DATOS TÉCNICOS >

En positivo

  • Motor potente a cualquier régimen
  • Ágil y precisa
  • Suspensiones y frenos

En negativo

  • Puesto para el pasajero
  • Poco espacio para la llave de contacto

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Hay pocas motos que te pongan tan bruto como la Street Triple que en su versión R alcanza un nivel de rendimiento dinámico difícilmente igualable. Pero esa es sólo una parte de la cuestión, la otra es el glorioso motor que le da vida, ¡y qué vida! Sus tres cilindros son el mejor ejemplo de un motor tan lleno que no te lo crees. En fin, se nota que me ha gustado, eh?! Pues no has leído todavía suficiente porque no sólo me ha gustado, ha ido más allá, casi me la meto en la cama...

 

Buena genética

Desde que Triumph fabricase el motor de 675 cc para lanzar al mercado la Daytona, sólo ha recibido buenas noticias gracias a una moto con un propulsor tricilíndrico y una parte ciclo que han hecho palidecer a la competencia, que no era manca precisamente. Luego vino la jugada maestra: con ése mismo motor, lanzó al mercado una mini Speed Triple, llamada de forma realmente acertada Street Triple, pues es una moto que en ciudad se desenvuelve realmente bien gracias unas cotas de dirección que la convierten en una escurridiza máquina de practicar eslalon. Pero la primera Steet Triple tenía una laguna que el motor hacía muy evidente: el tren delantero a veces se sonrojaba ante tanto empuje y esto restaba un poco de confianza porque una moto así demanda solidez de delante. Y la solución nos lleva directamente hasta nuestra protagonista, la Street Triple R que llegó al mercado en 2008.

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Esta versión esencialmente aporta dos cosas que la hacen mejor moto: más calidad de suspensiones y una pinza de freno de anclaje radial con una nueva bomba. Esto hace que el precio se incremente casi 1.000 € respecto a la versión estándar, que todavía se continúa comercializando, pero tras haber probado las dos puedo asegurar que merece la pena pagarlos. Estamos hablando de una suspensión más bien normalita frente a una totalmente regulable.Otro elemento diferenciador que aporta la versión R es un nuevo manillar de aluminio.

 

En busca del clímax

El comportamiento es mucho más serio, con más aplomo, estabilidad, precisión, en definitiva, más disfrute cuando vamos rápido. Digamos que está a la altura de tan soberbio motor y de un conjunto chasis-basculante capaces de aguantar toda la “mala leche” que imprimamos a nuestra conducción. Más que ante una mejor moto, estamos ante una moto verdaderamente equilibrada, donde todo raya a un excelente nivel. Y claro, esto hace que nos envalentonemos cada vez que presionamos el botón de arranque. Le va la marcha y esto es contagioso; la sensación de ligereza es total (167 kg) y esto invita a ir despendoladillo. La dirección es totalmente neutra, sin querencias o tics que te hagan dudar en ningún momento. Esto hace que la facilidad sea uno de los rasgos característicos de su conducción pues se coge confianza muy rápidamente.

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Pero es un espejismo porque más que un cordero es un lobo, y eso lo notamos cuando le buscamos las cosquillas al motor, y le aparecen rápidamente. Es agradecida, a la más mínima caricia, ya se ríe. Empuja con ímpetu y ofrece una patada que nos hace respetarla mucho; hay que ser un poco templado de carácter para no dejarse llevar por  su agradable explosividad. Un detalle para poner de relieve el rendimiento del motor: para ir tranquilo por ciudad, lo normal es ir con la 5ª o incluso 6ª marcha. Quizá alguien se sorprenda y es porque no ha podido probar ni esta moto ni este motor. Ofrece un buen par (68 Nm) y acelerar con cierta alegría en marchas cortas, te lleva un poco subido de tono y empuja la rueda delantera hacia el cielo; tiene mucho genio y aunque es perfectamente controlable, para asegurarnos una marcha tranquila, mejor marchas largas. Pero esto no quiere decir que vaya muerta, simplemente agazapada: probamos acelerar a fondo en 5ª a unos 80km/h y os puedo asegurar que nos dejó un poco pasmados la facilidad para subir de vueltas y buscar como una loca su buena franja de rendimiento para ofrecer la patada que habíamos tratado de esconder. Pero lo más fuerte es que en sexta hace lo mismo, pues se toma tan sólo unas milésimas más en ofrecer una aceleración muy digna a pesar de hacerle la “perrería” de llevarla medio muerta en sexta. Ella siempre queda bien, no hay manera de sacar los colores a un motor con tantos bajos, medios y altos, pues acelera de forma muy lineal hasta las 13.000 rpm, momento en el que corta encendido y en el cuadro saltan las luces azules de aviso.

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Para disfrutar, mejor solo

Además de ser una moto guapa se deja querer desde el primer momento pues ergonómicamente es cómoda, hablando del piloto, porque el copiloto lo tiene bastante más crudo; sin ningún lugar donde poder agarrarse, y allí arriba, casi como en una RR, con poco asiento y mucha caída, es un puesto casi testimonial, poco utilizable.

Sus reducidas dimensiones y la agilidad con la que es capaz de moverse no encuentran en los retrovisores a unos buenos aliados porque sobresalen lateralmente más de lo que sería deseable para ir entre coches con más fluidez. Hay otros detallitos no muy importantes pero que tras unos días de uso, se revelan como mejorables y ambos tienen que ver con la llave: el contacto está demasiado cerca del manillar y al bloquear/desbloquear la dirección, no lo hacemos con comodidad. Tampoco hay apenas hueco para insertar la llave y abrir el asiento.

La verdad es que estamos ante una máquina con un motor y una parte ciclo capaz de hacernos disfrutar de lo lindo en circuito pero para eso ya está Daytona. Con similares argumentos pero sin carenado y con una posición de conducción que ofrece sensación de control total, tenemos una devoradora de curvas insaciable, rápida y efectiva como pocas. Permite apurar las frenadas y brinda una salida feroz para atacar la siguiente curva, convirtiendo la conducción en algo viciosamente adictivo. Con una suspensión que además podemos regular con bastante precisión y un freno delantero pletórico de tacto y mordida, todo esto es posible, y la verdad es que resulta sencillo porque es una moto muy intuitiva.

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Pero no hay que equivocarse, no es una chica fácil, simplemente lo parece pero exige unas manos que sepan hacer de ella la gran moto que es. Si hay algo que la define es su estética, seductora, igual que su mecánica y parte ciclo, formando un cóctel muy tentador. Los dos faros circulares o la doble salida de escape a cada lado del colín son dos rasgos indispensables en su elaborada estética que en esta versión aporta además la quilla y una cupulita que rematan una estética original como pocas y con un toque descaradamente radical. Esta es sin duda otra de las claves de su éxito aunque el precio es sumamente importante para gozar de una buena vida comercial, y los 8.695 € la sitúan en una posición muy competitiva frente a la numerosa y buena competencia.

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