trayectos del día a día, pero que no se queda corta para algún tramo interurbano ocasional. Eso sí, los pilotos de menor altura y experiencia deberán tener en cuenta que queda algo más alta de lo que parece. Su consumo declarado es de 2'6l/100km y su depósito ofrece una capacidad de 11 litros. Sus prestaciones, unido a su comportamiento le han valido para llevarse el título de ganadora de los Motor Awards 2023 en la categoría de mejor moto urbana. Está disponible en dos opciones de colores: marrón mate y en plateado. ¿Su precio? 3.999 euros.
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