Estamos ante una moto que busca proporcionar la máxima versatilidad, ya sea solo o acompañado, cargados hasta arriba de equipaje o para dar una vuelta y disfrutar de unas curvas con los amigos el fin de semana. Está orientada a los usuarios del carnet A2 que tras dos años de limitación podrán disfrutar de un modelo con hechuras de moto grande pero que no intimida ni por planta ni por prestaciones.

Todas las mejoras que Yamaha ha introducido en esta generación van en este sentido, tratando de hacerla más capaz y efectiva en cualquier escenario, mientras pisemos asfalto, claro. Para eso se ha centrado en varias áreas, comenzando por el motor, siguiendo por la parte ciclo y continuando por la ergonomía y el equipamiento. Pero lo más llamativo es el nuevo diseño.

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Sport-turismo de vanguardia  

Si algo ha cambiado profundamente la Tracer 700 es el área del diseño, proyectando ahora una imagen muy sofisticada gracias a unas líneas marcadas pero simples y con el apoyo de una iluminación totalmente LED.

Todo se concentra en la parte frontal, donde la iluminación corre a cargo de dos pequeñas luces a modo de ojos, tal como se ha resuelto en otros modelos de la marca, como la YZF-R1 y la YZF-R6, y en cuya parte superior hay dos tiras LED, como si fuesen dos pequeñas pestañas. Esta mirada le da una fortísima y original personalidad que se ve complementada por un semicarenado de trazos simples pero que busca proporcionar suficiente protección en connivencia con la nueva pantalla parabrisas termoformada y regulable.prueba yamaha tracer 700 2020 tenerife texto 4

Esta pantalla es otra de las mejoras importantes ya que permite ajustarla con facilidad, usando una sola mano y en marcha, y con total seguridad gracias a un útil e ingenioso sistema que tiene un tirador muy accesible. Entre la posición más baja y la más alta hay 65 mm de recorrido.

Un vistoso y nuevo detalle de diseño que también aporta esta Tracer 700 es el de los paramanos con las intermitencias LED integradas, cumpliendo una función estática pero aportando un interesante extra de protección a las manos. 

Como buena moto con toque turístico, ofrece dos tomas de corriente, una estándar de 12 Voltios y otra USB de 5 voltios. Esto es un claro guiño para los que desean montar navegador o cualquier otro gadget que necesite corriente mientras vamos circulando.

prueba yamaha tracer 700 2020 tenerife texto 3Otra de las novedades es la instrumentación que ahora es una pantalla LCD con fondo negro y dígitos en blanco. La información es abundante ya que cuenta con ordenador de a bordo que nos muestra consumos medios a instantáneos, los kilómetros recorridos y la autonomía, como datos más relevantes. También dispone de indicador de marcha engranada, hora y temperatura ambiente. El aspecto no es muy moderno, ya que para una moto de aspecto tan vanguardista una pantalla TFT a color sería lo ideal aunque es un elemento más caro. 

Más comodidad  

Yamaha también ha prestado atención al apartado ergonómico para tratar de proporcionar una conducción lo más confortable posible. Para ello se ha variado ligeramente el triángulo que forman asiento-manillar y estriberas, haciéndolo más acogedor y forzando menos las rodillas. Además, el manillar es 35 mm más ancho, mejorando también la zona de unión entre el asiento y el tanque de combustible.

Otro aspecto importante recae en el asiento, que cuenta con un mullido 10 mm más grueso para evitar que el culo se resienta con el paso de los kilómetros. Y como es una moto también preparada para circular a dúo, el pasajero cuenta ahora con unas asideras más grandes para circular con más seguridad y confianza.

En general se ha planteado un puesto de conducción muy habitable para personas de cualquier talla, destacando por el manillar ancho y alto sobre el que los brazos descansan con total naturalidad. Y el asiento, a pesar de estar ubicado a 840 mm del suelo, no plantea problema alguno para alcanzarlo con los dos pies incluso para los pilotos de talla baja como yo, que mido 1,66 m.

Motor Euro5  

Es el primer modelo que usa el motor CP2 de dos cilindros paralelos y cigüeñal “crossplane” adaptado a la normativa Euro5, algo para lo que Yamaha ha tenido que hacer retoques en puntos claves como la inyección electrónica, el encendido y la admisión, además de montar nuevos catalizadores en el escape, cuyo diseño externo no ha variado. Aún así no se ha podido evitar una sensible pérdida de 1,36 CV para dejarla en 73,4 CV.

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Lo especial de este motor es su cigüeñal calado a 270° que proporciona una secuencia de encendido desigual, permitiendo al motor desarrollar un potente par lineal y responder con rapidez a las órdenes del acelerador mientras siempre ofrece una buena sensación en cuanto a tracción.

Y para proporcionar una aceleración mejorada, Yamaha ha montado dos dientes más en la corona trasera que pasa de 43 a 45 dientes.

La cifra oficial de consumo homologado es de 4,3 l/100 km y esto combinado con un depósito de combustible de 17 litros, arroja una autonomía oficial de unos 400 km, una cifra acorde con el espíritu rutero de la moto.

Sus 196 kg de peso declarados -con todos los líquidos- suponen 1,5 kg menos que en el modelo precedente y eso se ha logrado gracias todo el nuevo sistema de iluminación, a una batería más ligera y al trabajo hecho en la nueva carrocería.

Parte ciclo afinada  

En este sentido Yamaha solo ha tratado de afinar la respuesta de ambas suspensiones, manteniendo la estuctura del bastidor y el basculante de aluminio.

Aparte de la doble regulación de la suspensión tanto delantera como trasera en precarga y extensión, Yamaha también ha trabajado en el interior de la horquilla convencional de 41 mm, retocando el muelle, su longitud y el volumen de aceite. Con esto se ha buscado un rendimiento más eficaz en cuanto a la capacidad de absorción, mejorando las sensaciones a los mandos, especialmente en conducción deportiva. Por eso la horquilla se convierte en el elemento más mejorado, ya que el amortiguador trasero ya contaba con regulación en precarga aunque ahora se ha sumado la extensión, dando así más opciones para poder adaptarla a las condiciones de la carretera, la carga o los gustos del piloto.

Los neumáticos elegidos son los Michelin Pilot Road 4, unas gomas que van en la misma línea del resto de la moto: buen rendimiento en cualquier escenario.

Subida al Teide  

La elección de la ruta para explorar a fondo los límites de la nueva Tracer 700 me pareció todo un acierto al discurrir en su gran mayoría por carreteras secundarias con excelente asfalto y todo tipo de curvas.

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Al acceder a su asiento, la nueva Tracer 700 ya hace gala de ser muy accesible, ya que a pesar de mi poca altura pude echar la pierna por encima del asiento sin mayores esfuerzos, acoplándome con rapidez a su acogedor puesto de conducción.

Acto seguido pulsé el botón de arranque para comprobar como su nuevo motor Euro5 despiertaba con discreción en cuanto a sonido y vibraciones, con un excelente rodar a bajas vueltas e incluso estirando las marchas a baja velocidad; ni una queja en cuanto a tirones y haciendo gala tanto de elasticidad como de progresividad, resultando perfecto para un uso tranquilo en ciudad. En este entorno la conducción es muy sencilla ya que la Tracer 700 se mostró ágil y fácil de guiar gracias a una excelente manejabilidad derivada de sus acertadas geometrías de dirección, imponiendo además un radio de giro excelente para las maniobras a muy baja velocidad.

A los pocos kilómetros pusimos rumbo a carreteras menos transitadas donde comenzamos a incrementar el ritmo para comprobar como respondía ante las mayores exigencias que se le estaban planteando. Y es cuando comenzamos a divertirnos de verdad, algo que no cesaría hasta el final de la ruta, casi 250 km después.

Iniciamos la búsqueda del empuje real de su bicilíndrico en paralelo y lo encontramos cuando empezamos a estirar las marchas para mantener el alto ritmo que imponía el piloto de delante. Y es que a partir de las 4.000 vueltas la entrega de potencia se intensifica con rapidez, ya que el motor sube de vueltas de forma inmediata y con determinación para situarnos a velocidades que hacían trabajar a la parte ciclo de lo lindo para verificar su rendimiento mejorado en esta nueva generación.

Y las suspensiones no defraudaron, proporcionando en todo momento el aplomo necesario para no tener que aminorar por miedo a encontrar sus límites. Obviamente el tarado de serie no es muy duro y seguramente no se puede endurecer para obtener un tacto 100% deportivo pero la absorción de irregularidades y los apoyos más fuertes no supusieron ningún problema, siendo además muy resolutivos en cuanto a la comodidad que pudimos disfrutar en todo momento.

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Y los frenos están a la altura con un rendimiento muy acorde a las capacidades dinámicas de la Tracer 700. Es un elemento que no ha cambiado y no le hacía falta porque cuenta con el suficiente mordiente para aportarnos esa sensación de seguridad indispensable para ir un poco rápido centrándonos únicamente en llegar a la velocidad apropiada y en condiciones de tramitar el próximo giro. El sistema ABS me gustó especialmente, pues tiene una puesta a punto muy discreta y apenas lo hice entrar en acción a pesar de apurar mucho la entrada en las curvas y llevando los frenos a la extenuación, sin encontrar nunca fatiga.

Las curvas se sucedían una tras otra y la eficacia del conjunto se hacía más y más patente; sorprende lo bien que se defiende incluso cuando estamos abusando de suspensiones y frenos de una forma que la mayoría de los usuarios no va hacer porque no está en el ADN de esta moto un uso tan deportivo. En esta tesitura sí podemos corroborar que el conjunto podría ser más eficaz, con unas suspensiones y frenos de mejores especificaciones pero estaríamos hablando de que igual necesitaríamos una moto en general de más nivel y más precio, para lo que Yamaha tiene la respuesta: la Tracer 900.

Volviendo a nuestra Tracer 700, me gustaría insistir en lo bien que era capaz de hilar curvas de cualquier velocidad, con un comportamiento en los giros más cerrados muy bueno, ya que no castigaba los brazos sino que hacía gala de un dinamismo fácil e intuitivo al que colabora su poco peso. El equilibrio del conjunto brilla por encima de todo y eso que el motor proporciona un rendimiento que sorprende por el alto ritmo que es capaz de imprimir, apoyándose en unos neumáticos que rindieron con la máxima eficacia en todo momento.

En cuanto al cambio, no presentó pega alguna a pesar de no destacar por la suavidad en las operaciones desde la maneta. Es preciso pero se nota que no tiene ningún tipo de servo, ni embrague antirrebote y esto es algo que sí se echa en falta cuando vamos al límite, ya que la rueda tiende a bloquear. Y la maneta no es regulable para adaptarla mejor a la fisionomía de cada mano. Incluso aunque sea deforma opcional también hubiese sido una gran ayuda a la conducción el poder montar un cambio rápido bidireccional.

Un aspecto que me agradó es el tema de los espejos retrovisores, muy bien ubicados y ofreciendo una buena visibilidad, ya que además no reciben vibraciones a ningún régimen de giro del motor. En definitiva tenemos una moto que a un ritmo normal es súper agradable, por comodidad de marcha y de guía, y que además admite un uso más intensivo ya que el motor es muy voluntariosa y la parte ciclo tiene una puesta a punto muy acorde con el resto del conjunto.

Valoración final  

La Yamaha Tracer 700 es una sport-turismo y eso quiere decir que realmente no es ninguna de las dos cosas desde el punto de vista puro. Y esto es la clave porque sin ser la mejor en ninguno de estos dos aspectos, brilla en ambas facetas como una de las sport-turismo más punteras de media cilindrada. Por eso es un modelo tremendamente interesante para los usuarios del carnet A2, ya que su tarifa de 8.599 € hace que sea un producto muy afinado en cuanto a la calidad general que ofrece, el equipamiento y el precio que debemos pagar por todo ello.

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Resulta cómoda y competente tanto en ciudad como en carretera y autovía, tal y como hemos podido comprobar recorriendo Tenerife y las inmediaciones del Teide. Cuenta con un motor que sorprende por su alto rendimiento y es el complemento perfecto para una parte ciclo simple en la teoría pero muy efectiva en la práctica.

Yamaha ofrece una amplia gama de accesorios que ha dispuesto en cuatro paquetes que se adaptan al uso y la personalidad de clientes muy diferentes: sport pack, travel pack, weekend pack y urban pack.

Y la paleta de colores elegida es de tres tonalidades, proyectando una imagen muy tecnológica: roja, azul y gris.

Equipamiento piloto

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