La prueba a fondo del Tour X-4 que realizamos durante todo un año nos dejó con un buen sabor de boca, lo que nos animó a hacer lo mismo con el modelo que lo ha sustituido, el Tour X-5, que además incorpora algunas modificaciones interesantes. En esta ocasión no hemos llegado a cumplir el año, casi lo hemos estado utilizando durante siete meses. Ahora bien, en este período apenas me lo he quitado de la cabeza pues ha sido mi casco del día a día, para pruebas en off-road y también para algunas de las que he realizado en carretera. Estoy seguro de que ha recibido mucho más uso que el anterior, una pena que no haya llevado el control de los kilómetros recorridos con él puesto en mi cabeza.
Lo que tiene de nuevo
Uno de los principales cambios se encuentra en la homologación, pues el X-5 ya cuenta con la certificación ECE 22.06, aunque se sigue confiando en las fibras compuestas para la fabricación de la calota. Lógicamente, esta mejora no se aprecia visualmente, lo que sí salta a la vista es su diseño más redondeado, lo que, según el fabricante japonés, ofrece más seguridad al no haber zonas que retengan en caso de deslizar por el asfalto. Desde el punto de vista estético, a mí me gustaba algo más el anterior, pero es una cuestión de gustos y que es más acusado en los cascos de colores lisos.
La pantalla tiene un campo de visión más amplio, con la curvatura más uniforme para evitar que se distorsionara la imagen al mirar hacia abajo, y que además cuenta con un diseño que permite el uso de gafas off-road sin necesidad de desmontarla. No obstante, el sistema de montaje y desmontaje de la pantalla se ha simplificado, pero insisto en que la cinta elástica de unas gafas de motocross se adaptan perfectamente sin dobleces.
La pantalla ya no tiene entradas de aire, ahora la ventilación le llega por unos conductos realizados en su calota, y el pinlock se incluye de serie y abarca gran parte de la superficie.
También es más sencillo el montaje y desmontaje de la visera, con nuevo diseño también para ofrecer menor resistencia conduciendo a mayor velocidad. En pocos segundos y con la ayuda de una moneda -la de cinco céntimos es ideal- o de un destornillador la has retirado. Yo recomiendo la moneda porque al ser del grosor exacto del tornillo de plástico evitas las muescas. He probado a conducir con motos de carretera tanto con visera como sin ella y, aunque el efecto vela es mínimo, sí que es más ruidoso. Por otro lado, la visera es de gran ayuda cuando tenemos el sol encima, por lo que se agradece que se quite y se ponga con tanta facilidad.
En cuanto a la ventilación, el Tour X-5 cuenta con tres entradas: una de ellas bajo el logo delantero, otra en la mentonera y otra en la parte superior, cuya pestaña vibra cuando se circula a mayor velocidad. Por otro lado, en la parte trasera y en el spoiler encontramos unas salidas para el aire caliente del interior. El manejo de todas estas entradas y salidas se puede realizar fácilmente incluso con los guantes puestos y puedo asegurar que su sistema de ventilación funciona pues he llevado el casco en verano en días de mucho calor e, incluso, a baja velocidad.
Interior más confortable
El interior se ha modificado respecto de la versión anterior para conseguir un mejor ajuste en la barbilla. Después de todo este tiempo, no sólo he apreciado esa mayor sujección, también que el espumado es más "acogedor", si se puede usar este término. Tiene un tacto más agradable y se adapta mejor a la propia fisionomía. Lo que menos me ha gustado es que tras desmontarlo por completo para lavarlo cuesta un poco volver a poner algunos de sus tejidos, y eso que están todos claramente marcados si son del lado izquierdo o del derecho. No es habitual estan poniendo y quitando, pero si usas la moto en campo, se suda y se llena de polvo con más frecuencia que si sólo haces uso de él en carretera.
Como en el anterior modelo, el uso de gafas de sol o de ver es muy fácil, la patilla entra perfectamente y no se sube o se baja como ocurre con otros cascos. Después de todos estos meses, no he apreciado que el interior haya cedido por el uso, no se notan zonas de desgaste ni roces. Lo único que ha perdido un poco de color es la tela que cubre las partes desmontables y la goma de debajo de la parte delantera. Pero hay que fijarse mucho para apreciarlo.
Hay que decir que la parte externa ha soportado muy bien el paso de los kilómetros y no se notan los pequeños impactos que siempre reciben los cascos. No hay ningún pequeño picotazo en toda su estructura.
Opinión y valoración
No era fácil mejorar el anterior modelo, pero creo que Arai lo ha conseguido con su Tour X-5. Lo que más me ha convencido es su ajuste, me resulta un casco más cómodo y eso que también resulta más pesado.
También me ha gustado esa mayor facilidad para desmontar la pantalla, pero, sobre todo, el poder usar gafas de off-road sin desmontarla. Ahora sólo me tengo que preocupar de llevar unas gafas en cualquier bolsillo de la chaqueta o en la mochila cuando hago mis rutas alternando carretera y campo.
Lógicamente, la calidad de fabricación tiene su incidencia en el precio. El modelo que he estado utilizando tiene un precio de 999 euros, aunque las versiones de colores sólidos es inferior. Ahora bien, teniendo en cuenta el ritmo de envejecimiento, hay casco para muchos años, lo que hace que duela algo menos el desembolso económico.