Teníamos ganas de comprobar qué pasa cuando metes la Van Van en arena y hemos comprobado que no hacen malas migas del todo. Nos acercamos a la localidad de Liencres, donde hay un conjunto de dunas de belleza y valor ecológico espectacular. Lógicamente estos lugares hay que tratar de preservarlos, así que lo primero fue hablar con una patrulla de la policía local para comentarles lo que queríamos hacer, y ellos nos indicaron en qué zona podíamos hacer nuestros pinitos sin meternos en problemas.
Para compensar, además de arena seca teníamos vía libre por un terreno arenoso pero firme, con suaves dunas y algunos desniveles escarpados, en el que comprobar qué tal va esta pequeña 125 con claras dotes camperas. Basta verla para reconocer que la Van Van tiene algo de trialera, dicho sea con toda la modestia porque tampoco es una moto para saltar piedras, tal como hoy en día se entiendo el trial deportivo. Es una moto de campo con la que llegas perfectamente al suelo con ambos pies gracias a un asiento muy bajo, pesa poco, es cortita y tiene un manillar ancho que permite un excelente control de la dirección en paseos “off-road”.
Sin duda la Van Van y yo nos quedamos con ganas de mucho más "todo-terreno"… quizá cuando los turistas vuelvan a sus casas volvamos a repetir la experiencia. Un último apunte: después del campo siempre hay que limpiar y engrasar la cadena, pero en el caso de la arena es todavía más importante si no quieres reducir exponencialmente su vida útil, así que después de un rato de diversión, la Van Van se merece unos mimos al llegar a casa.
COMENTARIOS
Comparte tu opinion