Los otros dos son mucho más prosaicos. Un scooter de tres ruedas parecido a lo que llevan los abuelos para moverse por Benidorm llamado E-Canopy. Y el Motor Compo, una minimoto portátil que puede plegarse para transportarla más fácilmente, con asa y todo; algo que ya existe desde que los paracaidistas americanos de la Segunda Guerra Mundial se tiraban con vehículos similares para salir pitando, pero ahora con motor eléctrico.
Pero volviendo al más estimulante de los tres concepts, la Honda RC-E presume de las siglas de las motos de carreras de cuatro tiempos de la casa y una decoración que recuerda a las míticas RC campeonas del mundo en los 60. Su tamaño es similar al de las extintas 250 de gran premio y la dotación de componentes es propia de una auténtica moto de carreras, con suspensiones Öhlins y frenos Brembo.
La Honda RC-E aprovecha el compacto tamaño del motor eléctrico para posicionar al máximo las masas en torno al eje del basculante, lo que debe otorgarle un centro de gravedad particularmente bajo, para mínimas transferencias de masas en aceleraciones y un comportamiento en principio muy preciso y “fino”. Y lo mejor es que el motor eléctrico debe ofrecer unas prestaciones igualmente eficaces desde el punto de vista de la entrega de la potencia, que como a estas alturas ya deberíais saber, se beneficia de un par constante en todo motor eléctrico.
No sabemos todavía qué planes tiene Honda para este prototipo de moto de carreras, pero quizá quieran que la FIM la eche un ojo de cara a pensar en nuevas categorías de cara al futuro...