Reconozco que hasta ahora no había montado en una Lambretta, y ya es raro teniendo en cuenta que se trata de una marca con una historia larga e icónica. Cierto es que la época de mayor esplendor de la compañía me queda muy lejana por edad, pero desde que vi por primera vez la película Quadrophenia, ese largometraje basado en la época de los mods y los rockers de Reino Unido en los años 60, siempre tuve una gran atracción por los scooters de origen italiano.
Ha llovido mucho desde entonces, en la actualidad, la marca está en posesión del grupo austriaco KSR y sus motos están totalmente puestas al día aunque manteniendo toda la esencia de las anteriores en lo que a la imagen se refiere. De hecho, es una moto que atrae mucho y en el tiempo que la he tenido conmigo son muchas las personas que se han acercado a preguntarme por ella. También es cierto que la unidad de pruebas que me han cedido es de un color naranja muy llamativo, aunque para los más tímidos hay otros colores más discretos disponibles.
Sería injusto otorgarle todo el mérito a la pintura, pues hay otros factores realmente atractivos cuando disfrutas de la V-Special de cerca. Es una moto que cuida con mimo los detalles, como los emblemas de la propia marca o los del modelo situado en el escudo frontal, así como el tapizado agujereado del asiento y con los pespuntes en rojo.
Una sensación de calidad que se incrementa por el empleo de luces de LED, tecnología empleada en las luces trasera y delantera, y en los intermitentes. En los faros, por cierto, se ha incluido el nombre de Lambretta, afianzándose todavía más su llamativa personalidad. Un logo que encontramos también en su instrumentación, el cual es un elemento que resume a la perfección esa combinación entre los elementos clásicos y los modernos de esta montura. Por un lado, tenemos un velocímetro analógico en su parte superior rodeado de los distintos chivatos luminosos, mientras que en la parte inferior encontramos un pantalla digital con distinta información. Desde el punto de vista práctico, yo hubiera preferido que los grandes números del tacómetro hubieran correspondido al velocímetro, más que nada porque a mi edad cercana al medio siglo ya necesito dígitos más fáciles de leer de un simple vistazo.
Es de los pocos defectos que he encontrado nada más subirme a él, pues a sus mandos uno se encuentra muy cómodo. Sobre todo si se es de talla pequeña, como es mi caso -mido 165 cm de altura-, ya que los pilotos de mayor envergadura igual se encuentran con las piernas o los pies un poco encajonados en su plataforma plana. Ya os digo que en mi caso he encontrado acomodo suficiente para mis extremidades inferiores y la distancia hasta el manillar es igualmente correcta para poder llevar la espalda erguida y los brazos suficientemente flexionados para conseguir una postura de conducción cómoda.
Hueco para el casco
El asiento no tiene mucho relleno, lo que permite llegar fácilmente al suelo con los dos pies. En cambio, eso hace que las irregularidades se transmitan más al culo. En trayectos de corto espacio por la ciudad no representa un problema, pero sí puede serlo en un día de esos animados en los que se sale de “excursión”. Es decir, pura anécdota pues no creo que el ruteo vaya a ser el uso que se le vaya a dar a este scooter.
Al abrir el asiento me encuentro un hueco más grande de lo que esperaba teniendo en cuenta el tamaño contenido de todo el conjunto. No cabe un casco integral pero sí que puede albergar sobrado uno abierto. Lo que no me ha agradado es que el tapón del depósito de gasolina se encuentra ahí mismo y en las tareas de repostaje podría mancharse su interior. La apertura del asiento se realiza con llave desde la cerradura principal, que también habilita la misma operación con la guantera situado en la parte frontal. Ésta no es demasiado grande, pero sí que deja hueco para unas gafas, unos guantes o cualquier elemento personal de pequeño tamaño. Podemos aumentar la capacidad de carga utilizando la parrilla trasera, aunque hay que tener en cuenta que se trata de un accesorio que traía nuestra unidad de pruebas y que hay que adquirir aparte. Lo mismo que la pantalla parabrisas, muy acorde con la estética de esta moto y que está disponible dentro del catálogo de accesorios originales de Lambretta.
Y llega la hora de la verdad, la de ponerse en marcha con esta V-Special. Lo primero de todo, indicar lo fácil que es maniobrar con ella gracias a su peso contenido y la ya comentada altura reducida de su asiento. También resulta sencillo el hecho de subirla a su caballete central y que deja el scooter en posición más segura que si se aparca sobre su pata de cabra lateral.
Pongo en marcha la moto y me encuentro un sonido mecánico muy discreto, lo que agradezco para un vehículo urbano. La respuesta al mando del gas no es espectacular pero sí que suficiente para arrancar más rápido que los coches que nos acompañan en cada semáforo. He tenido la ocasión de probarlo igualmente con pasajero y te puedo asegurar que no se resiente en este aspecto.
Naturaleza urbanita
Otra cosa es a la hora de exigirle un ritmo más trepidante en vías extraurbanas. En llano se mantiene sin problema entre los 90 y 100 km/h de marcador siempre que el terreno sea favorable, pero se muestra más perezoso en repechos de subida o la hora de recuperar por encima de los 70 km/h. No serán estos escenarios los habituales, pero siempre hay que conocer las limitaciones de nuestra moto.
Tenemos en nuestras manos, como indicaba al inicio, un scooter eminentemente urbano, sobrado en cuanto a prestaciones para circular en por las calles a un ritmo ligero. Si logras aprovechar las inercias te sorprenderás rodando todo el tiempo a medio régimen adoptando una conducción fluida. Se apoya a la perfección en su tamaño y peso reducidos que permiten el paso entre los coches sin apenas realizar esfuerzo.
Hay que destacar igualmente la ausencia de vibraciones, lo que aporta una gran sensación de confort. Las suspensiones han sido configuradas igualmente para conseguir la mayor comodidad. No tenemos un equipo excesivamente sofisticado, pero sí capaz de minimizar las irregularidades del asfalto sin tener sensación de ir flotando. La horquilla responde de mejor manera que el amortiguador trasero, el cual tiende a resultar un tanto seco en su reacción, aunque es posible que esa sensación se acreciente por la falta de absorción por parte del asiento.
Me ha convencido mucho más el funcionamiento de la frenada. Tiene potencia y buen tacto, tanto en el tren delantero como en el trasero, y lo he probado de verdad, en alguna frenada de emergencia. Lógicamente se echa de menos un sistema antibloqueo ABS, una tecnología todavía no obligatoria en las motos y scooters de 125, pero el caso es que la efectividad del sistema combinado CBS de la V-Special me ha resultado convincente aunque la prueba ha sido siempre en seco como para poder sacar conclusiones más certeras.
Me gustaría terminar hablando de las sensaciones que ofrece a su paso por rotondas y curvas diversas. Decir que los neumáticos CST que trae de serie ofrecen un buen agarre, pero que en virajes bacheados se aprecian las flexiones que siempre se producen los scooters de plataforma plana, lo que puede dar lugar a una cierta sensación de inestabilidad. Hay que decir que se tienen que dar dos componentes para sentirlo: alta velocidad y curva con asfalto en mal estado. Lo dicho, no es una moto para ir exigiéndole el máximo de forma constante pero sí para disfrutar de un paseo por tus lugares favoritos dentro de la ciudad.
Conclusión y valoración
La V-Special es una más que un digno heredera de los míticos scooters de los años 60 pues ha logrado mantener esa belleza aún habiendo añadido elementos actuales. Cuenta con un motor muy agradable aunque no cuenta con refrigeración líquida y que sin resultar excesivamente potente, sí garantiza un manejo sencillo con muy bajo mantenimiento.
Su pequeño tamaño se convierte en un gran aliado, así como su peso reducido, lo que permite moverse entre los coches con mucho control de la situación. Por lógica, un menor volumen implica un menor espacio para guardar nuestras cosas bajo su asiento, aunque aún así contamos con sitio para alojar un casco tipo jet.
Por último, destacar su precio situado por debajo de los 3.000 €, una cifra razonable para un scooter con este equipamiento y acabados que están arropado por una personalidad arrolladora.