Fotos: Carolina F. Varela

Se habla con frecuencia del concepto de versatilidad, tanto que hasta cierto punto se ha desvirtuado. Y es que en un mercado con cada vez motos más lógicas, más fáciles de conducir, el uso de este término se ha generalizado en exceso. Pero ha sido probar la Tracer 700 y darme cuenta de que es ésta representa como casi ninguna otra moto el concepto más puro de la manida versatilidad.

Se trata de un modelo con mucha personalidad, de hecho fue la que abrió la puerta a la gama sport touring de Yamaha, desvinculando a las Tracer de la serie MT. Cuando salió al mercado la Tracer 900 lo hizo como MT-09 Tracer, como un modelo más dentro de la familia de las naked de nueva generación. Pero con la pequeña no ocurrió lo mismo, ya nació como Tracer 700, abriendo otro segmento dentro el catálogo de Yamaha, junto a la tricilíndrica japonesa.

No es, por tanto, una MT-07 con semicarenado y suspensiones de mayor recorrido. Es otra moto, aunque comparta con aquélla el motor y el chasis. Y tampoco es una Tracer 900 con menos potencia, esa diferencia de motor (y de peso) las separa más de lo que parece. Eso sí, estéticamente sí que tienen muchos puntos en común, lo que creo que es un acierto.

La Tracer 700 es una moto que gana en realidad, me parece mucho más bonita que en imágenes, especialmente la parte delantera. Resulta increíble que difiera tanto de la MT-07, pero el pequeño carenado y el doble faro delantero le dan una personalidad propia a este modelo.

FICHA TÉCNICA, INFORMACIÓN Y FOTOS YAMAHA TRACER 700

Muy ligera y posición trail

Nada más subirte en la moto ya se aprecia su ligereza (196 kg), con un asiento situado a 845 mm del suelo, lo que no está nada mal para una montura de este tipo. Con mis 165 cm de altura no he tenido problema alguno al maniobrar en parado. El asiento, por cierto, es distinto del de la MT-07, mucho más cómodo y pensado para hacer más kilómetros sin parar. La postura de conducción es cómoda, como la de una trail gracias a su manillar elevado, aunque las estriberas quedan algo arriba teniendo que llevar las piernas un tanto encogidas. En mi caso no es acusado, pero alguien de talla alta sí que podría sentirse algo incómodo.

La ubicación de sus mandos es correcta, sólo he echado en falta unos pulsadores más grandes para los intermitentes y el claxon. A mí personalmente me gusta que este último esté muy accesible para poder hacer uso de él con inmediatez, sin tener que andar buscando. Siendo una moto sencilla en este sentido, sin muchos botones, se podría haber optado por otro tipo de conmutadores.

Su cuadro de instrumentos ofrece mucha información y es de fácil lectura tanto de día como de noche. Me hubiera gustado que su posición hubiera sido un poco más elevada para no tener que bajar tanto la vista para consultar información en marcha. Al menos, los números del velocímetro son grandes y con un solo vistazo recibes la información.

El sonido que emite su escape nada más ponerla en marcha es igualmente característico, como si de una moto más pequeña se tratara. Es un ruido demasiado metálico, similar al de la MT-07, creo que incluso más silencioso todavía. Insertar la primera es una delicia, tanto el cambio como el embrague ofrecen un accionamiento muy suave. Subir y bajar de marcha es una gozada, todo se realiza con gran suavidad, sin forzar nada.

Con la Tracer 700 por la ciudad

Basta circular unos pocos kilómetros para que sus virtudes salgan a relucir. La Tracer 700 es ágil, ligera, fácil de conducir y tiene un motor divertido. Su manillar estrecho y la altura de los espejos ayudan a pasar sin agobios entre los coches con el fin de alcanzar el siguiente semáforo rápidamente.

Los cambios de dirección se realizan con suma facilidad, mover la moto de un lado al otro es una agradable tarea. Hacía tiempo que no sentía eso en un modelo de estas características. Son sensaciones similares a las de una enduro, permitiendo inclinarla a poca velocidad incluso sin forzar la situación.

Ayuda mucho en este sentido su motor, que permite rodar con marchas largas sin vibraciones ni tirones. La Tracer 700 cuenta con buenos bajos y medios, mientras que su estirada es suficiente para elevar los niveles de adrenalina. A muchos 75 CV no les dice nada, pero recuerda que no hemos salido de la ciudad, y antes de hacerlo tenemos que poner a prueba la frenada, para no llevarnos sorpresas. En este ambiente urbano ya vemos que contamos con un equipo exquisito del que sólo podemos criticar la excesiva intromisión del ABS en el tren trasero. Dejemos entonces los coches atrás y vámonos de ruta.

La Tracer 700, en carretera

Bastan los segundos de un semáforo en rojo para modificar la altura de la pantalla, que cuenta con dos palometas, situándola en la posición más elevada, con el fin de protegerse del frío polar de estos días en Madrid. Se nota la diferencia entre una posición y otra, pero para viajar yo prefiero que sea todavía más alta, pues a partir de 100 km/h sigue llegando demasiado viento a la parte superior del casco.

Tampoco me convencen los protectores de manos, muy pequeños y apenas cumplen su función. Además, los intermitentes delanteros van unidos a ellos por lo que su sustitución por unos más envolventes no es una tarea sencilla, aunque sí que se comercializan en la industria auxiliar suplementos para estos cubremanos.

Como me imaginaba que esto iba a pasar, salí con mis mejores guantes de invierno y me fui a hacer curvas, para elevar la temperatura corporal y olvidarme de estos detalles. Y vaya si olvidé.

Si en ciudad la agilidad y la ligereza ayudan, imagina lo que ocurre en una carretera revirada. Meter la rueda delantera en cada curva resulta una tarea muy sencilla, con lo que ir enlazando curvas se convierte en un juego de niños. A la Tracer 700 le gustan las curvas, su chasis lo permite todo, lo mismo que las suspensiones, más firmes que las de la MT-07. La horquilla responde de manera correcta, incluso en firmes bacheados, mientras que el amortiguador trasero ofrece un tacto un poco seco ante las irregularidades, pero resultan cómodas con el paso de las horas.

En cuanto a los frenos, como ya apreciamos al principio, son de lo mejor de la moto, especialmente delante. Frena muy bien, siempre que no se abuse del trasero para evitar que salte el ABS tan rápidamente. Igualmente hay que tener cuidado con las retenciones bruscas, ya que tiende a derrapar la rueda trasera. También hay que tener en cuenta que el manillar estrecho, todo ventajas en la ciudad, puede causarnos la sensación de inestabilidad al rodar a mucha velocidad. Esto va en gustos, pero hay que tenerlo en cuenta.

Y qué decir del motor, parece que tiene una doble vida. Por un lado, como en la conducción por ciudad, te permite una conducción relajada, usando marchas largas con mucha suavidad y sin sobresaltos. No tiene control de tracción ni modos de conducción, pero es tal la suavidad en la entrega que incluso estos días con el asfalto tan frío no he sufrido susto alguno. Por otro lado, si quieres subir de pulsaciones no hay más que mantener el motor en la zona alta de cuentarrevoluciones y dar rienda suelta a los instintos más salvajes. Sus 75 CV permiten muchas alegrías, salvo que queramos salir a la autopista muy cargados y con acompañante, entonces sí que es posible que se eche en falta algo más de motor.

Conclusión

He devuelto la Tracer 700 con pena, una moto que me ha hecho disfrutar estos días. Ideal para usarla todos los días, tanto los laborables como, sobre todo, los fines de semana. Gasta poco, la media que me ha salido en una semana es de 4,1 litros a los 100 kilómetros combinando carretera y ciudad. Los defectos que he encontrado -pantalla baja a pesar de la regulación y cubremanos pequeños- son fácilmente subsanables mediante accesorios originales o de la industria auxiliar. Incluso ya hay caballetes centrales para aquéllos que viajan y lo consideras un elemento esencial. La suavidad del motor, la ligereza y su frenada son los apartados más destacados. Es sin duda, la moto versátil por excelencia.

Diferencias Yamaha Tracer 700 vs Yamaha Tracer 900