Cualquier ayuda en el cambio de marchas de una moto es bienvenida, ya que es un elemento que usamos continuamente. Y desde que hace unos pocos años se comenzase a emplear en las motos de calle el cambio semiautoático o quickshifter, su uso no ha cesado de extenderse. Es el efecto natural que tiene el desarrollo técnico de la competición, que tarde o temprano termina empleado en las motos de serie.
En busca de la excelencia en este apartado, Honda fue el primer fabricante que dio un paso más allá desarrollando hace casi una década la primera versión de su caja de cambios seamless (sin costuras) para sus máquinas de MotoGP.
El seamless es un complejo sistema que, básicamente, engrana la marcha en uso y la siguente al mismo tiempo, liberando la primera en el momento de mover el selector del cambio para reducir al máximo el tiempo y la pérdida de potencia en las transiciones. No tiene nada que ver con los quickshifters de los que hablamos en esta ocasión, pero en su momento fue copiado por el resto de fabricantes de MotoGP y te hace tener una idea de en qué dirección avanza una tecnología que en el futuro también podría terminar aplicada a las motos de calle.
Volviendo al tema que nos ocupa, las primeras motos con quickshifter sólo permitían su funcionamiento subiendo marchas, revelándose como una gran ayuda a la conducción por subir marcha sin soltar el gas, sin tocar la maneta del embrague y usando únicamente el pie izquierdo.
Sin embargo, en poco tiempo el sistema bidireccional es el que más se ha institucionalizado, ya que presta un servicio más completo. En principio es un elemento que parece orientado a conducción deportiva, pero su uso se ha extendido porque también aporta comodidad. Por eso lo encontramos también en motos de orientación más rutera o trail.
No se trata de un desarrollo particularmente sofisticado y funciona a la perfección cuando el motor gira a un régimen idóneo, pero su puesta a punto se ha optimizando tanto que cada vez trabaja mejor, incluso a bajas vueltas.
En las reducciones se aprecia muy bien cuando el quickshifter tiene un buen funcionamiento. Para que no haya tirones sin el clásico golpe de gas manual, se cuenta con un sistema denominado blipper que hace la transición sea suave, ya que sincroniza la caja de cambios con el régimen de giro del motor.
Aun tratándose de un elemento más bien económico, algunos fabricantes lo ofrecen de forma opcional. Su coste se suele cifrar entre unos 300 y 500 euros, depende de la marca. De todas formas, hay modelos en el mercado que carecen de este sistema y ni siquiera lo ofrecen como opción, pero la industria auxiliar sí ha desarrollado una gran variedad para motos tan populares como por ejemplo la Kawasaki Z900, siendo además un poco más económicos pero a su vez requiriendo el montaje, sencillo pero no al alcance de cualquiera.