309 victorias, 21 títulos mundiales de pilotos y 25 como fabricante, avalan la autoridad que el gigante nipón ha ejercido desde su aterrizaje en la categoría máxima del Campeonato del Mundo de Velocidad, ahora MotoGP.
Unos éxitos que poco, o seguramente nada, han tenido que ver con la casualidad, pues siempre han estado apoyados en una excepcional alineación de pilotos que han sabido sacar el máximo partido, y trabajar en perfecta sincronía, junto a las máquinas que los del ala dorada han puesto a su disposición. Unas motos que a lo largo de los años han sido un referente en la categoría, caracterizadas por el uso de la más innovadora tecnología y una eficacia en la pista fuera de toda duda.
Una historia que arranca por todo lo alto en 1966 cuando Honda aterriza en el Mundial de 500 con la RC188. Una moto capaz de alcanzar los 275 km/h gracias a su potente propulsor -85 CV a 12.500 rpm- de 489 cc con la que consiguieron el título de fabricantes, gracias al saber hacer de Jim Redman y Mike Hailwood, al primer intento. Algo que no pudieron repetir la temporada del 67', cuando tuvieron que ceder ante Agostini y su MV Agusta, un año antes de que Honda pusiese fin a su participación en todas las categorías del Campeonato a causa del cambio en la reglamentación.
4T Vs. 2T
Tras un largo parón de 11 años alejados del Mundial, en 1979 vuelven al campeonato con una moto revolucionaria: con pistones ovales, un motor V4 de 4 tiempos y 8 válvulas. La NR500 llegaba para plantar cara a las hordas de mecánicas 2T que abarrotaban las parrillas del momento. Una moto que, si bien no consiguió los resultados deseados en la categoría reina, fue precursora en el uso de esa configuración en las motos de GP y representa el germen del desarrollo de los motores V4 fabricados por Honda hasta nuestros días.
Sin embargo, Honda contaba con un as bajo la manga. Simultáneamente al desarrollo de la NR500, HRC había puesto en marcha un nuevo proyecto orientado a su desembarco en el Mundial de 500, con una moto propulsada por un motor 2T. Unos motores con los que Honda solo contaba con cierta experiencia en off-road. Contrariamente a lo que utilizaban sus adversarios directos, motores con una configuración 4 en cuadro, Honda se decantó por una insólita configuración V3, confiando en la gran aceleración y el reducido peso que ofrecía el conjunto.
La NSR500 y la revolución “Big Bang”
La llegada de la NSR500 abrió una etapa de triunfos, en la formación del ala dorada, que se ha mantenido, con algunos altibajos, hasta nuestros días. Su V4 a 90º la situaba como la más potente de las parrillas, con 150 CV. Su innovador chasis doble viga, los escapes saliendo por la parte alta del motor o sus llantas en fibra de carbono impactaron desde su aparición. Debido a lo accidentada que fue de su primera temporada, en 1985 se decantaron por unas soluciones más convencionales (escapes por debajo y el depósito “en su sitio”) y mejoraron la entrega de potencia. Cambios que hicieron posible, una vez más, el título de Freddie Spencer que ese año se hacía con la doble corona al dominar también en la categoría de 250 cc.
Con la llegada de Lawson en el ‘89, aplicaron numerosas modificaciones en la parte ciclo de la moto - chasis y basculante reforzados, horquilla invertida...- y el motor ganó 10 CV más de potencia. Mejoras que contribuyeron a sumar, una vez más, los títulos de constructores y piloto al palmarés de la firma, tras una ardua lucha contra Wayne Rainey.
Sin embargo, Honda tuvo que esperar a volver a dominar en la pista hasta hasta 1992, gracias a la llegada del motor “Big Bang”. Sin ayudas electrónicas que gestionasen toda la “caballería”, había que encontrar una solución para suavizar la brusca entrega de aquellas salvajes motos sin sacrificar potencia. La solución, un motor con un orden de encendido cerrado, con los cilindros explotando a 70º (en lugar de los 180º de su predecesor), que la convertía en una moto más fácil de pilotar y respetaba más el neumático trasero. Denominado “Big Bang” por el ronco sonido que emitía estuvo a punto de alzar a Mick Doohan a lo más alto en el ‘92, algo de lo que fue privado a causa de su caída en Assen; pero permitió a la marca cosechar otro título de constructores.
MotoGP, la nueva era
En 2002 la nueva reglamentación trae consigo una nueva denominación para la categoría máxima - MotoGP- introduciendo los motores de 4T. Una decisión muy bien recibida en las filas de Honda, que siempre se había mostrado partidaria en el uso de estos motores. Durante las dos primeras temporadas la RC211V de 990 cc y 5 cilindros en V a 75º, que ya introducía ayudas electrónicas para gestionar los 235 CV que ofrecía, dominó la categoría de una manera aplastante, consiguiendo dos títulos consecutivos de fabricantes y otros dos para el entonces imbatible “Dottore”.
Las posteriores evoluciones, además de aumentar considerablemente la potencia, se enfocaron en mejorar la estabilidad en las frenadas y la tracción a la salida de las curvas de la bestial 990. Hasta que en 2006, profundamente afectados por el temido chattering que ofrecían los nuevos neumáticos, presentaron una nueva generación con cárteres más pequeños, un basculante más largo y 250 CV. Con ella, el ya desaparecido Nicky Hayden consiguió arrebatar el título a un Valentino Rossi que, desde 2004, defendía los colores del enemigo (Yamaha).
En 2012 Honda presenta la última generación de su MotoGP, la RC213V que aumenta la cilindrada hasta los 1.000 cc, de acuerdo a los últimos cambios del reglamento. Una moto que desde su puesta en escena, ha sido capaz de acaparar los títulos de fabricantes de casi todas las temporadas hasta la actualidad (excepto en 2015), y que en manos del implacable Marc Márquez, que ha dominado con mano de hierro desde su debut en 2013, obteniendo seis Campeonatos del Mundo más, los cuatro últimos consecutivos.
Una máquina que acumula 81 de las 153 victorias del fabricante en la categoría reina y de la que en 2015 Honda lanzó una exclusiva versión de calle, la Honda RC213V-S, para que unos pocos elegidos fueran testigos de su tremenda efectividad. Una MotoGP que a día de hoy sigue volando sobre el asfalto gracias a sus aproximadamente 270 CV...y un par de alas que luce desde 2018, de las que quizás hablaremos en otro momento.
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