La firma española de Figueres (Gerona) es una auténtica superviviente que lleva años haciendo lo indecible para seguir teniendo su espacio en un mercado cada vez más difícil y exigente como es el europeo. De hecho Rieju es la última marca de motos que nos queda con identidad propia de todas las que un día hubo en España. Por eso tiene mucho mérito que esté logrando ofrecer productos y precios capaces de competir con los rivales japoneses, europeos y ahora también chinos.
Y precisamente China está teniendo desde hace años un papel fundamental en su historia reciente ya que gracias a que parte de sus productos emplean mecánicas de allí, está siendo capaz de mantener una gama competitiva y bien orientada a las necesidades actuales en las bajas cilindradas. Y esta Rieju Aventura 125 es un ejemplo perfecto de ello ya que se ensambla en España pero con el motor procedente del país oriental.
Trabajado diseño y amplio equipamiento
Es una moto que destaca por su diseño. Para mi es la clave, ya que transmite ese espíritu de moto adventure tan de moda y además aderezado con un estilo muy de vanguardia; la doble óptica delantera polielipsoidal superpuesta no deja lugar a dudas y está integrada en un semi-carenado afilado, de líneas muy marcadas, con una cúpula ahumada estrecha que pone la guinda con el toque dakariano. Para mi gusto demasiado estrecha si lo que se buscaba era un efecto de protección real frente a la corriente de aire frontal. Por cierto, la iluminación combina bombillas delanteras con luces LED traseras.
La postura que dibuja el triángulo ergonómico de la Rieju Aventura 125 es típica de esta tipo de motos: cómoda gracias al manillar ancho y alto en alianza con unas estriberas ubicadas en una posición bastante centrada que no fuerza las piernas nada hacia atrás. Y para rematar un amplio asiento al que se accede con facilidad ya que está situado a 780 mm del suelo, incluso midiendo solo 1,66 m como es mi caso. Por cierto, el asiento corrido con vistosas costuras rojas se ocupa de que la plaza trasera en posición más alta sea de un tamaño correcto, sin holguras, pero dispone de una gran parrilla portabultos donde la persona se puede agarrar con seguridad.
No le falta una toma USB para poder cargar el móvil mientras lo llevamos anclado al manillar, donde por ejemplo nos puede servir de navegador. Pero lo mejor es que Rieju ha desarrollado un sistema de conectividad, algo muy difícil de ver en esta cilindrada y rango de precio. Se trata del Rieju Connect, una aplicación en la que una vez que te registras puedes disfrutar de diferentes servicios como localización del vehículo, grabación de rutas que además se pueden compartir, alarma antirrobo, información de próxima revisión, cita previa y novedades de la marca. Y lo mejor es que no tiene conexión con la pantalla, ya que es una interfaz muy básica y así no pueden distraernmos llamadas entrantes, mensajes y demás. En moto hay que estar a lo que hay que estar, al menos es mi opinión.
Por cierto, la instrumentación es una vistosa TFT a color, más bien sencilla y adaptada a una moto de este tipo y con una información completa pero sin alardes: nivel de combustible, marcha engranada y reloj como parámetros más útiles. Además cambia el color blanco/negro de fondo en función de si hay claridad u oscuridad.
En cuanto al motor y la parte ciclo, se ha recurrido a componentes sencillos pero que sean plenamente eficaces a nuestro servicio. Pare el propulsor Rieju se ha decantado por montar uno de procedencia china firmado por el gigante Zongshen cuya potencia es de unos 12 CV con refrigeración es mediante líquido y con culata de cuatro válvulas, así como un doble árbol de levas. Es decir, una concepción bastante moderna que normalmente se traduce en consumos bajos y buen rendimiento, dos aspectos que corroboraremos a lo largo de la prueba.
En la parte ciclo destaca esa horquilla invertida delantera que le da muy buen aspecto a esa bonita llanta de radios delantera de 18 pulgadas (17 detrás) que monta ruedas de tacos de la marca CST. Un buen detalle es que las barras de la horquilla de 37 mm llevan unos protectores de plástico para salvaguardarlas de posibles golpes. Detrás monta un amortiguador con funcionamiento progresivo gracias a que cuenta con un sistema de bieletas, todo un lujo en la categoría. Y para los frenos no se ha recurrido a un ABS sino que los dos discos de diseño lobulado están conectado mediante un sistema de franada combinada.
Tranquilo espíritu rutero
En marcha es una moto agradable porque resulta sencilla de conducir y cómoda. Es lo que te viene a la cabeza en los primeros kilómetros y desde luego resulta perfecta para la gente con poca experiencia porque es dócil en términos generales. Y es que el motor que la impulsa tiene un carácter más bien tranquilo, le falta un poco de alegría en la respuesta. Y eso que no tiene que empujar un conjunto pesado ya que es una moto que ronda los 140 kg en seco, una cifra no liviana pero correcta para una moto con el porte de la Rieju Aventura 125.
Las relaciones de la caja de cambios me parecieron más bien cortas y pide que cambies con rapidez para llevarlo continuamente a la zona más alta donde tiene concentrado más empuje. Pero a pesar de ello es cierto que cuando transitaba por vías de circunvalación el desarrollo me permitía llanear a unos 115 km/h de marcador en sexta. Eso significa que es una moto que supera los 100 km/h sin problema, al menos con una persona a bordo. La velocidad real está en torno a los 105 km/h, lo que la capacita para coger tramos de carretera o autovía pero sin abusar.
Porque además es una moto que protege bien la zona de las piernas y el cuerpo medio pero hombros y casco reciben la corriente sin que la pantalla pueda hacer nada por evitarlo. Como decía al principio, es muy estrecha para realizar un cometido eficaz.
Es una moto que se siente súper manejable a cualquier velocidad y aunque no destaca especialmente por su radio de giro, se mueve bien a la hora de zigzaguear en el tráfico. Además los espejos están bien integrados y en un plano alto para que pasen bien entre vehículos y no los golpeemos con facilidad.
Las suspensiones son bastante cómodas en general, blandas, como corresponde a una moto de este estilo, ya que así absorben bien los baches de la ciudad y el terreno blando que se puede abordar gracias a sus neumáticos. Por cierto, los CST en seco, tanto en carretera como en mojado ofrecen un comportamiento correcto.
Los frenos son un aspecto en el que también cumple sin más ya que siempre es más seguro un sistema antibloqueo ABS del que carece. De hecho el delantero tiene un tacto un poco esponjoso, algo que viene bien especialmente si hemos abandonado el asfalto. En cambio, el trasero que acciona el esquema combinado de frenada resulta brusco, haciendo derrapar la rueda aunque de forma controlada. Pero sería deseable la mejora del tacto al presionar el pedal.
Volviendo la motor, es un propulsor con las vibraciones controladas pero la zona interior de mis piernas recibían un cosquilleo cuando giraba en la zona más alta, algo que no sucedía en manos ni pies que suele ser lo habitual si son excesivas. Por cierto, las estriberas son anchas para garantizar un buen apoyo incluso poniéndonos de pie yendo por caminos y además cuentan con un buen detalle; se puede retirar la inserción de goma para favorecer el agarre de una bota gracias al dentado metálico.
Para la conducción fuera de asfalto se debe tener en cuenta que el escape discurre por la panza de la moto aunque en la parte final se eleve, y eso podría provocar golpearlo si atravesamos algún tramo muy roto con desniveles fuertes o un vadeo profundo. Está claro que da juego en campo porque se comporta de forma noble y efectiva pero tiene unas limitaciones muy claras: no es una enduro (ni lo pretende).
Otro dato a tener en cuenta es el consumo de su motor ya que ronda entre los 3,5 o 4 litros/100 km. Esto hace que con su depósito de 14 litros tengamos una autonomía que supera fácilmente los 300 km.
Al estacionar la moto debemos tener en cuenta un pequeño detalle que me llamó la atención desde el primer momento: la pata de cabra hace que la moto quede bastante vertical, poco inclinada y esto debemos tenerlo en cuenta para que nunca nos juegue una mala pasada.
Conclusión y valoración
En definitiva Rieju apuesta por un segmento en pleno auge, el de las motos de estilo “Adventure” y además en la cilindrada más jugosa en cuanto a ventas del mercado. Como decía al principio, destaca tanto por su equipamiento como por el diseño. Y especialmente llamativo es que tenga conectividad y se haya desarrollado una aplicación específica.
El uso dual que propone la hace interesante para esas personas que tienen debilidad por este tipo de motos y en efecto también tienen en mente salir del asfalto en algún momento, para lo que la Rieju Aventura 125 es una máquina ideal. Tiene porte de moto grande y eso siempre es un punto a favor ya que a la vez no es una moto pesada. Destaca por su gran comodidad de marcha, planteando una postura natural y típicamente trail. Me hubiese gustado que tuviese unos paramanos, un elemento que tiene un peso estético y práctico claro.
El motor funciona con suavidad pero adolece de viveza a la hora de acelerar aunque por contra es capaz de desarrollar una velocidad punta muy válida para la ciudad y alrededores.
¿El precio? A día de hoy cuesta 3.993 euros, una cifra razonable que no económica pero que se justifica debido a su buen equipamiento en el que destaca como elemento más especial la conectividad.
