Asegura tu custom desde 83€ ¡Compruébalo!

Es una interpretación en clave dirt-tracker de una de las más importantes novedades de Yamaha para el mercado americano. La Yamaha Bolt, derivada de la Yamaha XVS950A Midnight Star que tenemos en nuestro mercado, pretende atacar a la Harley-Davidson Sportster y dentro de la estrategia de marketing programada por Yamaha estaba el encargo de este ejemplar único, realizado por el afamado preparado Roland Sands, a quien los seguidores de Motofichas conocéis de sobra por otros muchos y buenos trabajos y que había colaborado ya con la marca de los diapasones en un inclasificable y exclusivo Yamaha T-Max 530 Hyper Modified de salvaje apariencia alejada de un scooter al uso.

La Yamaha Bolt que Roland Sands ha “interpretado” para Yamaha tiene mucho que ver con la moto más clásica de las pistas americanas de Dirt-Track, la Harley-Davidson XR 750. ¡La inspiración parece clarísima! Para llevarla a cabo, el preparador americano ha sustituido las llantas de aleación originales por unas de radios, cambiando la delantera de 19 pulgadas por una de 16, misma medida que en la rueda trasera y ambas acabadas en un llamativo anodizado dorado.

Los neumáticos elegidos son unos Dunlop K 180 de dirt-track y para sostener el conjunto se ha recurrido a una pareja de amortiguadores traseros Öhlinhs con botella de gas separada. El escape soldado a mano sustituye la negra unidad de serie… y tiene todo el aspecto de sonar bastante más alto. Las entrañas del motor no reciben modificaciones, tan sólo el aspecto se aligera con el nuevo filtro de aire, el comentado escape y el piñón de ataque de la correa de transmisión final, totalmente al aire como corresponde a una máquina de carreras.

En este sentido la carrocería cobra especial relevancia, eliminando el guardabarros delantero, sustituyendo el depósito original por otro más estrecho y pequeño y cambiando el envolvente guardabarros trasero de estilo custom por un colín monoplaza con placas portanúmeros laterales. No me arriesgaría a decir que el manillar es diferente, porque la verdad es que parece el mismo a simple vista, pero desde luego no parece la misma moto aunque se mire de frente al sustituir el faro original por una placa con el número 52, colocarle un protector de cárter y pintarla en blanco con unas sinuosas franjas verdes recorriendo la carrocería. La verdad es que, si te paras a pensar, es curioso lo fácil que es cambiar el aspecto de una moto sin tocar en realidad tantos elementos… lo difícil es hacerlo tan bien.