Teníamos ganas de comprobar qué pasa cuando metes la Van Van en arena y hemos comprobado que no hacen malas migas del todo. Nos acercamos a la localidad de Liencres, donde hay un conjunto de dunas de belleza y valor ecológico espectacular. Lógicamente estos lugares hay que tratar de preservarlos, así que lo primero fue hablar con una patrulla de la policía local para comentarles lo que queríamos hacer, y ellos nos indicaron en qué zona podíamos hacer nuestros pinitos sin meternos en problemas.

Allí nos dirigimos y lo primero que comprobamos es que sobre arena seca y blanda como la de una playa nuestra Van Van difícilmente mantiene la dirección recta… pero se mueve bien, no se hunde ni se atasca gracias a los enormes balones de sus neumáticos y requiere por nuestra parte estar atento para evitar que la rueda delantera se cruce y se clave en un firme tan blando. Ayudarse con las piernas es vital para mantenerse en pie en este terreno. Nos quedamos con las ganas de probar cómo va sobre la arena más húmeda y dura de la orilla, pero el permiso de la autoridad llegaba hasta ahí porque un día radiante de agosto era el peor momento para meter un vehículo a motor por la playa... a buen seguro que hubiéramos pasado un rato estupendo.

Para compensar, además de arena seca teníamos vía libre por un terreno arenoso pero firme, con suaves dunas y algunos desniveles escarpados, en el que comprobar qué tal va esta pequeña 125 con claras dotes camperas. Basta verla para reconocer que la Van Van tiene algo de trialera, dicho sea con toda la modestia porque tampoco es una moto para saltar piedras, tal como hoy en día se entiendo el trial deportivo.  Es una moto de campo con la que llegas perfectamente al suelo con ambos pies gracias a un asiento muy bajo, pesa poco, es cortita y tiene un manillar ancho que permite un excelente control de la dirección en paseos “off-road”.

La Van Van como moto de campo es muy fácil, una buena "trialera"
Sobre este terreno arenoso pero compacto de Liencres comprobamos que es una moto fácil y segura que no se queda atrás ante nada. Pese a la limitada potencia del motor 125cc. supera escarpadas zanjas gracias a la conjunción de unas primeras marchas cortas y la masiva tracción del neumático trasero. De tener más oportunidad probaría a bajar las presiones de las ruedas un poco; quizá hubiera mejorado fuera de la carretera -para asfalto tal como viene de serie es perfecta- especialmente a la hora de plantearse algún salto o al cruzar algún surco profundo, compensando con el perfil de los neumáticos el escaso recorrido de unas suspensiones deliberadamente cortas para mantener la estabilidad en carretera.

Sin duda la Van Van y yo nos quedamos con ganas de mucho más "todo-terreno"… quizá cuando los turistas vuelvan a sus casas volvamos a repetir la experiencia. Un último apunte: después del campo siempre hay que limpiar y engrasar la cadena, pero en el caso de la arena es todavía más importante si no quieres reducir exponencialmente su vida útil, así que después de un rato de diversión, la Van Van se merece unos mimos al llegar a casa.

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