Un buen día recibimos la llamada de Diego Soriano, “Trino” para todos y presidente del CD Motonavo, proponiéndonos acudir a una carrera homenaje a Ángel Nieto. Se trataba de competir contra 12 colegas de profesión, con 12+1 motos idénticas en un circuito urbano. Su entusiasmo fue tal y el plan era tan cojonudo que le dije “Voy de cabeza”.
Y por fin llegó el momento, el pasado sábado 14 de abril. Llegamos el día antes, viernes, para ir a conocernos en persona e ir palpando el ambiente del festival y aunque nos portamos bien esa noche, la marcha y el buen rollo latían ya con fuerza en un gran escenario donde al día siguiente estarían tocando Medina Azahara, casi nada.
El sábado madrugamos para encarar una larga jornada que iba a estar repleta de emociones. Aparte de nuestras carreras, en el mismo trazado iban a también a correr scooters y pit bikes preparados hasta los dientes. Y es que el C.D. Motonavo tiene la licencia federativa para organizar carreras urbanas y está a cargo del Trofeo Andaluz de Velocidad Urbana. De hecho, el domingo uno de los atractivos sería el stunt gracias al Motonavo Stunt Games, modalidad deportiva Federada en suelo Andaluz gracias a los esfuerzos del club
Así que nos sentimos en buenas manos desde el primer momento ya que el compadreo es tan grande como la profesionalidad desde Dirección de Carrera, y eso crea un ambiente perfecto para ponerte un mono y dar absolutamente todo en el polígono industrial situado en las afueras de Begíjar, donde además se celebra el festival. Esto iba a hacer que las carreras fuesen uno de los mayores espectáculos para todos los asistentes del sábado por la tarde.
"El arma del delito"
Nada de esto hubiese sido posible si no hubiésemos tenido 12+1 motos a nuestra disposición. Se trata de las IMR 160 que la empresa especializada en Pit Bikes, Rino Bikes de Granada, decidió ceder para nuestro uso y disfrute. Precisamente es una moto concebida para pasártelo “como un enano”, ligera, con componentes eficaces que permiten explotar al máximo los 14,3 CV que dieron en el banco de potencia de las verificaciones.
Es un juguete para adultos: con un bonito chasis tubular pintado en naranja y un basculante de aluminio, es una moto que permite un uso intenso, abusivo, sin apenas rechistar. Precisa y juguetona, fue la cómplice perfecta de nuestras fechorías en pista.
Sus cuatro marchas permiten que cada una cuente con una respuesta vigorosa, perfecta para un trazado tan ratonero como el de Begíjar. Con un estimulante sonido a competición procedente de sus sistema de escape, se trata de un caramelo que dan ganas de tener en el garaje para ir a desfogarse de vez en cuando.
Una experiencia brutal
Con todas las motos a punto, comenzamos los primeros entrenamientos libres para poder conocer un trazado que al principio parece de locos y luego acabas adorando. Los bordillos, las alcantarillas, los neumáticos, una farola, las alpacas de paja...y la curva del tanatorio.
Esa curva no se me olvidará nunca porque está justo antes de meta, en plena bajada tras dos pequeñas chicanes que te obligan a aminorar la marcha y reducir un poco el peligro como muestra de respeto al negocio de la esquina.
Te tienes que acostumbrar lo antes que puedes a estos inquietantes elementos y tras los primeros 15 minutos de entrenos se me quedó un cuerpo dolorido por una caída para reforzar mi confianza en el trazado.
Sin embargo, a partir de ahí todo fue empezar a progresar y disfrutar en los segundos cronometrados, terceros y hasta el warm-up donde ya sabía que saldría en la quinta posición de la parrilla.
La temperatura subía dentro y fuera de la pista porque ya había habido algunos hachazos simpáticos entre los 12+1 colegas, y estaba ya gran parte de las aproximadamente 4.000 persona que se agolparían en las vallas del circuito durante las diferentes competiciones..
El ambiente es otra de las cosas que hay que vivir, tanto dentro como fuera del paddock. El buen rollo durante toda la jornada con el resto de los que iban a competir en otras disciplinas fue total y, mientras fuera, se iba cocinando un interesante ambiente festivalero con un toque motero que solo auguraba diversión nocturna al finalizar las carreras.
Y llegó el momento de máxima emoción: el homenaje a Ángel Nieto. Un minuto de silencio en el que junto a una gran foto suya pudimos escuchar su voz ya mítica, y unas emotivas palabras que pusieron el nudo en la garganta a más de uno. Era la mecha que iba a encender la carrera en su hombre y de paso un pequeño homenaje a sus peligrosos comienzos en circuitos urbanos.
De la gloria al desastre
La primera carrera iba a poner a prueba mis nervios así que estaba como loco porque empezase para liberar tensiones. Ahora sí tenía que ir a fondo durante diez minutos más dos vueltas, en honor al maestro y en defensa del mío propio.
En la línea de meta arropado por mi “umbrella girl”, con "Trino" a punto de dar el banderazo de salida y toda la gente que había por el circuito, estaba más nervioso que Pinocho en Bricomanía. A partir de ahí fue todo disfrutar hasta llegar quinto con una sonrisa de oreja y ganas de empezar la siguiente manga.
Mientras, para calmar los nervios, nada mejor que ver como los scooters y las pit bikes daban un buen espectáculo con tremendos adelantamientos en una pista donde cada vez se agolpaba más gente.
La segunda carrera quería, como mínimo, repetir mi posición y disfrutar en carrera del ambientazo que había. Pero un había un guión mejor...
Según se dio la salida, en la primera curva los cuatro favoritos en engancharon por una caída y nos escapamos tres por delante. Poco a poco los fui cogiendo hasta que me puse primero...con un adelantamiento en la curva del tanatotorio. Momento para el recuerdo.
La sensación de liderar en una carrera donde la gente está tan cerca y te anima para que le des más gas fue mucho para mí...y en dos vueltas me fui muy largo en una curva, perdiendo toda opción de subir a ese alegre podio en el que estuvieron mis compañeros Marcos Gil, Jorge Torrecillas y David Robledo por este orden, unos fenómenos como todos los demás que estuvieron allí conmigo, y a los que a partir de hora me une una experiencia brutal gracias al C.D. Motonavo.
Mención especial se merece "Trino" y todo su equipo del club que hacen esto posible gracias a su enorme trabajo: pura pasión por las motos, pura pasión por su ciudad, en definitiva un amor incondicional al motociclismo que mueve montañas y le ha dado a esta localidad un merecido nombre en el mundo motero en tan solo siete ediciones. Larga vida a Motonavo ;)
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