Es una moto que probablemente nunca veremos en Europa, al menos de momento ni hay ninguna intención, pero su deportividad extrema en pequeño formato merece que la observemos con interés, sobre todo porque la nueva Fireblade probablemente inspirarará sus líneas en esta angulosa y cautivadora deportiva.

Anunciada como concepto Light Weight Super Sport hace menos de un año, el interés que ha despertado durante estos meses ha sido tal que ya ha sido llevada a la producción y presentada como modelo pero solo para ciertos mercados que no incluyen el nuestro.

Se postula como la deportiva con mejores capacidades de su segmento gracias a un nuevo motor bicilíndrico en paralelo de refrigeración líquida y doble árbol de levas, al que acompaña una parte ciclo deportiva sin paliativos, con una horquilla invertida y una suspensión trasera Pro-Link con ajuste en cinco posiciones de precarga. Discos de generoso diámetro garantizan una efectiva retención y además se ofrece una versión con sistema ABS.

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También es llamativo su basculante de aluminio, el diseño del silencioso con doble salida así como las ópticas LED o la instrumentación totalmente digital, conformando un conjunto verdaderamente atractivo por la deportividad vanguardista que transmiten sus afiladas líneas.

Pero quizás lo más sorprendente, aparte de su diseño, es la presencia de un acelerador electrónico en una moto de tan corta cilindrada que permite ofrecer tres modos de conducción. Se especula con que su potencia esté en torno a los 35 CV pero todavía no hay cifras oficiales. 

También es probable que llegue una versión de más cilindrada y potencia para competir con motos como la Yamaha YZF-R3, KTM RC390 o Kawasaki Ninja 300. Será una bonita rivalidad en frasco pequeño.