El nombre de su inventor es Dean Benstead, un estudiante de diseño industrial que ha creado un prototipo de moto que se mueve a base de aire comprimido. Una solución sorprendente a los combustible fósiles. De hecho su inventor asegura que pueden jugar un papel muy importante en el futuro.

Está basada en una moto de cross de 250 cc en cuanto a tamaño y geometrías, y utiliza la transmisión de una Yamaha WR250F. Para el motor se ha recurrido a un propulsor de la marca “Di Pietro” fabricado en Melbourne; una elección que se ha visto motivada porque reduce mucho el peso de la moto y esto incide en una buena maniobrabilidad.

Y aparte del bajo y económico consumo de energía en forma de aire comprimido y la nula polución a la atmósfera, también es importante la contaminación acústica cuyos niveles son muy bajos.

La gran pregunta es si este sistema es sostenible y lógicamente en sí, siempre y cuando haya un interés por crear puntos de recarga. Por otro lado, el aire se puede comprimir también con fuentes de energía renovables como las placas solares u otras energías alternativas, completando así el ciclo limpio de la utilización de la energía.

Si la moto se pudiese construir en su mayor parte con materiales reciclados, motos similares a esta serían perfectas para utilizarlas en nuestras ciudades, pues ocupan poco espacio, no contaminan y serían incluso económicas por su poca complejidad técnica.

La moto será presentada durante la celebración del Sydney Motorcycle & Scooter Show, y al parecer es capaz de desarrollar una velocidad de uno 100 km/h, una cifra suficiente para la movilidad urbana que propone.

Su creador, Dean Benstead trabajo en el proyecto con Engineair, Yamaha Australia, Simon Curlis y el diseñador de automóviles Marcus Hotblack en la universidad RMIT. De hecho ya está pensando en una segunda generación totalmente rediseñada con diferentes materiales como el aluminio o el titanio para reducir le peso tanto que podría ser casi como una pesada bicicleta de montaña.