La marca japonesa busca aunar en un motor lo mejor de la arquitectura de los bicilíndricos y tetracilíndricos. Por eso hace esta apuesta que le permitirá fabricar propulsores más ligeros, estrechos y compactos.
Y además aplicando el concepto “cross plane” que produce una entrega de potencia muy lineal y elimina fuerzas inerciales de las partes alternativas en movimiento que interfieren a la hora de gozar de una entrega de par “limpia”.
Y es que en este sistema los pistones trabajan de forma independiente y el orden de encendido que suele hacerse cada giro de 180° del cigüeñal, lo hace alternativamente a 270° – 180° – 90° - 180°. Esto es posible gracias que dispone las muñequillas para las bielas en cuatro planos a 90º. Esta característica, en combinación con el orden de encendido asimétrico define a la YZF- R1 cuyo tacto de motor y sonido son de una moto de alta competición, pues es una tecnología derivada de la experiencia de Yamaha en MotoGP.
Esto no tiene necesariamente que significar un cambio en la filosofía tetracilíndrica de la YZF- R1 e YZF-R6 sino que tal y como afirma la marca en su web de Yamaha Motor Europe, será la base para una nueva generación de motos inspiradas en la alta competición, aunque un motor así puede tener aplicaciones en muy diferentes tipos de motos y sino que se lo pregunten a Triumph.