La normativa Euro5 ha sido el punto de inflexión para un modelo que pedía a gritos una renovación y ha sufrido una metamorfosis total que lo hace netamente mejor y e indudablemente más atractivo que su antecesor.
Este acertado cambio de rumbo del Maxsym 400 refuerza la estrategia de SYM en las categorías de scooters más importantes del mercado tras haber lanzado en 2020 el ambicioso bicilíndrico Maxsym TL 500.
Y hemos ido a conocerlo a fondo y a probarlo en su presentación nacional celebrada en Barcelona, en Vilafranca del Penedés. Pero antes se merece un buen repaso las numerosas novedades que plantea, que son todas, pues del viejo Maxsym 400 solo ha quedado el nombre.
Más estilo y equipamiento
Para mí lo más interesante ha sido la evolución de su estilo gracias a un diseño que ha adoptado unas formas elegantes y actuales, con una iluminación totalmente LED, y a la carrocería que se ha compactado, buscando así un mejor compromiso entre la vida en la ciudad y en la carretera. Seguimos estando ante un modelo cómodo pero el nuevo chasis, más corto (40 mm menos) y más más ligero (18% menos), es toda una declaración de intenciones dinámicas y de filosofía más versátil.
Por cierto, uno de los nuevo detalles que es la pantalla regulable manual resulta ser un aporte muy útil porque al contar con dos alturas y una regulación que incluso se puede hacer en marcha, nos garantiza una protección instantánea en más variadas condiciones y para personas de distintas tallas. Cuenta con unas buenas dimensiones, sin ser aparatosa, armonizando muy bien con las formas de la carrocería, y además, el material plástico es de una transparencia total y no interfiere nada en la visión.
Otro ingrediente de equipamiento que tiene de serie y no puede faltar en un scooter de cierto estatus es la llave de proximidad que permite activar/descativar el scooter, bloquear la dirección y abrir el tapón de gasolina sin sacarla del bolsillo.
Cuenta con dos guanteras a ambos lados del contraescudo aunque no tienen cerradura, y eso limita un poco su uso. La derecha es especialmente grande con mucha profundidad y además ofrece una toma USB para llevar el móvil cargando. En la tapa hay un ingenioso compartimento para guardar tarjetas.
Y bajo el asiento hay una agradable sorpresa al abrirlo. Por cierto, la apertura se hace hacia la punta del asiento y alcanza hasta 45º, facilitándonos todas las operaciones que necesitemos hacer. Y la sorpresa es un hueco verdaderamente generoso en el que caben sin problemas dos cascos integrales. Se aprovecha toda la longitud del asiento, por lo que el espacio nos va a permitir guardar más cosas. Y si va vacío, la capacidad para meter objetos es brutal. Ahí nos cabe la compra diaria sin problemas. Cuenta con luz de cortesía.
Para terminar el repaso a los detalles más significativos que arropan al Maxsym 400, está el freno de estacionamiento que se acciona cuando se despliega la para de cabra, bloqueando la pinza de freno trasera. No es lo más práctico y sofisticado pero cumple su función.
Más seguridad y rendimiento
Y como la excusa para plantear toda esta revolución del modelo era la normativa anti contaminación Euro5, vamos a hablar del motor. Se trata de un propulsor monocilíndrico de 399 cc cuya potencia asciende a 34 CV a 6.750 rpm pero lo más interesante es la cifra de par, de prácticamente 40 Nm a poco más de 5.000 revoluciones. El tratamiento cerámico de muchos componentes internos es fundamental en el buen rendimiento de todos ellos y en este sentido SYM también ha anunciado mejoras ya que no hemos perdido potencia con la Euro5, sino que se ha incrementado un 2% mientras que el consumo se ha reducido un 18%. Una combinación muy buena de dos aspectos clave.
Otro nuevo buen destello es la presencia de un control de tracción, reforzando así la seguridad activa. Es desconectable y viene muy bien en ciudad cuando llueve y siempre que atravesemos alguna superficie resbaladiza de esas que por desgracia abundan en nuestra urbes. Es el primer modelo de la marca taiwanesa en equiparlo.
Y el SYM Maxym 400 2021 todavía tiene alguna sorpresa más en materia de tecnología y seguridad: ABL o Advanced Braking Light. Se trata de un sistema que activa las luces de freno traseras de forma parpadeante cuando hacemos más presión de la cuenta en la maneta y circulamos a más de 70 km/h. Esto hace que los demás vehículos estén más pendientes de nosotros y me parece otro interesante destello de equipamiento.
En marcha: suavidad
Así que con toda esta batería de novedades quedaba lo más importante; arrancar el nuevo Maxsym 400 para ver cómo ha evolucionado su comportamiento y cómo le sentaban todos estos avances en “tiempo real”.
Motos Bordoy que es su importador para España había organizado una ruta por los alrededores de Barcelona saliendo de Vilafranca del Penedés hasta el Alto Penedés. Un recorrido precioso plagado de curvas que ya conocía y que iba a suponer un auténtico desafío para un scooter.
Me acoplé a un puesto de conducción amplio que apuesta por la comodidad, como buen scooter Gran Turismo, aunque en versión compacta, por lo que en ciudad es una ventaja para moverse entre el tráfico. El motor es silencioso en el arranque con las vibraciones muy controladas, así que comencé a rodar aprovechando una aceleración briosa y a la vez suave, con buen tacto del acelerador.
Sorprende desde el primer momento la facilidad con la que fluyen los movimientos, marcando una positiva diferencia con su aparatoso predecesor. La rueda delantera se siente reactiva a nuestras insinuaciones desde el manillar y todo el conjunto se mueve con gran agilidad. Parece un scooter de menor cilindrada movido por un potente motor que constantemente tiene algo bueno que ofrecer, postulándose como un apreciado aliado en cualquier situación.
En estas buenas sensaciones de rendimiento también tiene mucho que ver la transmisión, pues tanto variador como embrague gozan de la puesta a punto necesaria para que la respuesta al acelerador sea buena y encontremos un suculento empuje en buena parte de la banda de uso del motor.
Al límite: entereza
Y todo esto se puso todavía más de manifiesto desde que me encontré inmerso en una interminable sucesión de curvas que facilitó poner a prueba todo el conjunto en un escenario poco habitual para él. Llamaba especialmente la atención la solidez del tren delantero en los apoyos más severos, donde los frenos también tenían que demostrar su eficacia, y a pesar de hacer sufrir más de la cuenta a todos los elementos, aguantaban con una dignidad encomiable.
Las dos pinzas delanteras de anclaje radial firmadas por SYM suponían toda una garantía cuando apretaba la maneta a tope en las retenciones más apuradas. Y para asegurar todavía más la frenada, también usaba el freno trasero para maximizar el rendimiento de ambas manetas, logrando así detener el scooter de forma muy solvente. Y eso que este trato no es el que normalmente va a recibir este Maxsym 400, ya que el ritmo era alto y estábamos abusando de forma continuada de todos los elementos de la parte ciclo. Y por si acaso, contaba con la ayuda del ABS de Bosch con buena respuesta, aunque notaba más de lo que me gustaría las trepidaciones de la maneta.
El chasis tubular de acero permitía esa combinación siempre ideal de rigidez sin menoscabar la facilidad para mover el scooter con confianza, haciendo en todo momento gala de un aplomo bien logrado, incluso a las velocidades más elevadas cuando encontrábamos un tramos recto, en el que la cifra que podía alcanzar supera muy ampliamente los límites establecidos por la ley. También contribuye a todo esto la elección de llantas, cuya combinación de 15 pulgadas delante con 14 detrás le sienta muy bien a este Maxsym 400. Y los neumáticos Maxxis también encajan muy bien en el conjunto y me transmitieron en todo momento confianza.
Confort dinámico
Y toda esta inesperada diversión la disfrutaba desde la comodidad de mi puesto de conducción que permitía estirar las piernas y apoyar la zona lumbar en el respaldo. La pantalla también contribuía de forma importante al confort junto a la carrocería con el ancho justo pero con el necesario para ir convenientemente protegidos.
También podía ver con mucha corrección lo que sucedía detrás de mi gracias a los espejos retrovisores que además no reciben vibraciones. Al principio me costó acostumbrarme a la ubicación en el manillar porque parecía demasiado cercana pero con el paso de los kilómetros me convenció su planteamiento. Y además están perfectamente alineados con los contrapesos del manillar, por lo que en circulación entre coches no van a estar expuestos más de la cuenta. Y un último aspecto positivo es que se pueden plegar hacia dentro con gran facilidad para dejarlos recogidos.
Las suspensiones fueron toda una revelación por mostrar en todo momento un logradísimo compromiso entre el confort que deben ofrecer y la consistencia necesaria para aguantar lo que estaban aguantando. Era especialmente llamativo el hecho de que al pasar tranquilamente por alguna población, digería los badenes con una suavidad tremenda.
SYM debía tener muy claro el potencial de su scooter para proponerle una prueba así. Por supuesto que logré "sacarle los colores", haciéndole rozar con los bajos y al chasis retorcerse de miedo por las frenadas al límite pero no se ha ideado para el tipo de conducción a la que le sometimos. Te puedo garantizar que aguanta la caña con muy buena cara y el motor tiene tan buen rendimiento que podrás escaparte incluso a dúo para hacer una agradable excursión el fin de semana, aprovechando de paso las cinco opciones de ajuste de los dos amortiguadores traseros para lograr el compromiso más eficaz de la suspension cuando vas a tope de carga. Por cierto, tiene unas grandes asideras para el pasajero y probé el puesto de conducción de forma breve, pareciéndome bastante confortable.
Conclusión y valoración
Una vez más, SYM demuestra con el Maxsym 400 2021 ser una marca que se parece ya mucho a las grandes pero manteniendo el precio en un interesante margen. Y esa es su gran virtud. Porque los 6.299 € que cuesta así lo demuestran, y sino echa un vistazo al de los BMW C 400 GT, Kymco Xciting S 400, Suzuki Burgman 400 o Yamaha X-Max 400. Es el más barato de todos aunque el Kymco está muy parejo.
Es cierto que se le podría exigir más a la instrumentación, no porque no tenga conectividad, algo que no deja de ser un gadget prescindible sino porque su diseño es básico a más no poder y ni siquiera tiene un ordenador de a bordo. Ahí pincha claramente.
Por lo demás, estamos ante un modelo de completo equipamiento general y que transmite buena sensación a la vista, al tacto y a los mandos que es para mi lo más importante. Y es que su versátil comportamiento es lo más destacable, arropado por un motor que no tiene nada que envidiar a los que compiten en su categoría en términos de rendimiento y funcionamiento.
Y el hecho de poder guardar dos cascos integrales le da un plus del que pocos de sus rivales pueden presumir y el sentido práctico es un argumento de mucho peso en un scooter, al menos para mi.
A todo esto suma 5 años de garantía, un detalle que puede parecer menor pero significa mucho en términos de seguridad para el cliente. Y una marca no ofrece eso si no tiene un producto en el que confíe; sería una insensatez.
Se comercializa en tres colores: azul, bronce, negro mate y blanco.
