El X-Enter marca la diferencia en todo a pesar de ser un rueda alta clásico por concepto: plataforma plana, escasa capacidad de carga bajo el asiento, nula protección frontal...No le falta de nada pero todo lo tiene a su especial manera. Es la apuesta de Yamaha para rivalizar frente a frente con los superventas del segmento gracias a su fuerte personalidad estética y a un montón de detalles que lo hacen muy apetecible si

En positivo

  • Imagen innovadora
  • Suavidad motor
  • Calidad general

En negativo

  • Hueco bajo el asiento
  • Freno tambor
  • Velocidad punta

estás interesado en un scooter de 125 cc con llanta de 16 pulgadas.

Absolutamente todo es nuevo, y llama  la atención que el motor también lo sea pues Yamaha bien podría haber utilizado uno de su gama de 125 cc, donde tiene para elegir: por un lado el moderno bloque del X-Max refrigerado por agua y con inyección electrónica, y por otro el del Cygnus y BW’s, también dotado de inyección pero refrigerado por aire. Pero la marca japonesa ha optado por otro camino, con otras cotas internas y el radiador adosado al lado derecho del motor, aprovechando así el movimiento del cigüeñal que mueve un ventilador para aspirar el aire y conducirlo al radiador. Es la manera de evitar los manguitos cuando el radiador está en la parte frontal y además asegura la refrigeración, incluso al ralentí.
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Está lleno de curiosos detalles cuando echamos un vistazo a la estética y el equipamiento; la instrumentación, el amortiguador trasero, el hueco que casi no lo es, la enorme parrilla trasera, la pequeña guantera...Todo es muy original y distintivo pero sobre todo llama la atención por el diseño, anguloso, vanguardista y con cierto aire familiar. Pero lo importante es ¿Qué tal va?

¡Viva la ciudad!

La posición es cómoda, te acoge bien desde el primer momento porque no hay estrecheces, sobre todo en la zona de los pies donde es habitual un espacio justo en este tipo de scooters. El motor despierta a nuestras órdenes con sigilo, emitiendo poco ruido y transmitiendo escasas vibraciones. Acelera con suavidad y también con decisión, ofreciendo un rendimiento ideal para ciudad en cuanto al par pero no tanto en cuanto a la potencia, algo escasa y eso se nota al salir fuera de la metrópoli, donde se queda algo corto de velocidad punta.

Pero su hábitat natural es la urbe y ahí se desenvuelve de maravilla gracias a sus pequeñas dimensiones, ligereza y agilidad que se ven complementadas a la perfección por un motor cuya cifra de par (12 Nm) aporta la fuerza necesaria para contar siempre con un buen empuje. Además su consumo está por debajo de los 4 litros, incluso aunque vayamos casi siempre a fondo.

Frenos y suspensiones; cal y arena

En los frenos reside para mí uno de los puntos más criticables y eso que Yamaha rompe con la tradición de no ofrecer frenada combinada para tratar de dotarlo de más seguridad. No es que frene poco, pues es efectivo pero sí son mejorables por dos razones: no parece nada razonable para un scooter de este precio y a estas alturas montar un freno de tambor detrás, por mucho que funcione en combinación con el disco delantero cuando accionamos la maneta izquierda. Y cuando decidimos usar sólo el freno anterior mediante la manera derecha, tampoco encontramos un buen tacto, pues resulta un poco esponjosa y no demasiado potente a pesar del gran diámetro del disco. Realmente no es nada grave porque el scooter frena bien pero Yamaha podría haber afinado más en este importante aspecto.

En las suspensiones encontramos otro de los puntos de innovación  del X-Enter; la efectiva horquilla delantera forma equipo con un solo amortiguador trasero montado en posición horizontal que Yamaha denomina “Monocross” y va anclado directamente del motor al basculante. Esto lo hace muy discreto y libera toda la parte trasera de los tradicionales amortiguadores, logrando una zaga mucho más ligera visualmente. Es un amortiguador oleoneumático con muelle y cámara de gas que no se puede regular pero trata de aportar un comportamiento progresivo. Aunque lo cierto es que las reacciones del tren trasero son un poco secas cuando atravesamos baches o badenes.

Urban Edition sí o sí

Yamaha ha lanzado este scooter a sabiendas de que el prácticamente nulo espacio bajo el asiento era un handicap y por eso adquirirlo con el baúl es casi una obligación que además complementa con una pantalla parabrisas. El sobreprecio es de tan sólo 150 € pero hace que se sitúe por encima de la barrera psicológica de los 3.000 a la que no llega si lo compramos pelado (2.999 €). También resulta difícil de entender porqué se ha limitado de ésa manera el hueco bajo el asiento; es complicado encontrar un scooter de este tipo con un espacio tan pequeño. Suponemos que mucha de la culpa es del peculiar amortiguador trasero motocross cuya ubicación limita el espacio justo a la altura del asiento.

En cambio, el espacio en el asiento para llevar pasajero es bastante amplio y además cuenta con robustas y grandes asideras perfectamente integradas en el diseño, pues son la prolongación de la estructura posterior para montar el baúl. Las estriberas son desplegables fácilmente con el pie y predisponen al pasajero en una postura natural, cómoda.

Un cuadro diferente y completo

La instrumentación es totalmente revolucionaria por su diseño, y también ofrece en su pequeña pantalla alargada, totalmente digital, abundante información: temperatura ambiente, recordatorio revisiones, sustitución de correa, reloj, nivel de gasolina…algo fuera de lo común cuando hablamos de un scooter de rueda alta y plataforma plana, muy dados a las clásicas esferas y la parquedad informativa. Por cierto que el gancho portabolsas resulta muy útil en combinación con la plataforma plana, y más cuando hay tan generoso espacio en la zona de los pies.

Como conclusión, decir que el X-Enter destaca por su calidad y diseño, sin perder el paso en cuanto a mecánica y comportamiento, donde se defiende muy bien gracias a un conjunto totalmente nuevo en cuanto a chasis y motor. Y sí, es mucho más interesante gastarse los 150 € que cuesta la Urban Edition, una idea muy similar a la que puso en marcha Kymco con el Agility City hace unos años, regalando el baúl.