Evidentemente se trata de una confusión que denota la falta de profesionalidad del policía en cuestión que no se tomó el más mínimo interés por repasar la multa que le estaba poniendo a un motorista por haberse saltado un semáforo.

El motorista reparó en la sanción cuando llegó a su casa y su cara debió ser una mezcla entre confusión, risa e indignación cuando vio el concepto de la multa. Desde luego no correspondía con lo que acababa de suceder minutos antes ya que al arrancar de un semáforo que ya se había puesto en verde, según su versión: “cuando se puso en verde, me dispuse a seguir mi camino. Entonces, me pararon. Así, de golpe”.

El agente de la Policía Local le advirtió de que se había saltado el semáforo, a lo que el denunciado repuso que no era cierto, comenzando así el típico tira y afloja entre el agente y el ciudadado que siempre acaba con una multa que nos llevamos a casa, tengan o no razón.

"Ni caso me hizo el zagal, que era de los 'nuevos'. Sacó su máquina y comenzó a tocar teclas" 

Aunque el policía local pareció tenerlo muy claro e hizo caso omiso a sus protestas. “Ni caso me hizo el zagal, que era de los 'nuevos' -aseguró el denunciado-. Sacó su máquina y comenzó a tocar teclas”. Y ahí vino el garrafal error del policía, fruto seguramente de los nervios.

El motorista acababa de ser denunciado por esta sorprendente infracción: No utilizar el pasajero del vehículo, mayor de 12 años y con altura superior a 135 centímetros, el cinturón de seguridad o sistema de retención homologado, correctamente abrochado.

Se supone que esta multa debería ser fácilmente anulable pero no es la primera multa inverosímil que le toca pagar al contribuyente, ya que a la administración le cuesta mucho asumir errores en estos casos y se puede agarrar a cualquier argumento para mantenerse firme en su posición aún a sabiendas de que se está cometiendo una injusticia.